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Atilio Borón: Consolidación del chavismo


ATILIO BORON – Entrevista de Juan Manuel Karg a Atilio Boron -Politólogo y Sociólogo argentino, Director del Programa Latinoamericano de Educación a Distancia (PLED)- sobre el legado que deja Chávez para Venezuela y América Latina, y las perspectivas de la Revolución Bolivariana de cara a la elección presidencial del 14 de Abril. 
 
La misma forma parte del dossier de la revista mensual de la organización MAREA Popular de Argentina, integrante de la Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA.

Juan Manuel Karg: Antes que nada, ¿qué legado cree usted que nos deja Hugo Chávez a los pueblos de Nuestra América y en general a todos aquellos que buscamos el cambio social en Nuestra América?

Atilio Borón: Creo que en primer lugar nos deja como una gran herencia la reinstauración del socialismo como una alternativa de superación del capitalismo.
 
Hasta que Chávez no lo proclamó en el Foro Social Mundial del 2005, en Porto Alegre, el socialismo había poco menos que desaparecido, enterrado por el derrumbe de la Unión Soviética, la caída de los mal llamados “socialismos reales” del Este europeo y la indefensión en la que había quedado Cuba producto del desplome de lo que muy laxamente podríamos caracterizar como el campo socialista. 
 
Lo cual hizo que durante quince o dieciséis años prácticamente no se hablara de socialismo.
 
 A Chávez le debemos que el concepto de socialismo se haya reintroducido en el léxico político, no sólo de América Latina y el Caribe, sino inclusive de Europa y Estados Unidos, por lo menos. 
 
Hasta podemos hablar de algunos países africanos y de Asia. Esta es una primera, enorme, enorme contribución de Chávez.

La segunda es que Chávez dotó a la consigna de la unidad latinoamericana de un contenido concreto, no meramente retórico, que hizo que por primera vez en la historia de nuestros países apareciera en ciernes una conciencia latinoamericana real, no únicamente discursiva. 
 
La prédica latinoamericanista de Chávez empezó siendo muy abstracta, una apelación a la unidad que se remontaba a los escritos de Bolívar pero que no llegaba al presente. 
 
Más tarde, en cambio, esa convocatoria se fue llenando de contenidos concretos como la resistencia y la lucha contra el ALCA -que fue decisiva para América Latina-, el programa de Petrocaribe, la creación de Telesur, del Banco del Sur, de la Unasur, el Consejo Sudamericano de Defensa y la CELAC.
 
 Chávez tuvo el enorme mérito de bajar de una determinación abstracta, retórica, discursiva, a un conjunto de políticas concretas que le dieron a la consigna de la unidad latinoamericana una identidad y una unidad de propósito que no había tenido en el pasado.

JMK: Hay una noción que a nosotros nos interesa tomar de Chávez que es la noción de poder popular, a partir de la creación de los Consejos Comunales y otras formas de protagonismo social, porque entendemos que es una de las experiencias más avanzadas del continente y del mundo.
 
 ¿Usted qué piensa de esta noción, de las experiencias que pudo visitar y cuál cree que fue el papel que tuvo Chávez en este tema? 
 
Porque de algún modo él desde dentro del Estado fue un impulsor de la propia destrucción del Estado y del pasaje al poder popular.

AB: Primero me parece que el socialismo bolivariano es una propuesta muy innovadora. 
 
Pero es una propuesta que de todas maneras está recién en sus comienzos. Justamente el 20 de octubre del año pasado, en una de sus últimas reuniones con sus ministros, Chávez llamó mucho la atención sobre los desafíos y las dificultades en el desarrollo de las Comunas y los Consejos Comunales, a pesar de que en los papeles existe la creación de varios miles de experiencias que deberían ser el embrión de un futuro Estado socialista.

De todas maneras hay un elemento alentador que es que una parte importante del presupuesto del Estado venezolano se procesa y se administra a través de las Comunas, lo cual es muy significativo. 
 
