Pablo Gonzalez

Las Fuerzas Armadas de Chile al servicio del Pentágono


En los noventa, el Departamento de Estado cumplió con la Ley de Libertad de Información (FOIA) de Estados Unidos y liberó documentos desclasificados sobre el derrocamiento de Salvador Allende en 1973. 
 
Los archivos hablaban sobre abusos a los derechos humanos, terrorismo y otros actos de violencia política antes y durante la era de Pinochet en el país.
 
 Pinochet estaba enfurecido: cómo pudieron haberlo hecho… ¡todas sus acciones fueron realizadas por iniciativa de Washington y concretadas con apoyo de Estados Unidos! 
 
En esos días, Pinochet ya no era más Presidente de Chile, pero permanecía en el puesto de Comandante en Jefe del Ejército, hasta marzo de 1998. 
 
La relación establecida con el Pentágono se fue descarrilando.

Después de que la Alianza por Chile llegó al poder, el Pentágono comenzó a restaurar gradualmente su influencia en el país. Maniobras navales conjuntas, venta de armas, oficiales chilenos entrenando en suelo estadounidense. 
 
El gobierno de Sebastián Piñera constituye un salto cualitativo para la relación entre Chile y el Ejército estadounidense. 
 
El padre del presidente fue embajador en Estados Unidos, su hermano José un ministro de gabinete del gobierno de Pinochet, y ambos tenían cercanía con la inteligencia estadounidense. 
 
Sebastián Piñera se mantuvo fiel a la tradición familiar, pensando que una relación estable con Washington sería garantía de una carrera exitosa.

En abril de 2012, una ceremonia tomó lugar en el Fuerte Aguayo de Concón, en la Región de Valparaíso. Un centro de entrenamiento para operaciones de paz de Naciones Unidas se volvió operativo. 
 
La construcción fue financiada por el Comando Sur de Estados Unidos. 
 
Según filtraciones de la prensa, el campo es utilizado por el Ejército latinoamericano para entrenar en tácticas de guerra urbana y combate contra guerrillas. 
 
El curso incluye entrenamiento antidisturbios.

Esto encaja con Chile: miles han salido a las calles, entre ellos estudiantes, profesores y trabajadores. Los mapuche del sur combaten una feroz batalla por su tierra histórica y su estatus de autonomía.
 
 Los luchadores por los derechos humanos de Chile no exageran cuando llaman a Concón un brazo de la Escuela de las Américas (denominado ahora como Instituto del Hemisferio Occidental de Cooperación de Seguridad). 
 
Un curso de técnicas mejoradas de interrogación aún existe. Se ha vuelto más eficiente gracias a la experiencia recibida en celdas secretas de la CIA.

El Pentágono ve a Chile – junto a Colombia – como el socio más confiable de Estados Unidos. La Marina chilena es responsable del Pacífico Sur. Normalmente rastrea a narcotraficantes, pero existe una misión más importante: vigilar las rutas de navíos y submarinos rusos y chinos. 
 
La lucha por los recursos del Asia-Pacífico recién ha comenzado y el lugar de Chile fue definido hace mucho tiempo.

La inteligencia chilena es bien activa en países Latinoamericanos y del Caribe. Después de Pinochet, los servicios secretos chilenos se enfocaron en “países populistas” sirviendo a los intereses de la CIA y la inteligencia militar. Vigilan misiones rusas, chinas e iraníes, tanto dentro del país como en el extranjero.

Altos líderes militares de Estados Unidos alaban a las Fuerzas Armadas chilenas por su alta capacidad en preparación de combate, señalando constantemente que el Ejército de Chile supera a cualquiera de sus vecinos. La idea es que “el Ejército chileno cumple los más altos estándares de la OTAN”. Como resultado, el Ejército de Chile, la Fuerza Aérea y la Armada adquieren sistemas armamentísticos de Estados Unidos y países europeos.

Rusia participa constantemente de la FIDAE, una feria aérea y espacial internacional que exhibe tecnologías militares, civiles y de propósito compartido en Santiago de Chile, pero nunca ha alcanzado un verdadero éxito. 
 
El Pentágono hace todo lo posible para que cualquier acuerdo con Rusia fracase. En 2010, Rosoboronexport concluyó un acuerdo con chilenos – por decisión política – de vender cinco helicópteros Mi-17V5. 
 
Pero ocurrió un terremoto. 
 
