El “Nuevo muro de la verguenza”, tiene una extensión de 630 kilómetros, sin embargo, no sigue en su totalidad el trazado fronterizo establecido en el armisticio árabe-israelí, el 80% de este muro está dentro del territorio de Cisjordania.
El 23 de junio de 2002 el gobierno de Ariel Sharon aprobó la construcción del muro israelí en Cisjordania, el cual está compuesto de 630 kilómetros de vallas, alambradas de espino, zanjas, zonas de arena fina para detectar huellas, torres de vigilancia, caminos asfaltados a cada lado para permitir patrullar a los tanques, así como zonas adicionales de defensa y áreas restringidas de diversa profundidad.
A esos 630 kilómetros se le suman otros 70 de un muro de hormigón (de hasta siete metros de altura en algunas zonas).
En esa extensión hay 84 puntos de paso, de los cuales solo 45 pueden ser atravesados por aquellos palestinos con los permisos adecuados.
Más de la mitad del muro ya está terminado y se prevé que mida unos 700 kilómetros de largo y entre 50 y 100 metros de ancho una vez culminado.
Una barrera ilegal
El gobierno israelí ha sido acusado de crear una barrera ilegal basada en una iniciativa segregacionista.
Sin embargo, éste se respalda en un supuesto mecanismo de defensa, pues afirman que el único propósito del muro es el de impedir la entrada de terroristas palestinos a núcleos de población israelíes y por lo tanto no está trazado con fines políticos o anexionistas.
Pero el muro no sigue en su totalidad el trazado fronterizo establecido en el armisticio árabe-israelí firmado en 1949 entre Israel, Egipto Siria y Transjordania, conocido como la “Línea Verde”, frontera reconocida internacionalmente entre el Estado de Israel y la Cisjordania ocupada.
Al contrario, el 80% del muro construido está dentro del territorio de Cisjordania y solo el 20% se extiende a lo largo de la “Línea Verde”.
Israel argumenta que ésta no es una frontera, sino una línea imaginaria que, según ellos, ha sido violada por Jordania en múltiples ocasiones.
Partidarios y defensores del muro sostiene además, a modo de exoneración de su responsabilidad, que el “Nuevo Muro de la Verguenza” no se diferencia de losmuros que otros países (como España o Estados Unidos) han construido para defender sus territorios.
Por su parte, un amplio grupo de detractores – conformado por organizaciones pacifistas y proderechos humanos tanto de Israel como internacionales – afirman que la construcción de este “Muro de la Segregación Racial”, así como tantas otras medidas llevadas a cabo por el gobierno israelí, impide la creación de un Estado palestino viable y degrada el nivel de vida de las poblaciones palestinas.
El gobierno palestino siempre ha criticado la construcción de la barrera: “es un muro ilegal”
El gobierno palestino siempre ha criticado la construcción de la barrera: “es un muro ilegal” que “deja a los territorios palestinos como islas flotantes en el mar de las colonias israelíes, algo parecido al queso suizo, agujereado por todos sitios.
De esta forma, se evita la formación de un Estado palestino”. Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina, ha calificado la barrera como “una acción poco civilizada e inhumana porque está siendo construido en los territorios palestinos”.
En 2003, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó una resolución, propuesta por Jordania, en la cual se instó a Israel a detener la construcción de la barrera y desmantelar la parte ya terminada por considerarla ilegal.
El caso fue remitido a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en 2004, la cual determinó que la barrera violaba el derecho internacional humanitario y de derechos humanos, y debía ser derrumbada. Como era de esperar, el gobierno israelí rechazó las recomendaciones de la CIJ.
Una resolución similar a la adoptada por la Asamblea General fue presentada anteriormente en el Consejo de Seguridad de la ONU, pero no fue aprobada por el veto de Estados Unidos.
Pese a esta acción reprobatoria de la ONU hacia el Estado de Israel, las Naciones Unidas siempre ha tenido serios prejuicios a favor del gobierno israelí.
Un muro segregacionista
Existe una batalla ideológioca al respecto de dicha construcción. Mientras que su nombre oficial en Israel es el de “Valla de Seguridad”, los palestinos – víctimas del aislamiento – lo llaman “Nuevo Muro de la Verguenza”, “Muro de la segregación racial” o “Muro del Apartheid”, éste último en referencia al antiguo régimen rascita sudafricano.
El muro también separa a los campesinos de sus tierras y de sus lugares de trabajo
Con el 80% del muro erigido dentro del territorio de Cisjordania, éste causa un daño grave en la vida de los palestinos, debido a que disminuye su posibilidad de habitar docenas de pueblos y comunidades.
El muro también separa a los campesinos de sus tierras y de sus lugares de trabajo, centros educativos, de salud y otros servicios esenciales.
Según el Departamento de Asuntos de Negociaciones (NADPLO), dependiente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), aproximadamente el 47,6% de la Cisjordania ocupada (con aproximadamente el 88% de los colonos israelíes) será de facto anexionado por Israel, asegurando así no sólo la continuación de los asentamientos sino también su ampliación y alrededor de 249.000 palestinos quedarán atrapados entre el muro y la Línea Verde.
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Los daños que causará el “Nuevo Muro de la Verguenza” una vez terminado son inestimables. Se calcula que unos 60.500 palestinos residentes en 42 pueblos de Cisjordania vivirán entre el muro y la línea verde con Israel, alrededor de 31.400 palestinos quedarán completamente cercados por el muro, más de medio millón vivirá dentro de una franja de un kilómetro y unos 200.000 palestinos se verán afectados por la parte del muro construido en Jerusalén Oriental.
Las consecuencias del muro también suponen la destrucción de terrenos agrícolas fundamentales para la supervivencia de los palestinos. Más del 10% de la tierra palestina de Cisjordania (unas 57.518 hectáreas) quedará al otro lado del muro y decenas de miles de olivos y otros árboles, así como extensas áreas de tierras agrícolas ya han sido confiscadas y destruidas, y decenas de viviendas han sido demolidas.
Pese a estos cuantiosos daños a las vidas de los palestinos, el muro israelí de Cisjordania continúa edificándose y separándo cada vez más a familias y comunidades enteras, quienes cada día arriesgan sus vidas para acceder a derechos básicos como centros de salud y educativos o llegar a sus lugares de trabajo.
http://www.telesurtv.net/opinion/Los-Nuevos-Muros-Muro-israeli-de-Cisjordania-20141112-0060.html