Pero estas Comunas están lejos de haberse consolidado, tienen todavía un trecho muy largo para recorrer. Hubo una decisión, en muchos casos tomada desde arriba por Chávez y por su equipo de gobierno, pero el funcionamiento de esas experiencias de base requiere un grado de una conciencia, una madurez revolucionaria y un grado de organización que no necesariamente existe en la sociedad venezolana, sobre todo en sus clases y capas populares.

JMK: Hay cierta creencia en algunos ámbitos de la militancia de que después del triunfo de 2005, cuando se frustró el ALCA, prácticamente se venció a Estados Unidos. 
 
Sin embargo usted expuso muchas veces que Estados Unidos sigue con bases militares en nuestro continente y que continúa con su política de injerencia.
 
 ¿Cómo queda América Latina sin ese hombre, que era el más antiimperialista de todos los presidentes?

AB: Yo creo que quedamos en una posición un poco debilitada, porque Chávez era el motor permanente de todas estas iniciativas, de manera tal que va a resultar difícil poder sustituirlo. 
 
Ahora, yo creo también que producto de la prédica y la práctica de Chávez durante tantos años se ha logrado plasmar una creciente coincidencia entre gobiernos de la región no todos los cuales tienen el mismo signo político. 
 
Por supuesto que pocos gobernantes tienen la fuerza de voluntad y la claridad ideológica que tenía Chávez. 
 
Algo de eso podemos encontrar en Rafael Correa o en Evo Morales, no así en otros presidentes en donde la adhesión a los ideales bolivarianos es más vaga y difusa o, en algunos casos, abiertamente oportunista. 
 
Pese a ello y gracias a la incansable labor unitaria de Chávez en el momento actual se observa la coagulación de un consenso muy fuerte que yo no creo vaya a disolverse fácilmente.

Creo que la agresividad del imperialismo norteamericano con sus 76 bases establecidas en la región hace que los países, aun aquellos gobernados por expresiones políticas de la derecha, no estén predispuestos a abandonar demasiado ligeramente una propuesta de carácter integracionista que bien podría ser la única alternativa a su fagocitación por los Estados Unidos. 
 
Nadie se va a ir de la Unasur ahora que no está Chávez, ni tampoco creo yo que Venezuela se vaya a ir del Mercosur porque no esté Chávez. 
 
Una tarea importante para nosotros es diferenciar el estilo de intervención de Chávez -producto de su excepcional carisma- de la orientación y contenidos de las políticas que el Estado bolivariano adoptó desde la llegada de Chávez al poder. 
 
Yo creo que esas políticas van a continuar con Nicolás Maduro, no tengo ninguna duda; sólo que el estilo de conducción va a cambiar. 
 
Entre otras cosas porque Chávez es un personaje único y dueño de un carisma intransferible, de forma tal que por más que se quiera, el estilo con el cual va a gestionar Nicolás Maduro, tanto en el plano nacional como el internacional, va a ser diferente al de Chávez.

JMK: Días atrás se presentó el comando de campaña de Capriles.
 
 Le pusieron de nombre Simón Bolívar. 
 
¿Qué es lo que se juega el 14 de abril teniendo en cuenta que la nueva derecha latinoamericana muchas veces se intenta apropiar de los símbolos populares como el propio Simón Bolívar, contrariando totalmente su ideario?

AB: Bueno, creo que esta es una maniobra desesperada de Capriles. 
 
Los datos que tenemos hasta el momento muestran que Maduro tal vez lo derrote por una diferencia mayor que la que logró Chávez en su momento.
 
 Llamar Simón Bolívar a su comando de campaña es una maniobra similar a la que efectúa el exilio cubano que designa a sus engendros propagandísticos como Radio Martí o TV Martí.
 
 Tratan de apropiarse de los símbolos de la izquierda, en lo que es una expresión de la tremenda orfandad en la cual se encuentra esta gente. 
 
Necesitan desesperadamente encontrar un discurso que de alguna manera los haga aparecer como continuadores prolijos y no corruptos de la experiencia bolivariana, que ellos califican como despótica, y esto lo único que hace es demostrar su falta de ideas y de proyecto. 
 
O, “pensando mal”, que tienen un proyecto inconfesable y que por lo tanto no se atreven a someter a la luz pública.
 
