VATICANO: El más siniestro puntal imperialista

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Nicaragua : Observaciones al PEF 2013-2016

El Programa Económico-Financiero (PEF) 2013-2016, recién publicado por el Gobierno de Nicaragua, garantiza la repetición del Programa “Servicio de Crédito Ampliado” que expiró formalmente en diciembre de 2011. 

La reducción de la pobreza demanda elevar la proporción de la producción que es destinada a la acumulación de activos reales fijos, es decir, incrementar el gasto de construcción y de adquisición de maquinaria, equipo y tecnología, que en 2012, según las estadísticas del Banco Central de Nicaragua (BCN), fue igual a 31% del Producto Interno Bruto (PIB) Real.
 Es de esperar que el aumento de la inversión, no del consumo como dijera un colega, aumentará la producción y la productividad laboral, siempre que ese gasto responda a la estrategia de reducción de la pobreza contemplada en el Plan Nacional de Desarrollo Humano (PNDH) 2012-2015 y esté acompañado de una efectiva y más amplia educación técnica media y superior, que casi ha desaparecido en nuestro país.

Sin embargo, el actual papel facilitador del Estado tiende a obstaculizar una mayor dinámica de la inversión privada y desestimula el crecimiento económico sostenible, porque persiste el problema estructural de las finanzas públicas de que el 80% del gasto presupuestario total se destina al gasto de consumo público y al pago de intereses de la deuda gubernamental interna y externa.
 En otras palabras, 20 córdobas de cada 100 córdobas que gasta el Gobierno Central se invierte en construcción y maquinaria y equipo, y con esta desproporción macroeconómica no se logrará en el mediano plazo un crecimiento económico sostenible. 
Entonces, es necesario llevar a cabo una reforma estructural del gasto público, olvidada por nuestros servidores públicos que se han enfrascado a modernizar el sistema impositivo aún regresivo y elevar la presión tributaria para los nicaragüenses.

Felicito de nuevo al presidente Daniel Ortega por haber forzado la inclusión y el mantenimiento de la política social en las discusiones con los representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI), la cual mantiene un sesgo pronunciado hacia las personas con mayor riesgo, o sea, que no saben producir (y hay que enseñarles a hacerlo) y no tienen ingresos para ingerir las 2 mil 100 kilocalorías diarias por persona, tal como lo recomiendan los organismos especializados en nutrición para países tropicales como el nuestro.
 Nos referimos al 14.6% de la población total del país en el año de 2009, que se denomina pobre extremo en la jerga de la pobreza y el desarrollo humano y sólo cabe una observación: la política social debe ser más amplia, que abarque a más del 42.5% de la población total que continuaba siendo pobre en 2009, porque también se ha observado tanto la pauperización de los estratos de ingresos medios de la población como la insuficiencia de políticas públicas redistributivas del ingreso.

Además de que el presupuesto nacional es un instrumento para redistribuir el ingreso, trata de garantizar, según el PEF, el financiamiento sostenible de los programas y proyectos públicos que reduzcan la pobreza, pero con el presupuesto vigente para este año, el gasto público prioritario que absorbe casi el 20% del gasto presupuestario -y también el 26% del total de impuestos- es el pago de intereses y amortizaciones de la deuda pública, no obstante parte de la deuda pública interna fue denunciada como ilícita y acusada penalmente por el Estado de Nicaragua en 2007, siguiéndole muy cercanamente el gasto de educación y alejándose un buen trecho el gasto de salud.
 Y aunque el gasto de reducción de la pobreza capta desde hace varios años la mitad del gasto gubernamental, la necesaria reforma del gasto debería impulsar la inversión en infraestructura económica y el desarrollo del capital humano, porque también urge elevar la productividad económica y la competitividad empresarial.

Los técnicos del BCN y del Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP) que se han esforzado en la elaboración del PEF 2013-2016 no deberían ufanarse que nuestro país tiene un presupuesto equilibrado, porque son técnicos y no políticos. 
Si existe un déficit fiscal cercano a 0% del PIB es por razones políticas mas no económicas, avaladas por el FMI, por lo cual siempre he señalado que la macroeconomía está excelente, pero continúa siendo frágil.
 Si se incluyera la asistencia financiera de Venezuela en el presupuesto de la nación, el déficit fiscal sería cercano a 6% del PIB y la administración pública no tendría chance para iniciar la discusión del quinto programa económico trienal, ya que el FMI exigiría un previo ajuste macroeconómico sin ayuda alguna. 
Es bastante irónico que un país pobre y aún muy endeudado en términos de producción, con una elevada tasa de evasión tributaria y una gran informalidad de su mercado laboral, posea un presupuesto nacional equilibrado.

Las políticas monetaria y financiera del PEF continúan siendo más de lo mismo, cuando nos vuelve a mantener estancados en la estabilización macroeconómica, pero ahora con más intensidad al elevar la relación de las reservas internacionales brutas con respecto a la base monetaria de 2.2 veces a 2.5 veces, con lo cual se fortalecerá la contracción monetaria que obstaculiza el desenvolvimiento normal y sostenible de las transacciones de bienes y servicios en el sector real de la economía. 
Desconoce el PEF que la mayor parte de los productores del país, los propietarios de microempresas y pequeñas empresas, no son sujetos de crédito en el sistema financiero convencional, que financia con mayor atención el consumo en vez de la producción.
 Desconoce el PEF la necesidad de restablecer una efectiva banca estatal de fomento a la producción para apoyar un crecimiento económico sostenible. También irónicamente la ley impide al BCN a que contribuya al alcance del pleno empleo.

Y lo más sorprendente es que los servidores públicos técnicos, después de la actualización del PIB con el nuevo sistema de cuentas nacionales que condujo a una reducción de las proporciones macroeconómicas de la base monetaria, del déficit fiscal y del flujo neto de capitales del exterior, afirman que el régimen cambiario es sólido, a sabiendas que el BCN es un rehén de la política cambiaria tal como lo demuestra el Artículo 38 de su ley que oficializa la cláusula de mantenimiento de valor.
El tipo de cambio deslizante no promueve el esfuerzo exportador y con un mayor PIB por la revisión del sistema de cuentas nacionales y con el registro como deuda privada externa de la cooperación venezolana, el córdoba vale casi 5% más de lo que debe valer, un índice de sobrevaluación de nuestra moneda que tendería a elevarse si no incurrimos en el artificio macroeconómico de la existencia de un presupuesto nacional equilibrado.

Finalmente, aconsejo a las autoridades gubernamentales que se agreguen algunas reformas estructurales necesarias para formalizar el mercado laboral, diseñar una política de empleo con sus variados instrumentos, transferir tecnología a los que no pueden comprarla, promover la educación técnica media y superior y, por qué no, analizar la política cambiaria, mejor dicho el tipo de cambio real, que no logra reducir un déficit comercial promedio anual de casi 20% del PIB desde 1994 hasta el año pasado.
http://nestoravendano.wordpress.com/2013/09/21/observaciones-al-pef-2013-2016/

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