Soldados estadounidenses encontraron en Irak armas químicas de origen occidental que el exasesor de George W. Bush Karl Rove ordenó no retirar. Ahora este armamento podría ser utilizado por el Estado Islámico.
Karl Rove, asesor del expresidente estadounidense George W. Bush, es culpable de esconder información sobre el descubrimiento de armas químicas abandonadas en territorios de los que actualmente se han apoderado los terroristas del Estado Islámico, informa el portal Daily Beast.
"No despierten los perros", dijo Rove a los miembros de la administración y los legisladores republicanos al comentar el descubrimiento de antiguas armas de sarín y gas mostaza.
Alrededor de 5.000 municiones de armas químicas diseñadas en Estados Unidos, construidas en Europa y trasladadas a Irak por empresas occidentales a principio de la década de los 1980 podrían ser utilizadas por los militantes del Estado Islámico para seguir aterrorizando a la población de Irak y Siria.
Según informó el pasado miércoles 'The New York Times', estas armas suministradas a Irak por Occidente en los tiempos de la guerra contra Irán no son las armas de destrucción masiva que el equipo de Bush utilizó como argumento para la invasión.
El exsenador Rick Santorum aseguró que, a pesar de que los soldados estadounidenses comenzaron a enviarle a él y a su equipo fotografías armas de sarín y gas mostaza en 2004, estas pruebas fueron rechazadas porque no contribuían a justificar el derecho de invadir Irak.
Anteriormente, en una entrevista al canal iraní Press TV, el veterano de la Marina de EE.UU. y redactor jefe del portal Veteran's Today, Gordon Duff, afirmó que las armas químicas en manos del Estado Islámico "se producen en unos laboratorios pertenecientes a EE.UU. a las afueras de Tiflis, Georgia".