Un estudio realizado por la Universidad de Toronto ha revelado que muchas ciudades de EE.UU. registran una tasa de asesinatos más alta que las de las naciones más violentas del mundo, como Honduras, Brasil y México.
El estudio, citando los datos de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas, revela que Nueva Orleans iguala la cifra de muertes violentas de Honduras (más de 60 asesinatos por cada 100.000 habitantes); en Washington la tasa de homicidios con armas de fuego, 19 asesinatos por cada 100.000 habitantes, es casi dos veces más alta que la de México (10), y un número más que en Brasil (18); Detroit, con una tasa de 36 asesinatos por cada 100.000 habitantes, presenta más homicidios que Colombia; y Nueva York tiene un índice de asesinatos con armas de fuego más alto que Argentina, 4 frente a 3.
Según el director del periódico ‘La Nación Cubana’, Pedro González Munné, estos datos muestran la “doble moral” y “actitud lamentable” de EE.UU, que se permite criticar a los demás países, autofacilitándose “el derecho de decirle a todo el mundo qué tiene que hacer, mientras en su propio territorio suceden este tipo de crímenes y se venden abiertamente armas de asalto”.
A juicio de Munné, “el problema de la violencia en EE.UU. no está en la venta libre de armas de fuego ni en la oferta que se hace en la prensa públicamente de armamento militar, sino en la cultura de violencia que ha sobrepasado las necesidades” en los medios.
De acuerdo con los datos de las Naciones Unidas (ONU), EE.UU. es el país del mundo con mayor número de civiles portadores de armas, entre 270 y 300 millones de unidades en manos privadas.
Recientemente, se han dado numerosas masacres en EE.UU., entre ellas la ocurrida hace unas semanas en una escuela primaria de Connecticut; en otra tragedia, un joven de 20 años asesinó a su madre en su propia casa y luego mató a 20 niños y 6 adultos en un centro educativo, antes de quitarse la vida.
La libertad de posesión de armas en EE.UU. no solo hace peligrar la vida y la seguridad del pueblo norteamericano, sino que el flujo de éstas a México, facilitando el acceso de delincuentes miembros de bandas de narcotraficantes en el país azteca a ellas se han cobrado la vida de muchos civiles; el hallazgo y decomiso de armamentos fabricados en EE.UU., durante los operativos policiales contra los carteles de droga en México, son muestra de lo antes planteado.
mf/ybm/nal
El estudio, citando los datos de la Oficina contra la Droga y el Delito de las Naciones Unidas, revela que Nueva Orleans iguala la cifra de muertes violentas de Honduras (más de 60 asesinatos por cada 100.000 habitantes); en Washington la tasa de homicidios con armas de fuego, 19 asesinatos por cada 100.000 habitantes, es casi dos veces más alta que la de México (10), y un número más que en Brasil (18); Detroit, con una tasa de 36 asesinatos por cada 100.000 habitantes, presenta más homicidios que Colombia; y Nueva York tiene un índice de asesinatos con armas de fuego más alto que Argentina, 4 frente a 3.
Según el director del periódico ‘La Nación Cubana’, Pedro González Munné, estos datos muestran la “doble moral” y “actitud lamentable” de EE.UU, que se permite criticar a los demás países, autofacilitándose “el derecho de decirle a todo el mundo qué tiene que hacer, mientras en su propio territorio suceden este tipo de crímenes y se venden abiertamente armas de asalto”.
A juicio de Munné, “el problema de la violencia en EE.UU. no está en la venta libre de armas de fuego ni en la oferta que se hace en la prensa públicamente de armamento militar, sino en la cultura de violencia que ha sobrepasado las necesidades” en los medios.
De acuerdo con los datos de las Naciones Unidas (ONU), EE.UU. es el país del mundo con mayor número de civiles portadores de armas, entre 270 y 300 millones de unidades en manos privadas.
Recientemente, se han dado numerosas masacres en EE.UU., entre ellas la ocurrida hace unas semanas en una escuela primaria de Connecticut; en otra tragedia, un joven de 20 años asesinó a su madre en su propia casa y luego mató a 20 niños y 6 adultos en un centro educativo, antes de quitarse la vida.
La libertad de posesión de armas en EE.UU. no solo hace peligrar la vida y la seguridad del pueblo norteamericano, sino que el flujo de éstas a México, facilitando el acceso de delincuentes miembros de bandas de narcotraficantes en el país azteca a ellas se han cobrado la vida de muchos civiles; el hallazgo y decomiso de armamentos fabricados en EE.UU., durante los operativos policiales contra los carteles de droga en México, son muestra de lo antes planteado.
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