 Quiero aclarar que en Venezuela circulan informes que dicen que hay un plan para que Capriles pueda bajarse de los comicios antes de tiempo.
 
 Salió una nota muy interesante en el portal de noticias Aporrea.org que dice que hay un plan B por si los números de las encuestas demuestran que Capriles no crece y no puede recuperar los seis millones y medio de votos que sacó en las últimas elecciones. 
 
En ese caso probablemente se retiraría, pero para justificar su huida la ultraderecha no dudaría en enturbiar el clima preelectoral con sabotajes, disturbios o, inclusive, una matanza de sus propios seguidores a partir de la cual hacer una denuncia en contra del gobierno bolivariano acusándolo de falta de garantías, autoritarismo o de ser una pura y simple tiranía. 
 
De este modo pretenderían justificar un abandono de la competencia electoral ante las perspectivas de una derrota muy cierta y muy grande. 
 
No sería la primera vez porque ya en 2005 boicotearon las elecciones para la Asamblea Nacional y ahora podrían reincidir en esa conducta.

JMK: Finalmente, ¿cuáles cree usted que son los principales desafíos del movimiento chavista ahora que el Comandante nos ha dejado? Mucho se ha dicho y escrito sobre el tema, ¿cuál es su punto de vista de cara al futuro?

AB: Yo lo que quisiera dejar bien claro en esta nota es que todo ese discurso que ha desarrollado la derecha y que reproduce ingenuamente la ultraizquierda argentina, en el sentido de que habría ya un poschavismo, es una interpretación que está totalmente equivocada. 
 
Por el contrario, yo creo que la muerte de Chávez lo que hace es inaugurar un chavismo, probablemente de muy larga duración. 
 
Más que pensar que con la muerte de Chávez se acaba el chavismo yo creo que es ahora cuando realmente empieza. Justamente estoy escribiendo algunas cosas de ese tipo, se los anticipo acá. 
 
Así como los asesinatos de Mahatma e Indira Gandhi no acabaron con el Partido del Congreso; así como los asesinatos de todos los líderes de la Revolución mexicana no puso fin al impulso revolucionario (no olvidemos que el partido heredero de la Revolución, el PRI, terminó gobernando durante setenta años) y así como la muerte de Perón no acabó con el peronismo, yo creo que la muerte de Chávez lejos de poner un cierra al chavismo será la que le da origen. 
 
Y la derecha en su desesperación actúa a partir de una tesis sociológicamente muy endeble del tipo: “muerto el perro se acabó la rabia”.

Endeble porque no alcanza a captar las raíces de masas, profundas y densas, del fenómeno chavista. Más que la emergencia de un nebuloso poschavismo lo que yo veo en el futuro es lo contrario: la consolidación del chavismo –tiene un mártir, una tradición, un proyecto y un poderoso movimiento social genuinamente popular- todo lo cual desencadenará la renovación de la ofensiva de los Estados Unidos para tratar de apoderarse de las riquezas de Venezuela. 
 
Como se demuestra en mi América Latina en la geopolítica del imperialismo (Ediciones Luxemburg, 2012) Venezuela es hoy, según la OPEP, el país con las mayores reservas comprobadas de petróleo del mundo. Ya no es más Arabia Saudita. Es Venezuela.

En consecuencia: lo que se viene es la consolidación del chavismo, y muy probablemente su radicalización (por aquello de que si una revolución no avanza termina por derrumbarse) y una exacerbación de la lucha de clases apelando ya a métodos muy violentos por parte de la derecha como pueden llegar a ser el boicot electoral o sabotajes, y una creciente probabilidad de que, en su desesperación para reordenar su patio trasero, Washington se decida a emplear las bases militares instaladas en el área con distintas estrategias de intervención armada. 
 
O sea, se está constituyendo un escenario muy complejo –que afectará no sólo a Venezuela sino a toda América del Sur- y en donde el chavismo lejos de desaparecer estaría iniciando una nueva etapa que, como producto de las condiciones bajo las cuales se desenvuelve el enfrentamiento clasista doméstico y la lucha antiimperialista, casi seguramente terminará siendo más radicalizada que la que conocimos en el pasado.

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