Balleneros japoneses han emprendido su primer viaje hacia el Pacífico norte, pese a que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) ordenó a Tokio dejar de cazar ballenas en la Antártica.
Una flota de cuatro barcos balleneros japoneses ha zarpado este sábado desde el puerto de Ayukawa (noreste del país) rumbo al Pacífico norte.
A finales de marzo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, ordenó a Japón interrumpir la caza de ballenas en el océano Antártico, al estimar que Tokio realiza una actividad comercial haciéndola pasar por un programa de investigación.
Japón seguirá cazando ballenas en el Pacífico Norte, aun cuando la reciente sentencia de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) obliga a este país a revocar los permisos de caza de ballenas en la Antártida.
A mediados del mes en curso, el Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca nipón anunció que respaldaba la caza con el fin de “preservar la cultura de comer ballena y garantizar el suministro de carne de ballena”, siempre que fuera sostenible para las poblaciones de estos cetáceos.
Japón abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria internacional, pero la retomó un año después, en 1987, respaldado por un programa con fines científicos autorizado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI).
Amén de argumentar que la caza de ballenas es una tradición ancestral, Japón sostiene que sus actividades son científicas, sin negar que la carne de las ballenas cazadas acaba vendiéndose en los mercados nipones.