En
nuestra dieta existen alimentos que deberían ser llamados “veneno”,
porque tienen poco valor nutricional y hasta pueden ser perjudiciales
para nuestra salud.
Conocidos como “venenos blancos”, el azúcar
refinado, la sal y las harinas refinadas, entre otros, son causantes de
diferentes enfermedades que son consideradas graves, pues son
degenerativas, como la diabetes, la hipertensión arterial y hasta el
cáncer.
1.- La Sal de mesa refinada.
La industria decidió un día convertir la
sal cristalina natural en simple cloruro sódico (la sal refinada de
hoy), porque los científicos de la época afirmaron que los demás
elementos que contenía (minerales esenciales y otros oligoelementos)
eran innecesarios y bastaba el cloruro sódico para salar los alimentos.
Desde entonces cualquier parecido entre la sal que ahora consumimos y la
sal natural es inexistente.
De un alimento que era “oro puro” porque
proporcionaba al ser humano todos los elementos necesarios para su
subsistencia en la proporción exacta que el organismo necesita se pasó a
consumir un producto que es “veneno puro”, como bien saben los
investigadores y médicos.
A la toxicidad del cloruro sódico hay
que añadir la del yodo y el flúor, minerales que hoy se agregan
artificialmente a la sal.
El yodo (tóxico cuando se sobrepasa el mínimo
necesario) se añade porque se supone que mejora la función de la
tiroides; y el flúor (uno de los elementos más radioactivos que existen)
porque afirman que este veneno evita la caries.
Un sarcasmo. La sal
cristalina natural, tanto la que procede del mar (sal marina), como de
las montañas, contiene los 84 elementos que compone el cuerpo humano en
su proporción exacta.
Poca gente sabe que la composición de la sangre
humana es prácticamente idéntica al agua salina del “mar primario”, es
decir, una solución con la misma concentración de elementos que tenía el
mar hace millones de años.
La comida chatarra se encuentra llena de sal refinada, que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, consumir este tipo de sal equivale entre 8 y 20 veces más que la que debiera comer.
Pues con
la finalidad de que el sodio y el potasio encuentren un equilibrio, se
debe consumir de 1,500 miligramos por día, pero si no se respeta, es
cuando aparecen enfermedades referentes al corazón.
2.- Azúcar refinada.
El azúcar blanca no se puede considerar
como un alimento, ya que es una sustancia química pura, extraída de
fuentes vegetales como la caña de azúcar o la remolacha, a las cuales se
les extrae el jugo eliminando toda la fibra y las proteínas que forman
el 90% de dichas plantas.
Para dejar limpio el líquido que
contiene el azúcar, se añade cal viva y es ahí donde esa reacción
alcalina mata casi todas las vitaminas, luego se añade dióxido de
carbono para acelerar la cal, este líquido azucarado pasa por tubos que
lo separan de las impurezas.
Luego viene otro tratamiento con sulfato de
calcio y ácido sulfúrico para decolorar y dejar casi blanco.
El azúcar refinada no tiene proteínas,
ni vitaminas, no tiene minerales no tiene enzimas, no tiene micro
elementos, no tiene fibra, no tiene grasas y no es de ningún beneficio
en la alimentación humana.
No es buena porque no aporta ningún
nutriente, aporta energía, pero nada más. Esta se conforma de glucosa y
fructuosa.
El problema es la manera en que la consumimos, porque las
frutas y verduras, por sí mismas, ya contienen azúcar. Las azúcares
refinadas son causantes de obesidad, de un desequilibrio nutritivo,
caries y más.
Los edulcorantes químicos también son dañinos, pues
aumentan el riesgo de cáncer, como el aspartamo, la sacarina y
ciclamatos, que podemos encontrar en productos como el refresco light.
3) Harina refinada.
Como se ilustra en The Daily Mail, con
los años la calidad del pan se ha vuelto mucho peor en lugar de mejorar.
En 1911, la sal, las grasas baratas, el alumbre, la cal en polvo y el
blanqueador eran los ingredientes “malos” del pan.
Actualmente, hay que
lidiar con ingredientes nuevos que dañan la salud y que se pueden
encontrar en la tienda en donde compra el pan.
