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Más de 558.000 sueños cumplidos en tres años



AVN--



Caracas ha cambiado en tres años. 

No son solo los espacios públicos recuperados, que es ya bastante, cifrados por la Alcaldía en 1,6 millones de metros cuadrados, sino que una serie de edificios se han diseminado por la urbe, que llaman la atención a los capitalinos, tanto por su estructura como por el hecho de que fueron levantados en espacios donde no había nada, o eran depósitos, chiveras, estacionamientos. 
Predios considerados ociosos o subutilizados y que recobraron sentido al convertirse en el hogar de más de 27.000 familias que nunca pensaron en ser propietarios de una casa.

"No habrá familia en el país que no tenga su vivienda propia y digna". Esa fue la promesa del líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, el 13 de febrero de 2011, cuando anunció que "estaba cocinando" la Gran Misión Vivienda Venezuela (GMVV) y que la única posibilidad de responder a la necesidad de un techo para todos está en el socialismo, que no ve la vivienda como mercancía.

El 30 de abril de ese año ocurrió el lanzamiento de ese ambicioso programa, un gran esfuerzo nacional y el primero de esa magnitud que se impulsaba en Venezuela, a fin de lograr resolver una deuda de décadas: el drama de la vivienda, como el mismo Chávez lo dijo en aquella oportunidad, y que ha situado en 2,7 millones de casas el déficit habitacional en el país.

"En Caracas cabe otra ciudad. Dentro de Caracas cabe otra Caracas", decía insistentemente el mandatario socialista, para promover la recuperación de esos terrenos ociosos o con uso inadecuado, en el marco de la ley.

Con esa política, estructurada y planificada en cada detalle, nació la Misión, que desde hace tres años ha edificado más de 558.000 viviendas y cada semana hace nuevas entregas. 

Su meta es alcanzar los tres millones de casas para 2019, con lo cual saldaría la deuda histórica en el país. 

En la actualidad, están en construcción unas 241.000 casas, que generan empleo para 450.000 personas, señaló recientemente el ministro de Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina.

La prioridad la tuvieron los refugiados, unas 29.000 familias que perdieron sus casas con las intensas lluvias de finales de 2010 y que debieron ir a albergues habilitados por el Estado para recibir la atención debida y techo, mientras el Gobierno concluía sus casas definitivas.

Fueron esas personas la principal motivación de Chávez para idear la Misión, y les prometió que de los refugios irían a sus casas propias. Y ha cumplido. Para finales del año pasado, el presidente de la República, Nicolás Maduro, señaló que apenas quedaban 700 familias en refugios.

Caracas, la fachada más emblemática del plan, ya ha ejecutado más de 27.000 unidades habitacionales y están en edificación otras 14.000, informó este mes la jefa de Gobierno del Distrito Capital, Jacqueline Faría.

La Gran Misión contribuyó a acelerar la construcción en Venezuela y la llevó a cifras sin precedentes. Mientras entre 1985 y 1998, 14 años previos a la Revolución, en el país se construyó un acumulado de 891.000 viviendas, desde 1999 hasta el año pasado, se levantaron un millón 43.000 casas.

Los 146.000 techos que se ejecutaron en el primer año de la Misión, aunque arrancó en abril de 2011, fueron un récord en Venezuela, que en el mejor año de la llamada cuarta República, edificó 77.000 viviendas en 1995. Pero 2012 fue aún más ambicioso y se alcanzaron las 200.000 casas prometidas.


¿Cómo se logró?

Cinco puntos o vértices abarca el plan: el Registro Nacional, los terrenos; materiales, maquinarias e insumos para la construcción; los ejecutores y el financiamiento.

El primero se ejecutó en 2011 y permitió precisar la demanda real, por regiones, y con ello se orienta la planificación de los desarrollos habitacionales.

El segundo elemento son los terrenos. Las estimaciones de las autoridades apuntan a que se requieren 60.000 hectáreas para la construcción de los tres millones de viviendas en los próximos ocho años. Tan solo para la construcción de 525.250 viviendas entre 2011 y 2013, tuvo disponibles 21.010 hectáreas. Esto fue posible gracias a leyes dictadas por Chávez, que eliminaron el elemento especulativo en su adquisición y ordenaron la disposición para vivienda de los espacios ociosos o subutilizados.

