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Crisis de Octubre: Las verdaderas causas del conflicto


Cuando el 22 de octubre de 1962, a las 19:00 hrs, el entonces Presidente de los EE.UU John Fitzgerald Kennedy comenzó a pronunciar su discurso a la nación, se hizo publico el comienzo de la llamada Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles, según la denominación de ambas partes en conflicto. 

Pero, para nadie es un secreto, que dicha “Crisis” no comenzó este día, sino que fue consecuencia de hechos y circunstancias anteriores que a la luz del conocimiento actual se pueden evaluar.

Si se desea realizar una apreciación de hechos históricos acaecidos hace muchos años, es absolutamente necesario tener en cuenta las circunstancias en que estos ocurrieron. 
No es posible valorar la historia, pensando en el presente y las circunstancias actuales. 
Hay que ubicarse en época y relacionar los hechos con las situaciones que surgieron en ese momento.
 La honestidad intelectual es primordial si se quiere ser objetivo.

Para poder juzgar los hechos acontecidos es necesario tener en cuenta el mundo en que vivíamos en ese momento.

Hacia 17 años había concluido la Segunda Guerra Mundial; los dos bloques que emergieron de esta se encontraban consolidados y en pleno desarrollo; se había instaurado por occidente la “Guerra Fría” que no podía ser mas “caliente” de lo que estaba siendo; se estaba desarrollando el proceso de descolonización, caracterizado por dos vertientes, la de occidente que trataba de convertir a los países descolonizados en neo colonizados, instaurando gobiernos fantoches a su servicio y la de los pueblos que pretendían liberarse del yugo que los había oprimido durante tantos años y seguir su propio camino; se había establecido un estatus quo entre la Unión Soviética y EE.UU, donde ambas potencias poseían sus áreas de influencia que respetaban entre comillas, aunque la pugna por violentarla era muy fuerte.

Desde el punto de vista económico EE.UU había impuesto su patrón Dólar y tenia en principio control de las finanzas mundiales, lo que le daba una ventaja estratégica. Se crearon múltiples instituciones que de cierta forma regulaban el acontecer mundial y las potencias trataban de emplearlas en función de sus intereses.

Desde el punto de vista militar se crearon los pactos del Atlántico Norte (OTAN) y el de Varsovia, enfrentados ideológica y militarmente. 
El punto más álgido de este enfrentamiento se encontraba en Alemania y específicamente en Berlín, donde las tensiones, debido a las constantes provocaciones por parte de occidente, habían generado múltiples protestas de la parte soviética y la tirantez había llegado a límites casi de confrontación militar.

Recordemos que Berlín fue tomada por los soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial y al concluir esta, se tomó la decisión, conjuntamente con los “aliados”, EE.UU y Gran Bretaña, de dividirla en tres partes que serian administradas por cada país.

Los soviéticos en ese momento no se percataron que esta decisión provocaría uno de los puntos de fricción más peligrosos de la época de postguerra.

La correlación del armamento estratégico era abrumadoramente a favor de occidente, aunque ya había pasado el peligroso momento en que el chantaje nuclear por parte de EE.UU, era una amenaza, no solo para la Unión Soviética y el campo socialista, sino y para toda la humanidad.

En el plano operativo, los EE.UU habían instalado en Turquía, Italia e Inglaterra lanzaderas de cohetes con capacidad nuclear, que aumentaban considerablemente la posibilidad de un hipotético primer golpe que anularía al contrario y permitiría la victoria. 
Aunque los soviéticos nunca abrazaron esta concepción, porque no era parte de su filosofía y porque no la podían sustentar materialmente, en EE.UU si se manejaba esta posibilidad como algo real y los documentos que se poseen en la actualidad demuestran la veracidad de esta afirmación.

La puesta en servicio de los submarinos con los cohetes Polaris representó un halón significativo en favor de EE.UU.

