Su nombre evoca al controvertido cineasta que filmó las películas más escandalosas de su época: Decamerón, El Evangelio según Mateo, la rutilante Medea de Maria Callas...
Pero Pasolini fue algo más: un artista prolífico y multidisciplinar que supo canalizar los trágicos acontecimientos que salpicaron su trayectoria vital y plasmarlos en su obra con genialidad.
Su legado artístico le convirtió en el intelectual italiano más reverenciado del siglo XX.
Poseía un innato talento, que imprimió en sus diversas facetas artísticas: lingüística, literatura, pintura, cine… todas ellas fueron a la postre su huida de una intensa y polémica vida.
Su confesa homosexualidad, que alzó como estandarte, marcó de forma rotunda su destino.
Pasolini vivió una vida trágica, que transformó en cruzada y fue víctima de una muerte cruel, un derroche de violencia que no merecía y que 37 años después continúa siendo un enigma.
Considerando todos estos datos intentaremos descifrar las claves que lo envuelven.
Pasolini había nacido en Bolonia, la ciudad más izquierdista de Italia.
Fue el primogénito de un irascible oficial de infantería fascista de origen pudiente y de una maestra de escuela de dulce carácter y humilde cuna.
Su padre, alcohólico y ludópata, era autoritario y colérico, maltratador de su esposa.
El pequeño Pier Paolo, con una gran sensibilidad que volcó en la poesía desde los siete años, quedó profundamente traumatizado por este hecho, desarrollando una desmesurada admiración por su madre.
La muestra de tan confrontados sentimientos se reflejará en su obra.
En una de sus películas más admiradas, El evangelio según Mateo, Pasolini da el papel de la Virgen a Susana, su madre, que pasa así a ser la madre de Cristo, mientras que su primer libro de poemas, Poesía a casarsa (1942) lo dedica a su odiado padre, dato que en principio asombra, si bien se comprende al comprobar que se halla escrito en friulano, dialecto hablado por su familia materna y despreciado por su progenitor.
Esta marcada ambivalencia será considerada por algunos como el origen de su homosexualidad.
A ello se suma otro hecho capital en su vida: Guido, su único hermano, sería abatido en 1945, durante la II Guerra Mundial, tenía 20 años, combatía en la Resistencia.
Éste dramático hecho estrechará aún más los lazos afectivos con su madre.
Pasolini había sido reclutado en 1943, pero huyó.
A partir de entonces, dado que había estudiado literatura e historia del arte, empezó trabajar como profesor hasta 1949.
En octubre de ese año los carabineros le denuncian por corrupción de menores.
Será la primera de las persecuciones judiciales que jalonarán su vida.
El escándalo provoca su inmediata expulsión del Partido Comunista Italiano, que considera la homosexualidad una degeneración burguesa. Sin embargo, el rechazo no merma su ideología. Siempre sería comunista.
En 1950 se traslada a Roma junto a su madre: es allí donde cruza el umbral de su consagración como escritor, sumergiéndose en el ambiente de los suburbios.
Prostitutas y jóvenes de la calle son protagonistas absolutos de sus creaciones, identificándose incluso con su lenguaje.
Escribe sus obras más significativas, como la novela Chicos del arroyo (1955), centrada en los chicos de la calle, personajes que le obsesionarían de por vida y que tan relevante papel jugarían en su fatal desenlace, y Una vida violenta (1955). Son su pasaporte a la fama.
En una entrevista el 31 de octubre de 1975, la víspera de su asesinato le preguntaron cuál era su calificación profesional preferida a lo que él respondió sin más: ‘En mi pasaporte yo escribo simplemente escritor’
También cineasta, disciplina a la que accedió de la mano de Fellini en los años 50, fue un prolífico director, su obsesiva pasión por reflejar la realidad le permitió retratar con maestría la Italia profunda.
En los años 60 y 70 consigue la fama internacional con películas de gran impacto, escandalosas y controvertidas, en las que combina realismo con concepciones revolucionarias del sexo, la violencia o el sadismo.
Entre ellas destaca El Evangelio según Mateo(1964) con ella Pasolini consigue una vez más noquear a público y crítica, al crear una obra de inusitada calidad y belleza, en la que consigue que convivan marxismo y espiritualidad cristiana, sus dos ideologías, en perfecta armonía.
Los años que le quedan de vida, como si presintiera su muerte, se entrega a una actividad frenética, produciendo obras que reflejan un drama personal, como Edipo, el hijo de la fortuna ((1967) y Porcile (1969), o que inauguran la Trilogía de la Vida: El Decamerón (1971), Los cuentos de Canterbury (1972) y
Las Mil y una noches (1973).
Inmerso en una profunda crisis personal, realiza su último trabajo, Saló o los 120 días de la ciudad de Sodoma (1975).
Como escritor, se entrega a Petróleo, su obra póstuma e inacabada.
En ella narra la vida de un hombre obsesionado por su propio y extremado erotismo.
Describe algunas vivencias homosexuales, que incluyen una espectacular orgía del protagonista con 20 muchachos proletarios en un descampado de la periferia urbana.
Poco después, ¿premonición, condena?, Pasolini es asesinado brutalmente por Pino Pelosi, un chapero de 17 años, en un descampado de Ostia, cerca de Roma.
Su cuerpo, abandonado en un vertedero, queda completamente desfigurado. El joven confiesa el crimen, afirma haber actuado en legítima defensa al ser atacado por Pasolini, que intentaba violarle.
Es acusado e ingresa en prisión.
Pero las circunstancias que rodean el caso son muy extrañas, Pelosi era un tipo enclenque, Pasolini un experto en artes marciales….
¿Fue un crimen pasional, o fueron otras las causas?
Treinta años después, en 2005, Pelosi declara en televisión su inocencia.
Revela que fueron tres personas, una de ellas con acento siciliano, quienes acabaron con la vida de Pasolini, increpándole a gritos: ‘Maricón, sucio comunista’, dato que ocultó para ser juzgado por un tribunal ordinario.
Ante los hechos, la familia del autor reclama la reapertura del sumario, en el que se incluyen testimonios de su amigo Sergio Citti quien afirma que acudió a la cita porque era víctima de un chantaje por el robo de unos rollos de Saló….
Los motivos políticos aflorarán cuando se descubra en 2009 que Pasolini tenía la intención de revelar en Petróleo el nombre del culpable de un controvertido incidente acaecido en 1962, el presunto homicidio del industrial Enrico Mattei presidente de la compañía petrolífera Eni.
Dichas revelaciones dan lugar a la cuarta apertura del sumario del caso.
El año anterior, 700 intelectuales habían firmado un manifiesto exigiéndola.
Las investigaciones sobre el crimen no cesan: ¿será un sempiterno enigma?
Por ahora, sólo existe una única verdad: Pasolini, el hombre, decidió ser libre y no calló, pagando un alto precio por ello: su vida.