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El rechazo de la Iglesia Católica ante la devoción a la Santa Muerte podría costarle miles de almas


Como ya se ha señalado en este medio, el culto a la Santa Muerte goza de una vitalidad exuberante en México, país en el que existe una verdadera controversia entre los devotos de la santa y los altos mandos de la Iglesia Católica.
 
 No obstante la gran cantidad de fieles que desean que su santa sea reconocida oficialmente por el Vaticano, las declaraciones recientes el arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello, explican que:
 
 “La Iglesia canoniza personas de carne y hueso que se distinguieron por ser amorosas, no canoniza otros hechos u otras cosas y nunca va a canonizar la santa obediencia, la pobreza y la responsabilidad”.

Es decir que, en tanto que “concepto”, la muerte no puede ser canonizada. Sin embargo, esta actitud refleja únicamente la incomprensión cultural e histórica de la Iglesia Católica ante la actitud que los mexicanos mantienen hacia la muerte. 
 
¿No ha sido ya “corporizada” en las estampas de José Guadalupe Posada, en las calaveritas de azúcar, amaranto y chocolate?, ¿no se la recuerda e incluso festeja los dos primeros días de noviembre, año con año?,
 
 ¿no es un elemento fundamental dentro de la cosmogonía dicotómica de algunos pueblos indígenas?, ¿no es invocada y venerada día con día por varios miles de mexicanos, incluso algunos que viven en E.U.?

Uno de sus devotos, Hipólito Garza, trabajador espiritual activo de la Santa Muerte, declara:

Para nosotros es natural y común su existencia, es un medio de transformación de lo material a lo espiritual. No vamos a criticar ni a renegar de nada, pero si Cristo Jesús fue tentado por el diablo y cuando se le presenta la muerte en su cruz todavía él le dice a Dios
 
 “¿por qué me abandonas, Padre?”. Siendo quien era y habiéndole ofrecido otros poderes que rechazó, ¿por qué Dios no lo desapareció para que no pasara el calvario y todos los martirios?
 
 ¿Por qué tuvo que llegar la muerte hacia él? Si ella no hubiera sido capaz, Dios no le hubiera permitido que recogiera a su hijo.
 
 Yo ahí tengo una forma personal de ver que por eso es santa, porque tuvo que ser usada por Dios Padre para llevarle a su hijo. Ni Cristo Jesús se salvó.

Y esa es una de las varias explicaciones que los fieles de la Santa Muerte se dan a sí mismos y con las que intentan justificar su inclusión dentro de la fe católica, y hacen interpretaciones de la Biblia con tanto fervor, que recuerdan a las sectas perseguidas en otros tiempos por la iglesia, algunas tan antiguas como el arrianismo.

Pero la vetusta institución no dará su brazo a torcer tan fácilmente. Además del argumento de la abstracción de la muerte, otro arzobispo mexicano, el de Tijuana, Rafael Romo Muñoz, dice que aceptar el culto a la Santa Muerte conlleva desviarse de la moralidad católica, toda vez que, en su concepción, se estipula que el último enemigo de Cristo a vencer es la muerte. 
 
También aducen que el culto no siempre lleva consigo una buena intención, pues está ampliamente demostrado que la Santa Muerte también es invocada por narcotraficantes y criminales (existe un corrido que canta esta relación).

Para poder condenar este culto, la iglesia católica ha tratado de esclarecerlo, y es por ello que distintos arzobispos han alzado su voz. Como consecuencia de la “investigación”, lo que se ha generado es que cada vez más los seguidores de la Santa Muerte estén convencidos de que deben separarse de la iglesia católica.

No podemos saber a ciencia cierta si los devotos lograrán flexibilizar los duros dogmas y leyes de la iglesia, por el momento sólo se aprecia que el culto adquiere mayor fuerza con el tiempo, a la vez que suscita un rechazo más elaborado por parte de la iglesia.
 
http://pijamasurf.com/2013/12/el-rechazo-de-la-iglesia-catolica-ante-la-devocion-a-la-santa-muerte-podria-costarle-miles-de-almas/

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