Solo para dar una idea de la correlación de fuerzas en el área militar, en el momento de la “Crisis”, las partes poseían los siguientes medios y fuerzas:

Como podemos observar la superioridad de EE.UU era evidente y esto se reflejaba en las relaciones entre las partes.

El surgimiento de la Revolución Cubana fue un hecho que sorprendió a EE.UU, que consideraba y considera a América Latina, su traspatio seguro y por ende imposible de ser ocupado por un proceso independiente a sus designios. Para la URSS a su vez, fue como un viento de aire fresco, que hizo de pronto realidad y sin que tuvieran participación alguna, el surgimiento de un país que enfrentara el dominio Yanqui en el hemisferio occidental.

La agresividad de EE.UU contra la Unión Soviética y el campo socialista se reflejaba no solo en la supremacía militar y en las múltiples bases e instalaciones coheteriles apuntando hacia territorio soviético, sino y en la virulenta propaganda antisoviética que inundaba todos los espectros de la influencia psicológica e informativa en el mundo. 
No había método ni medio que no se empleara en función de crear un clima hostil contra el “comunismo soviético”.

Dentro de EE.UU el Macartismo y otras tendencias anticomunistas, habían hecho estragos y se vivía una especie de histeria, porque se consideraban en peligro los valores mas “sagrados” de la civilización occidental.

Este panorama surrealista representaba el mundo que se vivía en aquel entonces y donde la aparición de la Revolución cubana vino a dar una especie de aldabonazo que las esferas de poder en occidente no podían permitir.

Es por ello que desde el mismo triunfo de los simpatizantes de Fidel Castro, el Gobierno de EE.UU comenzó a “trabajar” para derrocarlo y con ello evitar la propagación del “ejemplo” de los rebeldes cubanos.

El proceso por demás era doblemente peligroso, uno porque se producía a 90 millas de EE.UU en plena América Latina, donde las situación revolucionaria estaba madura y solo faltaban las condiciones objetivas y subjetivas para su desarrollo y por otro lado porque el proceso cubano era totalmente independiente y no podría culparse al “comunismo internacional” de su surgimiento.

En el caso latinoamericano se cumplían las tres premisas que señalaba Lenin para que se pudiera desarrollar un proceso revolucionario:
Crisis en las “alturas” y Crisis en los “bajos”.

O sea, los de “arriba” no pueden sostener la situación y se ven obligados a realizar constantes cambios para sostenerse, pero la situación no mejora. Por otro lado los de “abajo”, están sufriendo las consecuencias de la explotación y la crisis de los de “arriba” y se cansan de esta situación.

Incremento del pauperismo de las masas por encima de lo habitual.

Lo que significa la perdida, por debajo de lo soportable, de la capacidad de las personas de mantener su estatus social. (Desempleo, pérdida de las viviendas, reducción drástica del poder adquisitivo, etc.).
Aumento de la actividad socio-política de las masas. Lo que se refleja en protestas, huelgas, turbulencia social, aparición de movimientos que revindican mejoras, etc.

Desde el punto de vista objetivo la revolución cubana planteaba un cambio que permitía resolver las contradicciones entre las Relaciones de Producción y las Fuerzas Productivas, lo que seria valido también para A.L, donde los movimientos sociales abrazaban estas transformaciones.

Desde la óptica subjetiva, Cuba podría ser la bujía inspiradora para las múltiples organizaciones sociales, sindicales y políticas que lideraban las reivindicaciones en el sub continente. Esto significaba el estimulo a asumir un liderazgo que permitiera organizar la lucha por la independencia latinoamericana.

EE.UU no podía permitir bajo ninguna circunstancia el desarrollo de la revolución cubana y ahora conocemos, por los documentos desclasificados en este país, que esa era la forma de pensar de las altas esferas del país norteño y para evitarlo emplearon todos los recursos a su disposición, desde la agresión militar, hasta la bacteriológica, pasando por la presión económica, psicológica, financiera, diplomática, etc.

