Tras 20 años de reinado, mañana, el rey Alberto II de Bélgica abdicará a favor de su hijo Felipe, en una corona sumida en la crisis.
Tanto la crisis financiera como una fractura en este país dividido en dos comunidades, la francófona y la flamenca, son parte de la herencia a la que el nuevo rey tendrá que enfrentarse.
Asimismo, la crisis económica que azota a los países europeos, ha obligado a las monarquías del viejo continente a adoptar reformas en sus finanzas.
En este sentido, Bélgica también tendrá que aplicar algunos ajustes para su familia real aprobados en junio.
El presupuesto real oficial, la llamada “lista civil” para los gastos de la monarquía, asciende a más de 10.6 millones de euros anuales, aunque no es exacta, dado que se deberían sumar otros gastos como los denominados “costos ocultos”, que son asumidos por diferentes ministerios y que rondan los 18 millones de euros.
A estas millonarias cifras también debemos añadir las llamadas “dotaciones de los miembros de la familia real”.
De acuerdo con los expertos, la fortuna de esta casa real en el extranjero podría alcanzar los mil millones de euros, a la que habría que añadir las propiedades y bienes inmobiliarios por valor de unos 780 millones de euros.
En total, la carga de la monarquía para los belgas que pagan impuestos en estos tiempos de recesión, asciende a más de 30 millones por año.
La Unión Europea, sumergida en una crisis financiera desde 2008, intenta encontrar una salida al problema, no obstante las medidas adoptadas hasta ahora por los líderes de los países integrantes del bloque no han logrado mejorar la situación de sus ciudadanos.
Hispan Tv
