Los aparentemente varoniles militares de Estados Unidos matizan sus tropelías por el mundo ajeno violando a menudo a sus propias camaradas de armas del sexo opuesto, mientras plagan de guerras imperiales el planeta para “llevar la paz” o simplemente imponer “la democracia y la libertad” (de mercado).
Según algunos casos investigados para un documental periodístico, una mujer militar se suicidó después de ser violada por sus camaradas de armas en Iraq; otra que también abrazó la carrera de las armas fue violada dos veces mientras prestó servicios al ejército de Estados Unidos y ahora es activista de las veteranas de guerra que fueron forzadas sexualmente mientras servían a la gran patria estadounidense; una tercera fue violada varias veces por su jefe de escuadrón cuando se encontraban en Iraq; y una cuarta mujer uniformada fue violada en una base militar en Estados Unidos.
Ninguno de los violadores fue castigado, mientras 1 de cada 3 mujeres que se enrolan resultan “pasadas por las armas” por sus superiores, asegura el movimiento Veterans for Peace (Veteranos por la Paz).
Estas crónicas rojas y amarillas nunca aparecen en los principales medios de información y propaganda de Estados Unidos, ni de las naciones desarrolladas europeas aliadas de Washington, pese a que a menudo escarban la situación de la mujer en países islámicos y sus gobiernos dictan cátedra sobre derechos humanos en la ONU y el Tribunal Penal Internacional.
La mayoría de las potencias occidentales, como Estados Unidos y Alemania, fabrican y venden armas para provocar guerras en países pobres donde después intervienen sus tropas invasoras para llevar a cabo “misiones de paz”, como ocurre en el empobrecido Afganistán, donde hoy existe la mayor concentración militar en una sola nación nunca conocida por la historia, con tropas de 45 países OTAN, que pronto aumentarán a 50.
Estas noticias censuradas tampoco aparecen en la prensa y TV chatarra de países chicos y dependientes, pero con gobiernos serviles, que se lucen en el gran circo romano de la pantalla chica aportando también sus cuotas de carne de cañón de gente pobre destinada a morir por la grandeza del imperio de la libertad y la democracia.
Noticias censuradas “on line”
El Proyecto Censurado (PC) de la Universidad Sonoma State de California comenzó a publicar on line historias periodísticas como estas violaciones militares, a lo largo de todo el año, para comentarios y discusión pública, como parte de la selección para el ranking anual “Censurado 2011”. Las historias periodísticas fueron verificadas por académicos y estudiantes que comprobaron los hechos y validaron la información censurada por los grandes medios, en un esfuerzo común con numerosas otras casas de estudio superiores afiliadas al Proyecto en diferentes países.
El seguimiento del PC a centenares de noticias ocultadas también investiga su eventual cobertura parcial en los medios corporativos en alguna etapa del desarrollo de los hechos.
Ingresando a una base de datos Lexis Nexis, puede hallarse y comentarse lo que el Proyecto llama “noticias independientes validadas”, a través del sitio webhttp://www.mediafreedominternational.org/ (Libertad Internacional de los Medios). La página web ofrece información sobre estas historias y nuevas noticias ocultas desenterradas por una red mundial de investigadores independientes, colegas académicos y universidades afiliadas al Proyecto.
Violaciones de mujeres militares
Algunas de las propias víctimas de violación militar contaron su historia a las periodistas Pacale Bourgaux, de Bélgica, y Mercedes Gallego, de España, quienes estuvieron en Iraq como corresponsales de guerra “incrustadas” en las tropas estadounidenses, pero también investigaron en 2007 numerosas violaciones perpetradas por militares de Estados Unidos para el documental de 29 minutos “Rape in the Ranks: The Enemy Within” (“Violación en las filas: el enemigo adentro”), exhibido el 26 de octubre 2009 en el Festival de Cine Independiente de Nueva York.
El film fue elogiado por la escritora Ann Wright y algunas imágenes se mostraron en el canal progresista Democracy Now!, de NY durante una entrevista a la directora Pascal Bourgaux. También salió una versión DVD que se obtiene por Internet.
La cuestión que más alarma a las autoras del film y a activistas como Wright, que de alguna manera hoy enfrentan al poder imperial tras haberlo servido, es que muchas mujeres comienzan a sufrir violación desde que son adiestradas en bases en Estados Unidos, pero éste es un tema tabú que nunca se debate ni publica en los medios.
Tampoco motiva a los directores de cine que saturan la TV-Basura con películas de propaganda de guerra perpetua, según los cánones de sus financistas, el poder real de Estados Unidos, es decir, el llamado complejo militar-industrial-mediático, cuyo portero-maestro de ceremonias de turno, Barack Obama, ilusionó a muchos con el lema “Güi kan chein!” (¡Podemos cambiar!), pero en 20 meses demostró que el color de la piel, el discurso engañoso y la juventud por sí mismos no son suficientes para cambiar nada.
Además, Obama “no corta ni pincha” el verdadero poder estadounidense y da lo mismo que sea demócrata o republicano, negro o blanco, joven o viejo.
