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Maldiciones o Bendiciones


De acuerdo a datos estadísticos recientemente publicados con respecto al porcentaje de cristianos evangélicos en Latinoamérica, Guatemala con un 40 por ciento es uno de los países que cuenta con un mayor número de adherentes.

 Es de suponer, de acuerdo al pensamiento lógico, de que países como Guatemala donde hay más presencia de cristianos deberían ser más prósperos y en paz. Pero sucede todo lo contrario.

MALDICIONES O BENDICIONES… UN ASUNTO DIRIGIDO AL PENSAMIENTO LÓGICO DE LOS GUATEMALTECOS

Por Luciano Castro Barillas

La historia del pensamiento humano arranca con el animismo primitivo, la idea aquella de los tiempos profundos y arcaicos de la humanidad en la cual el hombre se explicaba los fenómenos de la naturaleza (lluvias, rayos, terremotos, estaciones, huracanes, etc.) por la buena o mala disposición anímica de los miles de dioses que ya para los tiempos del régimen comunal existían. 

Esa deificación de los volcanes, ríos, lagos y montañas con la evolución del pensamiento animista primitivo y la constitución de los primeros Estados Esclavistas se transformaron a la vuelta de los milenios en las primeras religiones de la antigüedad como el zoroastrismo persa, la egipcia; que no se divorciaban del todo del animismo porque en su panteón habían animales dignos de adoración como los gatos o los halcones.

 Las ideas sobre la otra vida, más allá de la muerte física o ultratumba, además de la metempsícosis (la transmigración del alma a mejores cuerpos y no de un cerdo a otro cerdo o de un burro a otro burro) provino de oriente y los primeros griegos logran sistematizarlas a través de la presencia de primitivos Estados y la fuerza de las armas, además de explotación de sociedad esclavista ya divididas en clase; todas estas de ideas de las primitivas religiones del hombre, donde Estado, casta sacerdotal y militar eran una sola. 

Se daban, claro, entre ellos como clases dominantes; pleitos tácticos, aunque nunca estratégicos, puesto que cada formación económica-social siempre tuvo una clase poseedora que fue desde siempre conservadora y aspiraba ad eternum a mantener ese orden que les favorecía.

Pero el maravilloso pensamiento humano siguió evolucionando y ya cuando las religiones fueron poca cosa y solo podían creer en los dioses los tontos, unos señores griegos se sentaron a pensar sentados en una piedra y con una mano en la quijada (como la escultura del francés Rodin) e inventaron la filosofía, como resultado del agotamiento total y falta de credibilidad de los dioses y de sus representantes como lo fue siempre la casta sacerdotal. 

Pensaron que el fuego, el aire, el agua y la tierra tenían una causa y explicación y 400 años antes de Cristo todos estos filósofos presocráticos o naturalistas, en una gran peladadera de cables luminosos y trascendentes; avanzaron en sus explicaciones del mundo. 

Pero entre ellos hubo uno que dijo que se habían hecho tantas preguntas sobre la naturaleza a lo largo de siglos pero todos se olvidaron del asunto principal; de preguntarse:

 “¿Quién es el hombre? ¿Cuál es su fin? Total que Sócrates dio de baja a todos los filósofos naturalistas y creó desde entonces la verdadera filosofía ya totalmente apartada de la religión. 

Bajó, pues, la filosofía a la tierra, de donde era y de donde provenía: de la cabeza de los seres humanos.

Pero la filosofía entró en bancarrota porque cansado el hombre de dar explicaciones sobre el mundo pero incapaz de transformarlo, la mandó al diablo a partir de 1948 Marx El Joven en sus escritos filosóficos cuando hizo una pregunta lapidaria, terrible; que de haber estado en manos de la Santa Inquisicón Española lo hubieran hecho chorizo extremeño o morcilla, cuando lanzó contra las subjetividades de Proudhon, el gran teórico del socialismo utópico francés, un razonamiento del tamaño de la piedrona del volcán Suchitán: “No son los dioses los que han creado al hombre, es el hombre el que ha creado a Dios”. 

 Y le espetó al mala onda de Proudhon, chismoso que mal informó a Marx con muchas de sus amistades, que no existía “filosofía de la miseria”, sino todo lo contrario, una “miseria de la filosofía” por su incapacidad de transformar el mundo. 

De ese modo Marx le dio de baja al pensamiento filosófico -al idealista claro- y creó la ciencia, la filosofía científica que dio por llamarla dialéctica materialista, con una sociología marxista, científica, en que apoyaba sus ideas filosóficas, el materialismo histórico.

Viene toda esta especie de introito, prefacio o precuela por un dato estadístico que se publicó hace una semana en los periódicos de Guatemala respecto a la realidad porcentual de cristianos evangélicos en América Latina, en sus respetivas poblaciones nacionales. 

Según esa medición Argentina y Uruguay andan por allí del 8% y 9%, México por el 12% y Honduras y Guatemala con el 41% y 40% respectivamente. 

Es de suponer, de acuerdo al pensamiento lógico, de que los países donde hay más presencia de cristianos como Honduras y Guatemala deberían ser más prósperos y en paz. 

Pero sucede todo lo contrario. Honduras y Guatemala son unos de los países más pobres, extremadamente pobres de América Latina y los más violentos, pese a tener esa cantidad de cristianos evangélicos.

 Siendo ambos “pueblos cristianos” en su gran mayoría, porque estas tierras son exactamente las naciones más malditas: niños que huyen sin acompañamiento a los Estados Unidos, más asesinatos de mujeres, gobiernos corruptos que se suceden uno tras otro, extrema pobreza, ignorancia, falta de educación, desnutrición infantil, conflictos armados internos, narcotráficos y maras… 

Me pregunto ¿dónde se encuentran las bendiciones por creer en el Señor?

 ¿Qué camino tomaron las bendiciones? Resulta, pues, que las naciones que menos evangélicos tienen son más prósperas y tranquilas.

 Querido lector, solo le traslado esta breve reflexión para que saque usted sus conclusiones.

Publicado por LaQnadlSol
USA.

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