Las cuatro “familias genéticas” del país. De izquierda a derecha: Adela López, indígena bribrí, estudia enseñanza del ingles; Jaon Yain Man He, hijo de chinos, es ingeniero; Gabriela Hoos, de ascendencia húngara e italiana, es diseñadora gráfica; y Jasson Clarke, afrodescendiente, es periodista. | JORGE CASTILLO
Dentro de cada uno de los costarricenses, la sangre lleva una mezcla genética muy diversa, mucho más de lo que muchos ticos piensan.
En nuestras venas se combinan principalmente cuatro “familias” genéticas que hacen que nuestros genes, educación, formas de ser y hasta nuestra cultura, sean muy variadas.
Estas cuatro vertientes son la europea, la amerindia –o indígena–, la negra y la china.
Aunque los genes europeos (principalmente de origen español) e indígenas se llevan gran parte, dentro de esta mezcla genética, la quinta parte es herencia negra y china. El 14,6% de nuestros genes es afrodescendiente y el 5,8% es de origen oriental.
Estas son las conclusiones del más reciente estudio sobre genética de la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica (UCR) y del Centro de Biología Celular y Molecular del mismo centro de estudios. El documento fue publicado en la revista Human Biology .
“Siempre hemos sido ‘mezcladitos”; varios estudios anteriores también lo han dicho. Incluso, el español que vino a Costa Rica tampoco fue puro, tenía más mezclas genéticas con algunas partes de África (moros principalmente), por ejemplo. Las personas negras que vinieron tampoco tenían genes 100% de un solo tipo”, explicó Ramiro Barrantes, coordinador de la investigación.
Este reporte es el primero en investigar los genes chinos en los costarricenses. El trabajo es el resultado del Premio Aportes a la Calidad y a la Excelencia, que este equipo ganó en el año 2010.
Para lograrlo, se tomaron muestras de sangre de 160 ticos de diferentes partes del país: 37 de la zona norte, 77 del Valle Central, 21 del Caribe y 25 de la zona sur. A todos se les buscaron marcadores genéticos propios de cada una de esas “familias raciales”.
Según Barrantes, la mezcla racial en Costa Rica es muy similar a la vista en otros países centroamericanos, con lo que se cae el mito de que aquí seamos los “más europeos y blanquitos de Centroamérica”.
“Tal vez podría haber un número un poco mayor de genes europeos en los costarricenses, pero es muy poco. Lo de ser casi solo descendientes de europeos es un mito, sobre todo de la clase alta, donde también la gente es muy mezclada”, aseveró el investigador.
Zona por zona. Las mezclas raciales de los costarricenses varían ligeramente según la zona del país de donde provengan.
Por ejemplo, la zona norte es la región de Costa Rica con más genes chinos, un 6,6% de la genética de sus pobladores es de origen oriental.
Además, es la segunda zona del país con más afrodescendencia, pues posee un 14,1%, y la segunda con más herencia indígena, con un 37,1%. No obstante, aquí también predomina el componente europeo, con un 42,2%.
Barrantes explicó que la mayoría de los chinos llegó primero a Puntarenas y después se dispersó por el resto del país. Ellos tenían un nivel de educación mayor al de los negros que llegaron al país.
Entretanto, el Caribe aunque es la zona con más componente negro, menos de la tercera parte de la genética de este lugar es afrodescendiente. Solo el 30,5% de los genes caribeños son negros.
El Caribe también es el sitio con menos genética europea, pero igualmente son los genes predominantes, con un 38,9%. Además, el 26,5% de genes es indígena, y 4,2% chino. Esta es la zona del país con menos genes chinos.
“Los negros limonenses son la segunda generación de negros que llegó al país. La primera fue durante la colonia, y estuvieron principalmente en Guanacaste; la segunda fue con la construcción del ferrocarril, y ahí es donde se origina la parte negra de Limón”, explicó el especialista.
En el Valle Central más de la mitad (55%) de los genes son europeos; es la zona con mayor genética europea. Le sigue un 33,5% de indígena, un 6,3% de genes negros y un 4,9% de genes chinos.
La mayor predominancia europea, en gran parte, se explica porque durante la época colonial la mayor cantidad de asentamientos de españoles y sus nuevas familias se dio en esta zona. Sin embargo, la variedad sigue siendo grande, pues hay presencia de las cuatro “familias” genéticas.
“Cuando se estudian nuestros ancestros hay mucho componente de español con madre indígena. De España venían solo hombres, por lo que es lógico que se diera este tipo de intercambio genético”, comentó Henrriete Raventós, del Centro de Biología Celular y Molecular de la UCR y una de las investigadoras de este reporte.
Finalmente, la zona sur tiene un 48,5% de genes europeos, un 37,7% de indígenas, un 7,7% de negros y un 6,1% de chinos.
Es la segunda zona del territorio nacional con más europeos y con más chinos, y en la que la mezcla racial es mayor.
Los investigadores señalan que en los próximos años la mezcla racial puede ser aún mayor, por factores como la tecnología.
Esto amplía la posibilidad de que personas de distintos grupos raciales se mezclen, con lo cual los genes serán cada vez menos “puros”.