El tercer vértice se refiere a los materiales, maquinarias e insumos de la construcción. En ese sentido, el Gobierno firmó compromisos con las empresas productoras de insumos para la construcción (cementeras, siderúgicas) y de componentes, como tuberías, piezas sanitarias, entre otros, a los fines de garantizar los materiales para el desarrollo del plan.

También acordó con la empresa china XCMG, una de las más grandes del mundo en producción de maquinaria para la construcción, la adquisición de 6.000 equipos, como camiones, bombas, compresores, martillos hidráulicos, neumáticos, cargadores y máquinas para realizar pilotes, movimientos de tierra, compactación, preparación de material y agregados.

Además, 48 centros de acopio de materiales constituyó en todo el país para alimentar los diferentes proyectos habitacionales.

El cuarto vértice de la Gran Misión abarca a los ejecutores, que son cinco: el Gobierno (a través de sus diferentes entes); los convenios internacionales; las autoridades estadales y locales; las comunidades organizadas y las empresas privadas.

Las compañías extranjeras, a través de los convenios internacionales, tienen un importante aporte. Por ejemplo, Ciudad Tiuna, que se levanta en el Fuerte militar Tiuna, en Caracas. Allí, la empresa china Citic edifica 13.304 unidades habitacionales, pero también hay convenios con Rusia y Bielorrusia, para un total de unas 23.000 viviendas.

En total, los ejecutores han contribuido con los resultados de la Misión de la siguiente manera: de las 558.000 levantadas, 73% o 408.000 corresponden al sector público. De este grupo, 44% o 177.000 fueron responsabilidad de entes gubernamentales y un gran porcentaje, 56% o 231.000 techos, del pueblo organizado (brigadas de los consejos comunales, el programa técnico educativo Misión Ribas y trabajo voluntario), a través de los Programas Transformación Integral del Hábitat (TIH) y Sustitución de Ranchos por Viviendas (Suvi).

Por su parte, el sector privado fue el ejecutor de 149.167 viviendas (27%).

Asimismo, el Gobierno siempre se ha preocupado por garantizar el flujo de inversión para sostener la Misión. Uno de los aspectos que más pesa en este punto es la cartera hipotecaria de la banca, que es el porcentaje mínimo de la cartera de crédito bruta anual que los bancos deben otorgar, con recursos propios, a otorgar nuevos préstamos hipotecarios, destinados a la construcción, adquisición y autoconstrucción de vivienda principal.

Este año, como en 2013, se fijó en 20%, una porción que ha venido en ascenso desde el inicio de la Gran Misión y que tan solo el año pasado representó más de 80.000 millones de bolívares.

Otro elemento importante es la transparencia de la Misión. "Nadie paga un bolívar hasta que firme el documento de compra-venta", puntualizó el ministro Molina el año pasado.

Además, quienes tengan asignado un urbanismo, deben constituir asambleas de viviendo-venezolanos, con el fin de que se conformen en comunidad desde que se inicia el proyecto.


El próximo paso: La industrialización

Para alcanzar esos tres millones de viviendas, la construcción en el país debe dar un vuelco en sus métodos. Por eso, el Ejecutivo, que se ha propuesto una ofensiva económica para promover la producción y uno de sus motores es la construcción, trabaja en garantizar la industrialización.

Hasta el año pasado, se habían instalado cuatro fábricas que en conjunto tendrán una capacidad de generar 150.000 casas al año.

La concepción de la GMVV prevé llegar a las 400.000 unidades por año, un salto enorme desde las 40.000 que, en promedio, se construían en el país en gobiernos anteriores.

En un evento sobre la misión en el Museo de Arquitectura de Caracas, a mediados de 2013, Molina indicó que una vez que se alcance esta capacidad instalada y se logre cubrir la meta de tres millones de viviendas, habrá posibilidades de sobra para atender el crecimiento natural de las familias, que supondría unas 120.000 unidades habitacionales al año, con lo cual posteriormente se podrá apuntar a impulsar la construcción fuera de nuestras fronteras.

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