Huesos rotos, cuerpos mutilados, un trato parecido a las torturas más terribles de la época medieval. Así describen su cautiverio personas que han caído en manos del servicio de seguridad ucraniano durante el conflicto en el este del país.
"Venían de noche, nos intimidaban con fusilarnos… ahorcarnos. Siempre nos golpeaban. Incluso a uno le dejaron sin sentido, después supimos que se volvió loco.
Le martirizaron hasta tal punto que el pobre murió", cuenta Serguéi Zharkó, que vivió el cautiverio de las fuerzas armadas de Ucrania.
"Si estabas muy mal pero eras duro, te podían llevar al hospital militar y no al normal, así que imaginen lo que puede pasar allí.
Una vez, varios miembros de la Guardia Nacional que estaban en una sala cercana se estaban emborrachando y, gracias a Dios, los agentes de seguridad los pararon, porque alardeaban y gritaban que iban a cortar los huevos a los milicianos", cuenta otro residente de la provincia de Donetsk, Viacheslav.
Los prisioneros relatan que las atrocidades que cometían los guardias ucranianos con ellos destacaban por su crueldad.
"No solo nos pegaban con la culata de las metralletas, nos golpeaban con todo, con cualquier cosa. Entre todos esos verdugos también estaba Nadezhda Savchenko [una piloto que ahora se encuentra en una prisión rusa bajo sospecha de participar en el asesinato de un periodista].
Ella personalmente sugería vender nuestros órganos para ganar dinero, también planteaba matarnos para no pagar nuestro traslado.
Además nos golpeaba en los genitales mientras estábamos encapuchados y atados, así que nosotros… hombres que pesamos 100 kilos, dábamos saltos", comparte su terrible experiencia en el cautiverio ucraniano Vladímir Moritski.
Los que estaban capturados sufrían un trato verdaderamente infrahumano. En algunos casos, eran torturados con un sadismo excepcional y les marcaban con fuego la humillante palabra 'sepor', 'separatista'.
© RIA Novosti Gennadiy Dubovoy
Los prisioneros recuerdan que los interrogatorios tenían lugar con gran violencia y no había ningún respeto a las normas del derecho. "Me metieron en un foso y me encadenaron. Después me elevaron y casi no podía tocar el suelo y empezaron a interrogarme.
Quieren que les digas solo lo que quieren escuchar y no lo que sucedió en realidad. Simplemente debes confesarlo. Si lo haces, podrás sobrevivir; al menos si no confiesas, en el mejor de los casos quedarás discapacitado para el resto de tu vida", evidencia Viacheslav.
A un trato especial fueron sometidas aquellas personas que no tenían nada que ver con las milicias ni tuvieron nunca un arma la mano, como sucedió con Valeri Avramenko, atrapado y capturado solo porque se interesaba por el destino de su compañero.
Ni siquiera podía imaginarse un juicio imparcial, al igual que muchos otros según recuerda:
"Nos pegaron muy fuerte hasta el punto de que cuando llegamos al juzgado todos estábamos cubiertos de sangre, ni siquiera nos cambiaron de ropa, nada de eso.
El juez tampoco nos miró a la cara. Para ellos no somos personas".
© RIA Novosti Gennadiy Dubovoy
Parece que la situación con las violaciones de los derechos de los detenidos les viene muy bien a las autoridades ucranianas.
Hace unos meses el asesor del ministro del Interior de Ucrania demostró esa actitud instando a privar de derechos a los prisioneros y casi legalizar las torturas.
Los milicianos denuncian que además del trato inhumano, las autoridades ucranianas falsean el intercambio de prisioneros.
Así, las milicias han descubierto que para completar las listas de canje, las autoridades ucranianas detenían al azar a alcohólicos, vagabundos y alborotadores para hacerles pasar por prisioneros de guerra.
Todo este panorama evidencia que el destino de los presos actuales o potenciales en Ucrania es bastante trágico.