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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Murió Hubert Matos, el terrorista que yo conocí

Huber Matos, en una de sus últimas apariciones, junto al mercenario Guillermo Fariñas y el terrorista Luis Posada Carriles


Reproduzco este artículo fechado el 23 de octubre de 2009 donde caracterizo al terrorista Huber Matos, fallecido en Miami, cargando un odio irracional y una fuerte frustración por no haber podido derrotar a la Revolución Cubana.

No me alegra en nada su muerte, ni me regodeo de felicidad por ello. Sin embargo, reconozco que se lleva a la tumba el nada meritorio prestigio de haber sido un terrorista. 

Hubert Matos, el terrorista que yo conocí

Un artículo aparecido en el Miami Herald el día de hoy bajo la firma de Wilfredo Cancio, relacionado con la figura del añejo terrorista Hubert Matos, en la que éste alude a las razones que lo llevaron a distanciarse de la Revolución Cubana, en una abierta traición, me hizo retrotraerme a la noche de los primeros meses de 1998, en que lo conocí en las oficinas de la organización Cuba Independiente y Democrática (CID), aledañas a su casa, y sitas en el 10020 SW 37 Terrace, Miami Florida 33165.

Luego de que un contrarrevolucionario de complexión fuerte, apodado Tarzán, concertó la cita con Hubert, mediante una llamada a su teléfono (305 551-8484), ambos arribamos al domicilio del jefe del CID, quien nos recibió en una pequeña oficina situada en el lugar. Un lugarteniente de Matos, apellidado Astorga, se encontraba en el lugar.

Mi contacto con Hubert Matos era fruto de un trabajo de penetración de nuestros Órganos de la Seguridad del Estado, quienes me encomendaron infiltrar la actividad terrorista del CID y conocer sus actividades y planes contra la Revolución.

 Atrás habían quedado los años en que me había relacionado con otras dos organizaciones contrarrevolucionarias radicadas en Miami: Comandos L y el ala terrorista de la Fundación Nacional Cubano Americana.

El casi octogenario terrorista en ese entonces clavó en mí su mirada, escrutándome con detenimiento y sin reparo, con vistas a evaluar a mi persona, tratando de despejar alguna sospecha sobre mi posible vinculación con la seguridad cubana. Cuando luego de un tiempo, para mí interminable, pareció que había logrado inicialmente pasar la prueba de su escrutinio, Hubert asumió una postura más abierta y me ofreció una discreta sonrisa.

Luego de hacer una grandilocuente apología de su persona y de su organización, pasó a indicarme, a grandes rasgos, cuál sería mi papel para el CID en Cuba:

Servir de correo entre él y los otros miembros de la organización que laboraban en Cuba en la más completa clandestinidad.

Buscar información sobre posibles miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio de Interior con posibilidades de colaborar con el CID, orientándolos en la realización de actividades violentas en el interior de sus unidades y en el exterior de las mismas, con vistas a sabotear y crear el caos y la confusión dentro de la Isla.

Evaluar las posibilidades de crear células del CID dentro de las FAR y el MININT que permitieran la adquisición de armamentos y explosivos para la promoción de sabotajes.
Realizar estudios de vulnerabilidad en organismos y empresas, firmas extranjeras y entidades dedicadas al turismo, con vistas a realizar sabotajes contra las mismas.

Creación de células del CID con personal civil para provocar la indisciplina social y el caos en el país.

Aún recuerdo el momento en que repartió los seudónimos entre nosotros para llevar a cabo “nuestra” actividad conspirativa en Cuba, arrogándose para sí el seudónimo de Liborio y obsequiándome con la identificación de Máximo Gómez pues, según él, yo sería como el héroe dominicano de la Independencia de Cuba un luchador por la libertad de los cubanos. No vaciló en ultrajar a los apóstoles de la independencia cubana, ofreciéndoles seudónimos a otros complotados como los de Carlos Manuel de Céspedes y Antonio Maceo.

Su orientación principal para mi trabajo conspirativo en Cuba quedó sentenciada en una frase suya: “No importa matar, incendiar, robar o hacer cualquier cosa. Lo importante es acabar con el tirano”. Me lo dijo, es cierto, con una mueca de odio en su rostro, sin mostrar apenas una pequeña señal de remordimiento.

La verdad es solo una: si el odio visceral que ha mantenido Hubert Matos contra Fidel y la Revolución Cubana ha sido neutralizado, se debe a la labor minuciosa de decenas de hombres que aquí y allá, en las propias entrañas del monstruo, como lo hicieron nuestros Cinco Héroes, han entregado lo mejor de sí para defender a la Patria.

