¿Cómo explicar que no sea así, precisamente en estos momentos? "Tírate una foto con Putín que después diremos nosotros los que nos de la gana para engañar a Obama"
El excanciller alemán Gerhard Schroeder ha desatado la polémica en Alemania después de que anoche las cámaras lo sorprendieran fundiéndose en un afectuso abrazo con el presidente ruso, Vladímir Putin, al que había invitado a la celebración de su cumpleaños en el palacio Yusupovsky de San Petersburgo.
La amistad de Scroeder con Putin levanta ampollas en su país y su último testimonio llega en un momento en el que cuatro observadores alemanes permanecen retenidos por los separatistas rusos en el este de Ucrania y el Gobierno de Angela Merkel redobla sus llamamientos para que Moscú rebaje la tensión que amenaza con fracturar a ese país.
Schroeder ha eludido comentar las imágenes, captadas bien entrada la noche, pero fuentes oficiales del Ejecutivo de Merkel han querido subrayar que «Schroeder no estaba representando al Gobierno alemán».
La imagen es particularmente inoportuna hoy que la Unión Europea acaba de aprobar una nueva tanda de sanciones contra dirigentes rusos y ucranianos y cuando aumentan las voces que denuncian la tibieza de Berlín en la crisis desatada tras la intervención rusa en Crimea.
Se reprocha a Berlín que esté actuando con cicatería en este contencioso por su dependencia energética del gas ruso.
Se da la circunstancia de que Schroeder se convirtió en directivo de la compañía gasística rusa Gazprom tras abandonar el Gobierno en 2005 y promovió la construcción del gasoducto del norte, el que fuera líder socialdemócrata está enfrentándose a duras críticas en la prensa alemana por su afinidad a Putin.
Der Spiegel asegura que Schroeder «hace parecer la política exterior alemana absurda» y le reprocha que «pretenda seguir adelante con sus negocios como si nada hubiera pasado».
EFE