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Racismo hacia jóvenes en Nueva York


Kalief Browder tenía 16 años en 2010, cuando la policía de la ciudad de Nueva York lo arrestó, culpándolo de haber robado una mochila. Aunque el joven afroamericano negó la acusación, fue detenido y arrestado por 3 años en Rikers Island, la segunda cárcel más grande del país, con 11 mil presos, de los cuales el 85% no ha sido juzgado y permanecen en custodia. 

La mayoría de los encarcelados son afroamericanos y latinos y el 40% está bajo el diagnóstico de patologías mentales. Rikers tiene 10 edificios, uno es para adolescentes, donde el joven Kalief fue recluido en confinamiento solitario,a pesar de haberse declarado inocente. Permaneció 23 horas encerrado en una celda.

 Tras su liberación, intentó retomar su vida, pero nunca se repuso del trauma de haber estado preso injustamente, así como de los golpes y vejámenes que recibía constantemente de parte de los guardias. 

Finalmente se quitó la vida, en el departamento en el cual vivía con su familia. En una entrevista concedida a la revista New Yorker, declaró que había intentado suicidarse entre cuatro y cinco veces en la prisión, y pedido asistencia psicológica para sobrellevar su depresión por el maltrato a que era sometido, pero ``nadie lo escuchó’’. 

Este caso no es el único, el 44% de los casi 600 adolescentes presos en Rickers fue sometido al uso de la fuerza por los guardias. Un informe de 79 páginas realizadas desde la oficina del fiscal general en Manhattan, PreetBharara, en el 2012 se incrementó la violencia contra los adolescentes en la cárcel, donde 129 presos fueron heridos seriamente, después de peleas con guardias de las cárceles. 

``Para los reclusos adolescentes, el sistema de Rikers Island está roto’’, manifestó Bharara en una conferencia de prensa, ante el New York Times, quién además añadió que el Departamento de Corrección de Nueva York que había “violado los derechos civiles de los reclusos’’. 

Obviamente la acción de la policía no es algo aislado, sino que forma parte de un engranaje político, donde ser joven, afroamericano y latino, ya es un delito en sí mismo. 

Tampoco es una historia que comenzó ahora; la cárcel de Rikers es el reflejo de las grandes olas de violencia ocurridas en la ciudad en los 80 y 90 con la epidemia de crack, donde la población carcelaria era el doble y las peleas entre presos excedían a 1000 episodios por año. 

Aunque la violencia se redujo en el gobierno de Rudolph Giuliani, volvió a incrementarse con el Alcalde Michael Bloomberg. Así ingresaron a la cárcel jóvenes que padecían de problemas mentales y graves problemas de conducta, al cual se sumaba la falta de interés de los guardias cárceles. Todos estos conflictos hicieron incrementar a 90% el uso de la fuerza de los oficiales contra los convictos. 

A raíz de estos informes, se realizaron investigaciones que llevaron a la determinación del actual alcalde de la ciudad Bill De Blasio,a emprender cambios para mejorar la vida de los reclusos; como agregar más cámaras dentro de la prisión, triplicando el gasto a $15.1 millones para detectar abusos,así como $32 millones en mejorar la atención en salud mental y $130 millones, para expandir mayor servicio de salud al sistema criminal en los próximos años. Además, el Departamento Correccional prometió terminar con el confinamiento solitario para jóvenes de 16 y 17 años, ya que Nueva York es uno de los dos estados en el país donde los jóvenes entre 16 y 18 son condenados como adultos. 

No es casual que esto suceda en Nueva York, la principal ciudad de los Estados Unidos y la más poblada. Una manera de alinear y aleccionar políticas para los jóvenes pertenecientes a minorías que más tarde repercuten en todo el resto del país.

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