Pablo Gonzalez

¿Qué ocurre antes o durante un gran atentado terrorista?


La primera cuestión a tener presente es la realización de un simulacro antiterrorista. 

El 11-S tuvo lugar durante unas maniobras de ataque terrorista con aviones secuestrados. 

En las pantallas militares norteamericanas se estaba desarrollado un simulacro de secuestro y ataque con más de 80 aeronaves secuestradas volando hacia supuestos objetivos. 

Estos objetivos incluían la Casa Blanca y el Pentágono. 

Esto es maravilloso porque sólo los que controlan el simulacro saben qué es lo real y qué es la ficción. 

Así que si quieres llevar a cabo un acto terrorista, lo mejor es camuflardo dentro de unos ejercicios militares. 

No hace falta comentar que quien organiza y controla los ejercicios, es a la vez el terrorista. 

No sé si estos ejercicios estaban anunciados, pero el único medio de comunicación que avisó de que algo importante pasaría el 11 de Septiembre de 2001 fue una emisora de radio de un exmilitar conspiranoico. 

Tendría que buscar el nombre de este señor y ahora no estoy por ponerme a ello. 

El caso es que tres semanas más tarde, este hombre fue tiroteado en su casa y asesinado sin piedad por un escuadrón de agentes del FBI. La versión oficial es que se resistió a la acción de los agentes.

El 11-M tuvo lugar no durante, pero sí al día siguiente de finalizado, unas horas para ser exáctos, que no es cuestión de dejar los explosivos mucho tiempo a la vista, de un simulacro de atentados terroristas sobre la red ferroviaria llevado a efecto en Madrid por la OTAN. Estos simulacros de guerra sí que fueron anunciados, discretamente, por la organización. Una vez más, un simulacro de terrorismo y unos bonitos atentados terroristas. 

A esto hay que añadir la tapadera de un grupo islamista al que se le ha proporcionado explosivos, con más de tres infiltrados de la policía, casi todos reunidos en un piso que es anexo a un piso controlado y alquilado por un policía del grupo, unos sepuestos terroristas que se suicidan sin causar apenas bajas, un jefe de grupo especial que muere, ¿asesinado?, cuyo cadáver es profanado y sometido a un extraño ritual de venganza, ¿es esto propio de vulgares delincuentes?, unos explosivos que pese a ser utilizados en más de 8 explosiones, unas 12 según la versión no oficial, no se consigue saber su naturaleza por las escasas muestras disponibles, de unos pocos gramos, pero más de 100 toneladas de trenes, con restos explosivos y otras evidencias, son mandadas destruir por el juez instructor a las pocas horas de realizados los atentados; unos tedax que son anulados por un jefe que curiosamente es mago y se saca una mochila bomba de... aún no se sabe de donde, pero que después guarda en su casa durante dos años mientras al juez instructor se le entrega otra muy parecida que los policías compraron en una tienda; unos vendedores de explosivos con lazos con la policía y que pregonan su mercancía por las cárceles; un juez que a parte de juez su mujer escribe un libro sobre el caso en cuestión, bueno, y hay más cosas, tantas, que todas colocadas en el guión de una telenovela daría para dos años de culebrón interminable.

 Un culebrón tan increíble que nadie creería que pudiera ser real. En fin, la crítica televisiva sería increíblemente dura con los guionistas, por chapuceros, fantasiosos y palurdos.

Durante el 7-J en Londres, también tuvo lugar otro ensayo terrorista. Esta vez fue llevado a cabo por la policía. Consistía en atentar contra el metro y un autobús. 

Que el conductor de autobús recibiera órdenes por radio para alterar su recorrido y así colocar el vehículo justo en el lugar donde tenían apuntado los policías participantes en el ejercicio antiterrorista que un autobús saldría volando por los aires, es todo un detalle. 

Otro bonito e insignificante detalle es que pese a las cientos de miles de cámaras de televisión repartidas por Londres, las únicas imágenes de los supuestos terroristas islámicos son excasas, han sido manipuladas o no pertenecen al día del atentado. 

Parece ser, como ya pasó en Madrid o en el 11-S que las cámaras de vigilancia siempre fallan, están apagadas, mal enfocadas o tienen una cagada de paloma sobre el objetivo que impide ver nada de lo que ocurrió. Malditas palomas.

Hay más ejemplos de atentados realizados durante ejercicios oficiales antiterroristas, pero sería largo y muy tedioso enumerarlos. Más que nada, es que tendría que molestarme en buscar mis apuntes y ahora no me apetece. 

Creo que con esto es suficiente. Mi conclusión es que sí, sí que es posible predecir atentados a gran escala. 

Por lo menos en Occidente, es suficiente con saber cuando se producirá un simulacro de atentado para saber que no será un simulacro, que eso se transformará o acabará transformado en un ataque real, con muertos reales y sufrimientos muy reales.

http://poniendoverde.blogspot.com.es/2010/08/que-ocurre-antes-o-durante-un-gran.html

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