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El bloqueo de Cuba: crimen y fracaso

Carta a George W. Bush


Por Ralph Nader, 3 de enero de 2014

Estimado Sr. Bush:

Hace unos días recibí una carta personal desde su Centro Presidencial en la que se incluía una tarjeta solicitando una donación, cuyo contenido es el motivo de esta respuesta. En ella se decía: “Me siento honrado de poder dar a conocer los logros de la Presidencia de Bush” o “Me complace que el Instituto Bush avancé en la consecución de unos principios eternos y en soluciones prácticas frente a los desafíos de nuestro mundo”. (A continuación se me informaba de que la donación tenía el carácter de una contribución deducible, desde los 25 dólares en adelante).

¿Quizás se refiera a aquellos principios eternos por los que usted y el señor Cheney les llevó a invadir Irak, con engaños y encubrimientos, país que nunca había amenazado a los Estados Unidos? Tampoco podía Irak (bajo el mandato de un Dictador y un ejército menoscabado) amenazar a su vecinos, incluso si el Régimen iraquí hubiese pretendido hacerlo.

Hoy, Irak es un país destruido (del tamaño y la población del estado de Texas), un país donde murieron un millón de personas, muchas de ellas niños. ¿Recuerda Fallujah? Otros muchos enfermaron, otros resultaron heridos, y millones de sus habitantes se vieron obligados a desplazarse, convirtiéndose en refugiados, incluidos los cristianos iraquíes. Ahora Irak es un país que se desangra en luchas fratricidas, provocadas por una larga ocupación, transformándose en una guerra abierta. Irak es un país en el que Al-Qaeda está presente, segando las vida de varias decenas de personas cada día. Esta misma semana se informaba de que Estados Unidos ha enviado misiles Hellfire a la fuerza aérea iraquí para bombardear los campamentos de apoyo a Al-Qaeda presentes en el país. No actuaba Al-Qaeda en Irak antes de la invasión del país. Al-Qaeda y Saddam Hussein eran enemigos a muerte.

A pesar de la matanza perpetrada por Bush/Cheney en Irak, junto con la pérdida de decenas de miles de soldados estadounidenses, con un sinnúmero de lesionados y enfermos, no ha habido por su parte ni un reconocimiento de la ilegalidad cometida por una acción militar sin una declaración de guerra por parte del Congreso, ni ningún tipo de responsabilidad. Incluso ha mirado hacia otro lado sin reconocer a aquellos iraquíes que trabajaron al lado de la fuerza de ocupación estadounidense, como guías, traductores, etc, con gran riesgo para ellos y sus familias, solicitando desesperadamente un visado para entrar en los Estados Unidos, a menudo con el apoyo del personal militar estadounidense. Su Administración ha permitido la entrada de menor número de iraquíes en los Estados Unidos que lo que permitió Suecia en ese mismo período, y muchos menos de los refugiados vietnamitas que llegaron a Estados Unidos en la década de los años setenta.

Cuando usted fue candidato presidencial, llamé a la Corporación que le representaba y tras la cual pensé había un ser humano. Era una metáfora de la realidad: como toda Corporación, usted no expresó ningún remordimiento, ni vergüenza, ni compasión, ni admitió el daño irreparable que había hecho.

Día tras día, los iraquíes, incluidos los niños, mueren y sufren. Cuando el soldado veterano parapléjico Tomas Young le escribió el año pasado buscando un reconocimiento de que aquel fue un acto criminal, reconocido como tal por muchos soldados estadounidenses e iraquíes, no se dignó en responder, ni tampoco lo hizo en el caso de Cindy Sheehan, que perdió a su hijo Casey en Irak. Como usted ha dicho: “Lo bueno de ser Presidente es que no tiene que dar a nadie ninguna explicación”. Ahora como ex presidente, se dedica al muy lucrativo negocio de los discursos ante grupos empresariales, y solicita a los estadounidenses dinero para apoyar su trabajo continuo de servicio público.

Las encuestas señalan que la mayoría de los iraquíes piensan que la vida ahora es mucho peor que bajo la Dictadura de Saddam Hussein. También dicen que el Irak de hoy está mucho peor que cuando fue invadido, a pesar de que Estados Unidos estableció duras sanciones, anteriores a 2003, que se llevaron la vida de muchos niños iraquíes y dañaron la salud de gran cantidad de familias.

Su asesora en Seguridad Nacional. Condoleezza Rice, dijo públicamente en 2012: “La historia nos dirá si fue positiva la invasión de Irak frente al violento caos de hoy, pero acepto la responsabilidad por las víctimas y los destrozos causados” ¿Y usted?

¿Podría usted, por lo menos, instar al Gobierno federal para que reconociese a los iraquíes civiles que sirvieron en la ocupación militar estadounidense y así escapar de las represalias a las que se ven sometidos? ¿ No es lo mínimo que puede hacer para reducir aunque sea ligeramente los grandes daños causados por unas políticas militares imprudentes? El Consejo de la Casa Blanca, Richard Clarke, en su libro Contra todos los enemigos: la guerra de América contra el Terror, que publicó poco después de dejar su puesto, decía que Estados Unidos se había puesto en las manos de Osama bin Laden al invadir Irak.

¿No piensa para sus adentros que la invasión de Irak dañá a los iraquíes, a las familias estadounidenses, a la economía y propagó la influencia de al-Qaeda en numerosos países?

Atentamente,

Ralph Nader

P.D.: Estoy pensando en contribuir con una aportación no dineraria a su biblioteca del Centro Presidencial, el libro de Clyde Prestowitz (2003) Estado canalla: el unilateralismo estadounidense y el fracaso de las buenas intenciones, libro que estoy seguro usted conoce. Tenga en cuenta el comentario positivo que aparece en la contraportada, escrito por el General Wesley Clark.

Ralph Nader es un abogado que actúa en defensa de los consumidores. Es autor de Las diecisiete tradiciones, entre otros muchos libros, y fue candidato a la Presidencia de los Estados Unidos. Visite el sitio web de Ralph.

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