El sábado concluyó la gira de dos días del emir de Catar, Hamad bin Jalifa Al Zani, por tres países latinoamericanos, visita que según los analistas políticos tiene algún objetivo específico por detrás, más allá del desarrollo de las relaciones bilaterales.
El periplo del multimillonario árabe comenzó el jueves en Perú, y continuó en Colombia y concluyó el sábado en Ecuador, país andino donde recibe por primera vez a una delegación de alto rango de un país del Golfo Pérsico.
La visita se llevó a cabo igual que cualquier otro viaje de trabajo, que tiene como objetivo suscribir acuerdos en diferentes campos de interés común y estrechar vínculos bilaterales.
La pequeña monarquía árabe hasta ahora no había tenido nexo alguno con la región latinoamericana, por eso los analistas políticos han cuestionado el viaje.
Catar es un emirato del Oriente Medio ubicado en una pequeña península en el Golfo Pérsico, es muy rico en reservas de petróleo, y es el tercer país en reservas de gas del mundo.
Algunos expertos en política señalan que la gira del emir caratí, uno de los principales aliados de EE.UU. en la región del Oriente Medio, por América Latina, se realiza en el marco de la nueva política del Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, de satisfacer sus intereses a través de terceros países en vez de su intervención directa.
De hecho, la agenda del viaje de Al Zani a estos países busca recuperar la influencia de Washington en el continente latino, es decir su ex patio trasero.
Existe otro análisis, lo cual sostiene que el viaje del emir de Catar a América Latina busca crear brecha entre los opositores de EE.UU. en el continente latino, así como mantener rivalidad con la presencia de otros países, incluido, Irán, China y Rusia en esta región, prueba de la cual es la firma de una ley por el presidente estadounidenses, apoyada por el lobby sionista, que supone el comienzo de una lucha unilateral norteamericana que va contra la influencia de Irán en Latinoamérica.
Fm/rh/ab/
El periplo del multimillonario árabe comenzó el jueves en Perú, y continuó en Colombia y concluyó el sábado en Ecuador, país andino donde recibe por primera vez a una delegación de alto rango de un país del Golfo Pérsico.
La visita se llevó a cabo igual que cualquier otro viaje de trabajo, que tiene como objetivo suscribir acuerdos en diferentes campos de interés común y estrechar vínculos bilaterales.
La pequeña monarquía árabe hasta ahora no había tenido nexo alguno con la región latinoamericana, por eso los analistas políticos han cuestionado el viaje.
Catar es un emirato del Oriente Medio ubicado en una pequeña península en el Golfo Pérsico, es muy rico en reservas de petróleo, y es el tercer país en reservas de gas del mundo.
Algunos expertos en política señalan que la gira del emir caratí, uno de los principales aliados de EE.UU. en la región del Oriente Medio, por América Latina, se realiza en el marco de la nueva política del Gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama, de satisfacer sus intereses a través de terceros países en vez de su intervención directa.
De hecho, la agenda del viaje de Al Zani a estos países busca recuperar la influencia de Washington en el continente latino, es decir su ex patio trasero.
Existe otro análisis, lo cual sostiene que el viaje del emir de Catar a América Latina busca crear brecha entre los opositores de EE.UU. en el continente latino, así como mantener rivalidad con la presencia de otros países, incluido, Irán, China y Rusia en esta región, prueba de la cual es la firma de una ley por el presidente estadounidenses, apoyada por el lobby sionista, que supone el comienzo de una lucha unilateral norteamericana que va contra la influencia de Irán en Latinoamérica.
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