La harina blanca
producida es casi puro almidón, y ahora contiene una pequeña fracción de
los nutrientes del grano original.
Además, los tratamientos químicos en
el grano dan como resultado la formación de un subproducto llamado
aloxano –un veneno utilizado en la industria de la investigación médica
para producir diabetes en ratones sanos.
El aloxano causa diabetes al
hacer girar enormes cantidades de radicales libres en la células
pancreáticas beta, destruyéndolas.
Las células beta son las células
primarias de las zonas del páncreas llamadas islotes de Langerhans y
producen insulina; así que si son destruidas, se desarrolla la diabetes.
Teniendo en cuenta el rango epidémico de
la diabetes y otras enfermedades crónicas, no es buena idea tener una
toxina como esta en su pan, incluso si es en pequeñas cantidades.
Cuando más fina y blanca es la harina, menos fibra, vitaminas y minerales contiene. El pan blanco, el pan de salvado, los panes de bollería, no contienen vitaminas ni minerales, mientras que favorecen las caries, el cáncer, el colesterol y la diabetes. Los panes más recomendables son el pan de centeno y el pan integral.
4) Arroz refinado.
Según los investigadores de la Escuela
de Salud Pública de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, el
arroz blanco causa aumentos bruscos en los niveles de glucosa en la
sangre, lo cual es un riesgo de diabetes.Aunque el arroz se ha consumido
durante siglos en muchos países, fue sólo en el siglo 20 que comenzó a
refinarse y consumirse como arroz blanco.
Para producir el arroz blanco el grano integral es sometido a un proceso de refinado con el cual se le retira la capa exterior y el germen.
Y
básicamente lo que queda es el endospermo, que consiste principalmente
de almidón.
El estudio analizó los datos de tres grandes estudios
llevados a cabo con cerca de 40.000 hombres y 157.500 mujeres sobre el
consumo de arroz y el riesgo de diabetes.
Los científicos descubrieron
que quienes consumían cinco o más porciones de arroz blanco a la semana
tenían 17% más riesgo de diabetes que quienes consumían menos de una
porción al mes.
Desde el punto de vista de la salud pública, debería recomendarse el reemplazo de granos refinados como el arroz blanco por granos integrales, incluido el arroz integral para facilitar la prevención de la diabetes tipo 2
5) Leche de vaca pasteurizada.
La pasteurización de la leche destruye
las bacterias beneficiosas, junto con las malas y destruye las enzimas
esenciales para la absorción de nutrientes.
La Pasteurización de la
leche destruye toda su fosfatasa, lo que es esencial para la absorción
del calcio y el calcio trabaja con la vitamina D, no sólo está
disponible a través del sol, pero es un nutriente esencial en la nata
cruda.
Calentar cualquier alimento crudo destruye las enzimas activas,
por lo que la lipasa (una enzima única de la leche y se necesita para
completar la digestión de las grasas) es lanzada junto con muchos otros
nutrientes esenciales que la pasteurización destruye.
Se considera que es la principal causa de alergias en los niños, según la Academia de Alergia, Asma e Inmunología de Estados Unidos.
Y es que
la leche, además es rica en grasas saturadas y colesterol. Algunos
estudios, incluso la relacionan con la diabetes y hasta con la
osteoporosis, porque debido a ser baja en magnesio, no deja que los
huesos absorban el calcio.
Ver más en ¿Por qué tomar leche vegetal y no leche de vaca pasteurizada?
A TOMAR NOTA IMPORTANTE !!
La sal refinada se puede sustituir por sal marina.
El azúcar refinado en muchas ocasiones se puede sustituir por miel.
La harina refinada, por harina integral (¡Ojo también con algunos productos integrales!)
La leche de vaca se podría sustituir por leche vegetal.
En todo estoy hay distintas opciones. En esta página se dan consejos de como mejorar la salud.
A las personas que no les guste esto, si
dan un argumento solido adelante, pero que no intoxiquen. Ya bastantes
tóxica es la sociedad como para tenerles que aguantar aquí también. –
http://www.periodismoalternativoblog.com/#sthash.R2QQK8kg.dpuf