Las periodistas Bourgaux y Gallego estuvieron en Iraq como corresponsales de guerra “empotradas” en las fuerzas de Estados Unidos y allí emplearon su tiempo conociendo y conversando con mujeres de las tropas estadounidenses que fueron víctimas de ataques sexuales y violaciones de sus compañeros de arma masculinos.
Gallego, que también es autora del libro "Más allá de la batalla" (Temas de Hoy), permaneció 5 semanas "incrustada" en la 1ª División de Marines en Iraq.
En diciembre de 2003, relató a la revista española Fusión: "Curiosamente, los problemas que tuve no fueron con la tropa sino con los oficiales. Nada más llegar al campamento las [mujeres] marines me recomendaron que vistiese de forma masculina y no aceptase favores de ningún soldado. Viví situaciones duras. Sobreponerse a esto, yo lo llamo el esfuerzo por mantener la cordura". (1)
La periodista aludió cierta "fragilidad" en las tropas del país más poderoso de la tierra. "Supongo que la reflexión la voy y la estoy haciendo poco a poco", le dijo a Fusión en 2003.
"Una muestra de esa fragilidad es el carácter de la tropa, un poco infantil, pero tal vez eso sea necesario dentro del ejército americano porque es el tipo de gente moldeable que puedes adoctrinar. Posiblemente lo que nosotros vemos como fragilidad es para ellos un molde perfecto que les permite adoctrinar a aquella gente".
Casos concretos de violaciones
Tina Priest fue violada en Taji, Iraq, y después fue encontrada muerta de un tiro en su dormitorio, el 1 de marzo de 2006, dos semanas después de denunciar que otro soldado la había violado. “Di a mi hija al ejército de este país, y nos han decepcionado", dijo su madre, Joy Priest. (2)
El ejército anunció oficialmente que Tina se suicidó, pero su muerte ocurrió 11 días después de haber sido violada. Ni la madre ni su hermana, Joy hija, creen que realmente se dio muerte por sí misma. Según los pocos comentarios publicados, el documental registra intervenciones notables de madre e hija y de algunos oficiales del ejército entrevistados en Fort Hood, quienes conocieron a la víctima. Nunca procesaron al violador de Tina Priest.
Una supuesta investigación conducida en Iraq por la 4ta División de Infantería con base en Fort Hood, en la que sirvió Tina, concluyó que "no hay pruebas suficientes para continuar la investigación de violación", pero a la escéptica familia de la víctima le negaron el informe final, que en cambio fue obtenido por el periódico The Hartford Courant, de Connecticut, aumentando la cólera de las Priest. “Necesito algún cierre”, dijo la madre de Tina.
“Quiero saber ¿por qué un periódico puede conseguir una copia de ese informe y nosotras no podemos?”
Jessica Kenyon fue violada dos veces durante su carrera de apenas un año en el ejército de Estados Unidos, donde recibió formación básica y sirvió una vez en Corea.
Para la periodista y documentalista española Barbara Celis, residente en Nueva York, es “muy perturbador escuchar a alguien como Jessica Kenyon, violada dos veces, una vez en Estados Unidos y otra en Corea. Ella abandonó al ejército porque en sus propias palabras ‘era la única manera de escaparse’. Sus violadores están libres y seguro que nunca serán castigados.
Ahora Jessica aconseja a otros veteranos que han sido violados [mujeres y hombres del ejército] a través de una línea de ayuda (1888 483 8725) y recibe cerca de 30 llamadas a la semana”. Nunca procesaron a los violadores de Jessica Kenyon (http://www.militarysexualtrauma.org).
Jessica Kenyon trabajó como mecánica de escuadrilla de helicópteros. Perteneció a una unidad donde antes hubo pocas mujeres e imperaba una cultura de tiranizar y perseguir, según relató en una entrevista de TV transmitida en Australia. (4)
El acoso sexual en todos los niveles era corriente, y las mujeres eran una fuente de mofa. Al exhibir un vídeo filmado en su base, Jessica mostró como su comandante se burló y humilló durante más de 4 horas a un soldado joven después que descubrieran su virginidad.
“Es importante para nosotros que [las víctimas] puedan hablar por quienes no pueden hacerlo, mentalmente, emocionalmente o por lo que sea”, declaró Jessica Kenyon. Exhibió un video grabado en su antigua base de la 2 da División de Infantería de la aviación de Estados Unidos en Corea para mostrar la cultura castrense en la celebración de un cumpleaños.
“Precisamente, debió ser un bonito ritual de cumpleaños para la novatada”, explicó Kenyon, pero la celebración consistió en atar al joven festejado a una silla, voltearlo con los pies hacia arriba y enseguida, arrojarlo al fango.
Suzanne Swift fue repetidamente violada por su jefe de pelotón mientras prestó servicio en Iraq en 2004 y 2005.
Fue detenida el 11 de junio de 2006 y sometida a un consejo de guerra el 14 de diciembre por negarse a volver a Iraq en enero del mismo año, cuando fue reasignada a la misma unidad en que su violador todavía desempeñaba la jefatura.
El violador nunca fue procesado, retornó a Iraq al servicio de contratistas privados de seguridad y más adelante consiguió un cargo en una agencia policial del área de Seattle, en Estados Unido
Ernesto Carmona
Argenpress