Coincidiendo con la Asamblea General de Accionistas de la petrolera estadounidense Chevron, cientos de entidades de todo el mundo han convocado actos para rechazar las prácticas dañinas para el medioambiente de la compañía.
Este miércoles, en la localidad de Midland, Texas, se reúnen los accionistas de la segunda petrolera de EE.UU. y una de las más poderosas del planeta, por lo que diferentes organizaciones de los países afectados por sus actividades hicieron un llamamiento público para denunciar las acciones de la multinacional.
Uno de los principales afectados es Ecuador, donde en 1964 la petrolera estadounidense Texaco, que más tarde sería absorbida por Chevron, firmó con el gobierno de turno un contrato de concesión para la extracción de petróleo en la Amazonía de ese país.
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Empezaba así uno de los peores desastres medioambientales de la historia debido a las malas prácticas extractivas empleadas por la compañía, que por consiguiente afectaron al ecosistema, a las personas, a las especies; alteraron tanto el medioambiente que hasta obligaron a desplazarse a poblaciones indígenas de sus territorios ancestrales.
En 1992 la petrolera salió del país dejando contaminada una de las regiones con mayor biodiversidad del planeta e ignorando las responsabilidades frente a las comunidades afectadas por sus actividades.
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Durante los casi 30 años que duró la concesión, Texaco (Chevron) perforó y operó 356 pozos de petróleo en la Amazonía ecuatoriana, abriendo para ello unas 1.000 fosas, sin ningún tipo de recubrimiento o material que impidiera que se filtraran los residuos de crudo que en ellas se arrojaban con el afán de disminuir sus costos de producción.
Se calcula que se vertieron aproximadamente 80.000 toneladas de residuos tóxicos en un área de unas 500.000 hectáreas, por lo que este desastre petrolero ha sido calificado por algunas organizaciones ecologistas como "el peor de la historia".
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Además, se estima que esta contaminación se ha cobrado al menos 1.400 vidas en la región, por enfermedades derivadas de los vertidos. Muchos indígenas y agricultores siguen afectados por las secuelas, que incluyen malformaciones de nacimiento y distintos tipos de cáncer.
Los habitantes de las zonas afectadas iniciaron en 1993 el primer juicio en un tribunal de Nueva York contra la multinacional, pero esta presionó para que la jurisdicción pasara a Ecuador, donde el sistema judicial era "perfecto para procesar este litigio".
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No obstante, tras varios años de batalla judicial, en 2011, una corte de la nación sudamericana condenó a la petrolera a pagar 19.000 millones de dólares de indemnización por daños ambientales, sociales y culturales, y más tarde la sentencia fue ratificada por la Corte Suprema de Justicia del Ecuador, pero se rebajó la suma a 9.500 millones de dólares.
Sin embargo, la compañía se ha negado a pagar la indemnización y denunció como fraudulento ese juicio ante un tribunal de Nueva York, donde los jueces, en un proceso poco transparente, decretaron en marzo pasado que la sentencia dictada en el país andino se "obtuvo a través de medios corruptos".
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De acuerdo con documentos filtrados por WikiLeaks, Chevron incluso pidió a la Embajada de EE.UU. en Quito que presionara al Gobierno ecuatoriano para frenar la demanda en su contra interpuesta por los damnificados.
La compañía también afirmó que no es responsable por el daño ambiental en la selva Amazónica y que se debe solicitar el monto de la condena al Gobierno ecuatoriano, ya que en 1998 "el Estado la liberó de sus responsabilidades".
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Chevron también ha llevado al Estado latinoamericano al Tribunal Arbitral de La Haya para intentar obligar a que sea Ecuador quien asuma la millonaria condena.
El Gobierno ecuatoriano ha denunciado que el juicio no es entre el Estado y la transnacional, sino entre entidades privadas, lo cual "no es materia de arbitraje".
Sin embargo, la corte se declaró competente para tratar el caso.
El juicio contra Chevron es considerado uno de los más paradigmáticos procesos sobre derechos humanos y ambientales, por ello cientos de entidades de varios países se han sumado a esta lucha para rechazar las prácticas dañinas para el medioambiente y para la integridad de su población, llevadas a cabo por la compañía norteamericana.