J.V.STALIN /
Primera cuestión. La primera cuestión es la que se refiere a la posibilidad del triunfo del socialismo en un solo país, a la posibilidad de la edificación victoriosa del socialismo.
No se trata, claro, de Montenegro, ni siquiera de Bulgaria, sino de nuestro país, de la URSS.
Se trata de un país en el que existió y se desarrollaba el imperialismo, en el que hay cierto mínimo de gran industria, en el que hay cierto mínimo de proletariado, en el que hay un partido que dirige al proletariado.
¿Es posible, pues, la victoria del socialismo en la URSS, se puede llevar a cabo en ella la edificación del socialismo basándose en las fuerzas interiores de nuestro país, basándose en las posibilidades de que dispone el proletariado de la URSS?
Pero ¿qué significa llevar a cabo la edificación del socialismo, si expresamos esta fórmula en un lenguaje concreto de clase?
Llevar a cabo la edificación del socialismo en la URSS significa vencer en el curso de la lucha, con nuestras propias fuerzas, a nuestra burguesía, a la burguesía Soviética.
El problema se reduce, por tanto, a saber si el proletariado de la URSS, es capaz de vencer a la burguesía propia, a la burguesía soviética.
Por eso, cuando se pregunta si es posible llevar a cabo la edificación del socialismo en la URSS, con ello se quiere decir: ¿es capaz el proletariado de la URSS de vencer con sus propias fuerzas a la burguesía de la URSS?
Así y sólo así se plantea la cuestión cuando se trata de resolver el problema de la edificación del socialismo en nuestro país.
El Partido da una respuesta afirmativa, pues arranca de la idea de que el proletariado de la URSS, la dictadura proletaria en la URSS, puede vencer a la burguesía del país con sus propias fuerzas.
Si esto no fuese así, si el Partido no tuviese base para afirmar que el proletariado de la URSS es capaz de llevar a cabo la edificación de la sociedad socialista, a pesar del relativo atraso técnico de nuestro país, no tendría ningún fundamento para seguir en el Poder, debería abandonar el Poder, de una manera o de otra, y pasar a ser un partido de oposición.
Porque una de dos: o podemos edificar el socialismo y dar cima a su edificación, venciendo a nuestra burguesía «nacional», en cuyo caso el Partido está obligado a seguir en el Poder y a dirigir la edificación socialista en el país, en aras de la victoria del socialismo en todo el mundo; o no estamos en condiciones de vencer con nuestras propias fuerzas a nuestra burguesía, en cuyo caso, tomando en consideración la falta de apoyo inmediato del exterior, por parte de una revolución victoriosa en otros países, debemos abandonar honrada y francamente el Poder y orientarnos a la organización de otra revolución en la URSS en el futuro.
¿Puede un partido engañar a su clase, en este caso a la clase obrera?
No, no puede. El partido que lo hiciese merecería ser destrozado.
Pero precisamente porque nuestro Partido no tiene derecho a engañar a la clase obrera, debería decir sin rodeos que la falta de confianza en la posibilidad de llevar a cabo la edificación del socialismo en nuestro país conduce al abandono del Poder y al paso de nuestro Partido de la situación de partido gobernante a la de partido de oposición.
Nosotros hemos conquistado la dictadura del proletariado y creado con ello la base política para el avance hacia el socialismo.
¿Podemos crear con nuestras propias fuerzas la base económica del socialismo, los nuevos cimientos económicos, necesarios para llevar a cabo la edificación del socialismo?
¿Cuál es la esencia económica, la base económica del socialismo?
¿No será hacer de la tierra un «paraíso celestial» y conseguir que todo el mundo viva en la abundancia?
No, no se trata de eso. Esa es una idea adocenada y pequeñoburguesa de la esencia económica del socialismo.
Crear la base económica del socialismo significa fundir la agricultura con la industria socialista en un todo económico único, subordinar la agricultura a la dirección de la industria socialista, organizar las relaciones entre la ciudad y el campo sobre la base del intercambio de productos de la agricultura y de la industria, cerrar y suprimir todos los canales que Una vez más sobre las desviaciones socialdemócratas en nuestro partido contribuyen a la gestación de las clases y, en primer término, del capital; crear, en fin de cuentas, unas condiciones de producción y de distribución que conduzcan de manera directa e inmediata a la supresión de las clases.
He aquí lo que decía a este particular el camarada Lenin en el período en que se implantaba la Nep y, el problema de la construcción de los cimientos socialistas de la economía nacional se planteó en toda su magnitud ante el Partido: «Sustituir el sistema de contingentación por el impuesto; su significación de principio: del comunismo «de guerra» a unos cimientos socialistas acertados.
Ni el sistema de contingentación ni el impuesto, sino el intercambio de productos de la gran industria («socializada») por productos campesinos: tal es la esencia económica del socialismo, su base»
Así entiende Lenin el problema de la creación de la base económica del socialismo.
Ahora, bien, para fundir la agricultura con la industria socializada se necesita disponer, ante todo, de una amplia red de organismos de distribución de productos, de una amplia red de cooperativas, lo mismo de consumo que agrícolas, o de producción.
Lenin partía precisamente de esa tesis cuando dijo en su folleto «Sobre la cooperación»: «Bajo nuestras condiciones, a cada paso la cooperación coincide plenamente con el socialismo»
Así, pues, ¿puede el proletariado de la URSS construir con sus propias fuerzas la base económica del socialismo en las condiciones de cerco capitalista en que se encuentra nuestro país?
El Partido da a esta pregunta una respuesta afirmativa. Lenin da a esta pregunta una respuesta afirmativa (v., aunque sólo sea, su folleto «Sobre la cooperación»).
Toda nuestra labor práctica de edificación da a esta pregunta una respuesta afirmativa, pues la parte del sector socialista de nuestra economía crece, de año en año, a cuenta de la parte del capital privado, lo mismo en la producción que en la circulación, al tiempo que, de año en año, decae el papel del capital privado en relación con el papel de los elementos socialistas de nuestra economía.
¿Y cómo responde a esa pregunta la oposición?
La oposición da a esta pregunta una respuesta negativa.
Resulta que la victoria del socialismo en nuestro país es posible, que puede considerarse garantizada la posibilidad de construir la base económica del socialismo.
¿Significa esto que pueda calificarse tal victoria de victoria completa, de victoria definitiva del socialismo, que garantice al país constructor del socialismo contra todo peligro del exterior, contra el peligro de intervención imperialista y contra el consiguiente peligro de restauración?
No, no significa eso. Mientras el problema de llevar a cabo la edificación del socialismo en la URSS es el de vencer a la burguesía propia, a la burguesía «nacional», el problema de la victoria definitiva del socialismo es el de vencer a la burguesía mundial.
El Partido dice que el proletariado de un solo país no está en condiciones de vencer con sus propias fuerzas a la burguesía mundial.
El Partido dice que, para la victoria definitiva del socialismo en un solo país, se necesita vencer, o por lo menos neutralizar, a la burguesía mundial.
El Partido dice que esa tarea únicamente puede ser cumplida por el proletariado de varios países.
Por eso, la victoria definitiva del socialismo en uno u otro país presupone el triunfo de la revolución proletaria en unos cuantos países, por lo menos.
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