Ello sirvió como subterfugio para que los chilenos se retractaran (la embajada de Estados Unidos movió los hilos desde lo alto).

Estados Unidos toma ventaja de que, hace mucho tiempo, el Ejército chileno considera a Bolivia, Argentina y Perú como enemigos regionales. 
 
La política del Pentágono está enfocada en estropear las relaciones entre Chile y sus vecinos.
 
 La política tiene resultados… hay algunos ejemplos.

Ver marinos chilenos paseándose por las calles de Viña del Mar era algo típico de las mañanas. Nunca atrajo la atención de los transeúntes o extranjeros. 
 
Los marinos cambiaron una vez su ruta y gritaron sus cantos pasando a un costado de muchos turistas.
 
 Un estudiante de Argentina tuvo el tiempo suficiente para grabarlo en video y publicarlo en Youtube. 
 
El video se viralizó y generó mucho ruido.
 
 Los marinos cantaban, “Argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré”.

Argentina, Bolivia y Perú manifestaron protestas oficiales. César Navarro, ministro boliviano responsable por la coordinación con los movimientos sociales, fue el primero en reaccionar. 
 
Pidió a los latinoamericanos condenar a Chile por educar a su Ejército en el espíritu de odio hacia sus vecinos.
 
 Perú y Argentina respondieron de la misma forma.

El ministro de Defensa de Chile había reconocido que los marinos sí alzaron cánticos que contenían insultos “hostiles y ofensivos” hacia sus países vecinos. 
 
El jefe de la Armada, Edmundo González, y el ministro subrogante de Defensa, Alfonso Vargas, señalaron que los responsables serían sancionados. 
 
Vargas dijo que Chile había sido “víctima de situaciones similares en otros países y no nos gusta”. Agregó que el cántico no se condecía con las pacíficas relaciones con los países vecinos.

El gobierno chileno prometió una investigación acuciosa sobre el video y los cadetes. 
 
“Sin duda, son imágenes vergonzosas”, dijo la vocera del gobierno chileno, Cecilia Pérez. 
 
“Este tipo de acciones no representan las buenas relaciones que nuestro país tiene con los países amistosos mencionados, y la paz que Chile siempre ha querido alcanzar y mantener en nuestra región”. 
 
Pero se trataba de una respuesta de chapa, nada más.

El actual gobierno chileno parece estar interesado en mantener relaciones tensas con sus vecinos. Probablemente piensa que la política sirve al propósito de “consolidar la nación” en el frente doméstico. 
 
Recientemente, Sebastián Piñera ha hecho todo lo posible por generar un conflicto entre estados con la detención de tres conscriptos bolivianos armados que cruzaron la frontera chilena armados con un rifle FAL. 
 
El desierto de Atacama no es el mejor lugar para ver las líneas fronterizas con claridad. 
 
Los soldados venían persiguiendo a contrabandistas de vehículos robados. 
 
Luego de que uno de los contrabandistas diera un aviso, los conscriptos fueron arrestados y llevados a Iquique para ser juzgados ante una corte civil.

El 8 de febrero de 2013, el diario La Razón de Bolivia escribió que la hostilidad hacia los vecinos era una especie de doctrina de las Fuerzas Armadas chilenas. En realidad, ésta no ha cambiado desde los tiempos de la dictadura de Pinochet. 
 
Los gobiernos democráticos que van y vienen han fracasado en reformar drásticamente la estructura militar. 
 
Las Fuerzas Armadas chilenas son un Estado dentro de un Estado, un grupo de poder unido, elitista y reaccionario, sobre el cual el gobierno chileno nunca ha podido establecer un control total.

Actualmente, el Ministerio de Defensa es encabezado por Rodrigo Hinzpeter. Antes de ser designado para ese cargo, su reputación se había visto gravemente dañada. Hinzpeter fue acusado de ocultar las actividades subversivas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la agencia anti-drogas de Estados Unidos (DEA), que está bajo la jurisdicción del Departamento de Justicia, en contra del gobierno de Ecuador.
 
 El nuevo cargo no le resta oportunidad para continuar haciendo lo que hace. 
 
De tener suerte, podría iniciar una guerra victoriosa contra Bolivia. 
 
Usualmente todo empieza con provocaciones de pequeña escala, y desde hace mucho que el Ejército chileno está involucrado en un ruido de sables.

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