No hace mucho, a raíz de la celebración del Concierto por la Paz, en la Plaza de la Revolución, Hubert Matos, se apresuró a aliarse con los más intolerantes especímenes de la mafia miamense, cuando declaró el 18 de septiembre de 2009 que este Concierto por la Paz, no hace otra cosa que legitimar a “la tiranía más oprobiosa que ha conocido el continente americano”.

El pecaminoso camino de la traición

Tal como relaté en un artículo anterior sobre este personaje, titulado “La última traición de Hubert Matos”, difundido ampliamente en la red por diferentes sitios alternativos, este personaje cometió una de las más detestables traiciones contra la Revolución Cubana, en abierta confabulación con Pedro Luis Díaz Lanz y por orientaciones de la CIA.

He aquí algunos extractos de aquel artículo:

“Nacido el 26 de noviembre de 1918, en Yara, antigua provincia de Oriente, Hubert Matos se vinculó al Ejército Rebelde durante la gesta insurreccional y alcanzó el grado de comandante jefe de la Columna Nueve. Poco antes, había arribado al país con una significativa cantidad de armas proveniente de Costa Rica, país en el que había estado exiliado durante algún tiempo al escapar de las persecuciones del ejército batistiano."

"Al triunfo de la Revolución fue ubicado al frente del Regimiento 2 Agramonte en la provincia de Camagüey. En este lugar comenzó una actividad sediciosa y traidora. Fue detenido el 21 de octubre de 1959, juzgado en la causa 340/59. A partir de 1959, en que pronuncia un discurso abiertamente provocador, comienza a conspirar contra el proceso revolucionario argumentando que el mismo se está desviando hacia el comunismo. 

De acuerdo con el telegrama número 5034 del embajador yanqui en la Isla, dirigido al Secretario de Estado de Estados Unidos, se exponen los puntos de vista de Allen Dulles, jefe de la CIA en esos momentos, sobre la participación de Hubert Matos en los planes contrarrevolucionarios:

(…) Había en el exterior un número de batistianos que trataban de ponerse en contacto con la administración de Estados Unidos, pero ellos no eran de utilidad. Las mejores perspectivas se centraban entre los que originalmente habían sido partidarios de Castro, pero en tiempos recientes habían pasado a la oposición. Dio como ejemplos a Hubert Matos y al jefe de la fuerza aérea (Díaz Lanz). 

Si Castro continuase en su actual curso, podría crearse alguna oposición de aquellos elementos dentro y fuera de Cuba. Pero no ha llegado la hora para eso, para nuestra más confidencial información, ya está haciendo los contactos con esas personas para su posible uso futuro.

No cabe duda de que la CIA había apostado por Hubert Matos para encabezar la lucha contra el naciente proceso revolucionario. Este individuo, haciendo caso omiso a su anterior participación en la lucha insurreccional y guiado por un oportunismo y ansias de protagonismo desmedidos, se dedicó de inmediato a crear las condiciones para sabotear el proceso de cambios, aglutinando cerca de él a personas opuestas al tránsito revolucionario que vivía el país. 

Luego de establecer contacto con elementos contrarrevolucionarios, se dedicó a publicar acusaciones infundadas contra los dirigentes revolucionarios, obteniendo financiamiento de los propios Estados Unidos. La Revolución, por supuesto, no podía permitirle tamaña traición y fue apresado el 21 de octubre de 1959. Como resultado del juicio a que fue sometido, fue condenado a una larga pena de prisión."

Hoy ya no se puede negar que si la acción traidora de Hubert Matos, patrocinada por el gobierno de Estados Unidos, no prosperó, fue gracias a la celeridad con la que Fidel y la vanguardia revolucionaria enfrentaron esta provocación. De la misma manera, el factor crucial de la derrota de la intentona conspirativa fue el apoyo del pueblo camagüeyano a la naciente Revolución.

Nunca brilló tan alta la efervescencia revolucionaria en Camagüey como aquel 21 de octubre de 1959, cuando el pueblo acompañó a Fidel desde la calle República hasta la calle San Pablo, hacia la sede del INRA. Allí habló Camilo ante el pueblo enardecido ante la traición de Matos enfrente al regimiento Nro. 2 Ignacio Agramonte: “Esta Revolución irá hasta sus límites finales (…) 

Esta Revolución, como en los días de la guerra, tiene solo dos caminos: Vencer o Morir (…) esta Revolución es justa y se hace no para privilegio de unos cuantos, no para amparar intereses, no para defender a los latifundistas, a los hacendados que por siempre abusaron (…)”.

