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¿Qué pasó con tres jóvenes judíos religiosos?



Llama la atención que se haya podido llevar a cabo un secuestro en carreteras controladas por el ejército israelí, carreteras que están concebidas al servicio del ocupante.

 También llama la atención que nadie haya proclamado la autoría del presunto secuestro: Hamas, por ejemplo, se ha hecho cargo de sus acciones.

Por Luis E. Sabini Fernández

Tres jóvenes religiosos sionistas que habrían desaparecido en una ruta cisjordana −de ésas que los israelíes tienen para sí exclusivamente en el sajado territorio palestino− ha desencadenado una acción del gobierno israelí para “salvar a los suyos”.

En rigor, esto se ha traducido hasta ahora en “perder a los ajenos”: hay ya varios palestinos asesinados por los cuerpos armados sionistas, incluidos niños.

Los militares israelíes están “castigando” a las poblaciones palestinas mediante allanamientos masivos que no descubren lo que invocan pero que sí llevan consigo centenares de “detenidos”.

En las novelas policiales se suele buscar al culpable de un delito mediante el recurso de “a quién favorece” tal asesinato, tal desaparición… la lógica elemental dice que el favorecido está bajo sospecha.

En este episodio, ha sido tan enorme e inmediata la represión que el régimen sionista ha descargado, una vez más, sobre la castigadísima población palestina, que surge de inmediato la pregunta: si el episodio permite semejante despliegue de fuerza, abuso y castigo al pueblo palestino, al que se trata de despojar de toda dignidad y sentido desde hace casi un siglo, el presunto secuestro de los tres “seminaristas” judíos les ha caído como del cielo a quienes están empeñados en destrozar lo que queda de la sociedad palestina…

Pero como cabe desconfiar de “operaciones caídas del cielo” por más coberturas bíblicas que se invistan, la pregunta es más bien: ¿hay secuestro o hay operación que habilite semejante represión?

Carecemos de pruebas para optar por un secuestro verdadero o un falso secuestro. Sólo que el falso resulta, a la vista está, muy funcional a los planes israelíes de despojo de todo lo palestino.

Pese a semejante funcionalidad, no podemos descartar la eventualidad de un verdadero secuestro. Teniendo en cuenta que se trata de colonos, de hijos de colonos, que están ocupando a sangre y fuego la tierra palestina. Y que los grupos de resistencia palestina han emprendido, aunque muy ocasionalmente, acciones de este tipo. *

El gobierno racista de Israel le ha reclamado ayuda a su chirolita Mahmud Abbas, que funge todavía como presidente de la Autoridad Palestina, para juntos buscar a los presuntos secuestrados. Ya se han registrado escaramuzas en Ramallah, la capital administrativa de la acosada Palestina (a la que se le ha negado tener a Jerusalén como capital); los palestinos de a pie se han soliviantado a la vista de la colaboración directa entre los ocupantes israelíes y la policía palestina expresamente armada y entrenada por Israel y EE.UU. Penosa situación que los medios de incomunicación de masas –conservadores o populistas− escamotean.

Llama la atención que se haya podido llevar a cabo un secuestro en carreteras controladas por el ejército israelí, carreteras que están concebidas al servicio del ocupante. También llama la atención que nadie haya proclamado la autoría del presunto secuestro: Hamas, por ejemplo, se ha hecho cargo de sus acciones.

Se trata de indicios, pero sólo tales, de que podría no tratarse de un secuestro sino de todo lo contrario.

El Estado de Israel y los judíos que necesitan presentarse siempre como víctimas tienen un largo entrenamiento para invocar esa condición. Que es la que les ha asegurado impunidad total a lo largo de las últimas décadas. Por eso uno no puede descartar la hipótesis de la autovictimización, cerebralmente planificada para dañar a la sociedad palestina, que sigue siendo el plan primordial de Israel para poder disponer de “las tierras bíblicas” sin mayores problemas.

Han contado históricamente con grandes aliados, inicialmente el Reino Unido y últimamente (el último medio siglo largo, desde 1942) los EE.UU.

Si algo tiene en ejercicio permanente la seguridad israelí es la inteligencia, las operaciones de inteligencia.

No hay más remedio que registrar este episodio o “incidente” como superpuesto en el tiempo con el nombramiento del delegado israelí para presidir el Comité de Descolonización de la ONU (porque, aunque le parezca mentira, amable lector, la ONU tiene tal comité...). Dicho comité acaba de pronunciarse a favor del derecho de Puerto Rico a elegir su destino político, si seguir asociado a EE.UU. o como entidad independiente, y ha criticado a EE.UU. porque mantiene encarcelado y en condiciones infrahumanas al independentista portorriqueño Oscar López Rivera.

¿Qué pureza tan inmaculada y excepcional, por encima de toda crítica puede tener un “alto” funcionario del gobierno israelí para criticar las condiciones de detención en cualquier otro estado, si tenemos en cuenta que sus propias cárceles están abarrotadas de palestinos menores de edad (cuyo “delito” es tirar piedras a un ejército de ocupación, en el peor de los casos), de palestinos adultos sin juicio que están depositados en calabozos “administrativamente”, a menudo por años, y de miles de palestinos a los cuales se les retiene presos y en pésimas condiciones con total impunidad sobre la base de delitos a veces irrisorios, como resistir ante la demolición de la vivienda que de pronto ha habitado décadas porque el ejército israelí, por ejemplo, quiere ampliar un campo de entrenamiento, o porque no ha mostrado conformidad ante medidas de control en las múltiples puertas con pasadizos metálicos que abren y cierran a piacere los militares ocupantes en el marco de la cerebral política de desgaste y enervamiento con la cual los sionistas y los israelíes judíos procuran cercenar la vida cotidiana de los invadidos y “limpiar” el territorio que han estado ocupando y ampliando a lo largo del siglo XX (hasta 1948, casi “tímidamente”, del 48 al 67 con mucho mayor empuje y desde 1967 hasta hoy como fuerza de ocupación con absoluto y aplastante dominio de la fuerza).

¿Se da cuenta, paciente lector, porqué es difícil imaginar que la ONU se dedique a la descolonización con semejante presidencia?

Con secuestro verdadero o con operación “de inteligencia”, el Estado de Israel está dándose el gusto de arrasar, una vez más, los territorios poblados por palestinos.

Como decía el inolvidable Mahatma Gandhi, no le asustaba tanto la vileza de los que cometían tales actos sino la aquiescencia de los que hacían la vista gorda.

Otra vez estamos en ello. Con Obamas, OTANES, Comités de Descolonización, Uniones Europeas, medios de occidentales de incomunicación, gobiernos seducidos y hasta pensadores de izquierda demasiado distraídos…

* El soldado israelí Gilad Shalit fue secuestrado y devuelto sano y salvo años después mediante canje contra unos mil palestinos encarcelados o más bien secuestrados por las autoridades israelíes. Aunque el aparato de RR.PP. sionista lo quiso emplear como bandera contra la “barbarie” palestina, tuvo que ser prontamente retirado de “las candilejas” porque confesó que había sido bien tratado todo el tiempo. Varios años.

Publicado por LaQnadlSol
CT., USA.

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