Ya era muy extraño que el “excelente novelista, periodista mediocre y enano político”, como caracterizó el Vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, al escritor peruano-español Mario Vargas Llosa, no atacara a Venezuela, en medio de los acontecimientos violentos protagonizados por la derecha en ese país.
El Premio Nobel de Literatura demoró más de un mes para pronunciarse públicamente acerca de los incidentes en la Patria de Simón Bolívar, lo cual llamó mucho la atención, pero al final lo hizo este fin de semana, por cierto desde Paris, Francia, en su columna del diario La República, de Perú.
Vargas Llosa mantuvo un misterioso silencio, motivado al parecer porque anda muy ocupado en la organización de un encuentro conspirador a celebrarse próximamente en Lima, por supuesto contrario a los procesos revolucionarios que se escenifican en Latinoamérica, y al cual hay invitados “ilustres” como el terrorista disfrazado de periodista Carlos Alberto Montaner, entre otros que serán anunciados.
En su agresivo articulo contra Venezuela claro está que culpa al gobierno del presidente Nicolás Maduro de lo ocurrido en las últimas semanas en la nación del fallecido mandatario Hugo Chávez, y también la emprende con Cuba y su líder histórico Fidel Castro, sus obsesiones enfermizas, similares a la de sucesivas administraciones de Estados Unidos.
Por si fuera poco hace trizas un trabajo de opinión publicado nada menos y nada más que en su cotidiano español preferido El País, poco sospechoso de ser progresista, sino todo lo contrario, y que bajo el titulo “Cómo enfrentarse al Chavismo”, su autor exhorta a los opositores venezolanos a abandonar la violencia y ganar fuerzas de cara a imponerse pacíficamente a las venideras elecciones.
El “excelente novelista, periodista mediocre y enano político”, igualmente arremete contra la Organización de Estados Americanos (OEA), a la que calificó de inútil y apolillada, por no condenar a Venezuela en Washington la pasada semana.
Resulta que ahora Vargas Llosa ofende al “ministerio de colonias norteamericano”, como nombró Fidel Castro a la OEA hace muchos años, tras defenderla a capa y espada a la largo de toda su trayectoria, mientras esa entidad bajó la cabeza ante las ordenes de la Casa Blanca.
De otro lado, el ilustrado peruano, que vive más tiempo en Europa que en la Patria Grande, se enfureció en su columna de La República ante el éxito de la Cumbre de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en La Habana en enero pasado, porque -según él- fue un homenaje al líder de la Revolución cubana.
El más reciente artículo de Vargas Llosa reafirma la caracterización que le hizo el Vicepresidente boliviano, y su compromiso con los regímenes de turno norteamericano y con la derecha más rancia de América Latina, además de su rechazo visceral a la unidad de nuestra región.