La denuncia de Camilo puso la verdad sobre la mesa. La conspiración de Hubert Matos, en franca alianza con la burguesía, estaba dirigida contra las medidas revolucionarias recién iniciadas por la Revolución. Fue un ataque disparatado y sin base popular contra la Reforma Agraria y contra la verdadera libertad alcanzada por los cubanos.

Sobradas razones para considerarlo un terroristas

Apenas obtuvo la libertad el 21 de octubre de 1979, después de cumplir su larga y merecida sanción, Hubert Matos a Costa Rica y, posteriormente, a los Estados Unidos. En 1981 fundó la organización terrorista Cuba Independiente y Democrática (CID), para llevar a cabo una agresividad manifiesta contra la Revolución Cubana, aliándose a terroristas como Nelsy Ignacio Castro Matos, Gaspar Jiménez Escobedo y otros. Para él, la guerra sucia y el terrorismo han sido primordiales, en oscura conjunción con el narcotráfico.

Para realizar sus campañas anticubanas creó La Voz de CID, una emisora encaminada a desarrollar la más sucia campaña de desinformación y guerra ideológica, así como para incitar a la indisciplina social y el terrorismo contra la Revolución. Esta emisora transmitió desde 1981, en franca violación de las leyes norteamericanas, por lo que fue penalizada por la Comisión Federal de Comunicaciones de los EE.UU. por operar sin licencia.

En 1983 la Voz del CID empleó a varias emisoras de onda corta de otros países como Radio Clarín de República Dominicana, Radio Rumbos y Radio Ecos del Torbes, de Venezuela, así como en la emisora de Miami nombrada Radio Miami Internacional.

Aunque la Voz del Cid no ha salido al aire en forma permanente, sí ha usado trasmisores de alta potencia desde El Salvador en la década de los 90.

Hubert Matos ha apostado por el magnicidio de la figura de Fidel Castro en varias oportunidades, apoyando los operativos montados por Nelsy Ignacio Castro Matos, Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles.

El CID, con la anuencia de Hubert Matos, preparó un atentado contra Fidel en 1981 durante su posible asistencia a los funerales del asesinado presidente Omar Torrijos, para lo cual reclutó al terrorista Eduardo Guillén Guerra.

Muchos años después, Hubert Matos se ha visto ligado a las campañas de apoyo a favor del terrorista internacional Luis Posada Carriles. Estuvo en Panamá en ocasión del juicio que se celebró contra éste y sus tres cómplices, ofreciéndoles su apoyo incondicional. No fue casual la presencia en El Paso, Texas, el 3 de abril de 2007 para apoyar a Posada Carriles, de miembros del CID en unión de otros connotados criminales pertenecientes a la Brigada 2506 y del Consejo del Presidio Político Cubano.

Durante la Convención Anual del CID, celebrada en Miami entre el 9 y el 11 de agosto del 2002, Hubert Matos lanzó sus tesis conocidas como “Acuerdo por la Democracia en Cuba”, en las que aboga por la disolución de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, si alguna vez, ilusoriamente, derrotan a la Revolución. Según él, solo serán perdonados aquellos que colaboren con los traidores y mercenarios del CID.

Hombres como Hubert Matos, enfebrecidos por el odio, y que han hecho del terror su modus vivendi, pasarán a la historia sin dejar una huella tras de sí. Sin lugar a dudas se equivocó en una entrevista que le realizó el periodista Alfredo Jacomino, perteneciente a la mal nombrada TV Martí, cuando éste le preguntó:

¿Cómo le gustaría que lo recordasen?

Matos respondió sin pudor alguno: “Por encima de todo como una persona que ha tratado de cumplir con su deber.”

Nota adicional: ¿Cómo le recordaremos? Tal vez con el extrañó mérito de haber sido un enfermizo que poco dejó para la historia de su patria, a no ser sed de venganza, sueños irrealizados y crímenes sin ser juzgados.

Percy Francisco Alvarado Godoy

Tomado de Cubadebate 

23 de octubre de 2009
 http://percy-francisco.blogspot.com/2014/02/murio-hubert-matos-el-terrorista-que-yo.html#sthash.YNdMEeNb.dpuf

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