Solo en 2 años de revolución en Cuba, EE.UU había realizado múltiples acciones para derrocar y destruir el proceso revolucionario. Sabotajes, presión psicológica, agresiones de todo tipo, bloqueo económico, fueron algunas de las variantes de desestabilización empleadas.

La invasión de Bahía de Cochinos fue el colofón de este conjunto de acciones para derrocar la revolución cubana y además una de las razones de la Crisis de Octubre. Pero no fue el final.

Los Kennedy quedaron “heridos” en su orgullo personal por el fracaso de la operación “Pluto”, por lo que de inmediato decidieron hacer “su propia guerra” contra Castro, aprobando en noviembre de 1961, a solo 7 meses de la fallida operación, el mas vasto y abarcador proyecto de desestabilización que jamás gobierno norteamericano alguno hubiera concebido, la Operación “Mangosta”.

En el momento en que se produce la “Crisis” esta operación se encontraba en su punto más alto que incluía desde intentos de asesinar a los principales dirigentes del país, hasta ataques contra buques de terceros países que comerciaban con Cuba. Todo aquí era valido.

Durante el periodo que duró la Operación “Mangosta” (cerca de 11 meses), los EE.UU y sus servicios especiales, con la colaboración de los migrantes cubanos en EE.UU, se realizaron más de 5,000 actos de sabotaje contra Cuba. Dentro de sus tareas, que eran 32 en total se incluía la invasión por parte de las Fuerzas Armadas de EE.UU.

Es en estas circunstancias que, ante las constantes agresiones que EE.UU organizaba y financiaba contra Cuba y la necesidad que tenia el país de defenderse, la dirección de la revolución cubana decidió estrechar las relaciones con el campo socialista y muy especialmente con la Unión Soviética.

Se hace imprescindible acotar algo que muy pocas veces se valora al analizar el contexto político de la época. Algunos analistas tienen la percepción de que la naciente revolución y específicamente su máximo líder Fidel Castro, no tenían una actitud negativa con relación a EE.UU al comienzo del proceso.

Si recordamos por esta época diferentes intervenciones, hechos y acciones del líder cubano, encontraremos que su pensamiento y acción eran más bien amistosos hacia el gigante del norte.

Existe por ahí una carta en que Fidel niño se dirige al Presidente de EE.UU con términos más bien elogiosos hacia la nación vecina. Posteriormente durante la Guerra de liberación desarrollada en la Sierra Maestra contra el régimen oprobioso de Batista, sus encuentros con periodistas norteamericanos reflejan más bien un ambiente amistoso y reflexivo que una actitud hostil. Existe inclusive una entrevista filmada en la Sierra Maestra y realizada en ingles, donde se puede notar una actitud positiva hacia EE.UU.

Posterior al triunfo, un reconocido reportero de la cadena CBS en EE.UU, lo entrevista en La Habana y es evidente el carácter amistoso y jovial que el joven Primer Ministro en aquel entonces, muestra en su intervención. Inclusive esta se hace en un set que parece la sala de su casa y Fidel ataviado, no con su eterno uniforme verde olivo, sino con un atuendo casero parecido a un pijama. Hasta en eso se notaba el ambiente amistoso que el líder cubano quería transmitir.

En su primera visita a EE.UU todavía Castro se mostró amistoso y cooperativo con los norteamericanos y fue la actitud hostil e irrespetuosa de los dirigentes norteamericanos la que provocó su reacción firme y viril.

EE.UU no calculo el combatiente y estadista que había en Fidel Castro y la vida le pasó la factura. Mañana dejara de existir el líder cubano, pero su pulso con los gobernantes norteamericanos lo ganó por pegada.

La dirección soviética, al igual que la cubana, percibían que los EE.UU estaban decididos a realizar una invasión a Cuba y de esta forma abortar el proceso revolucionario en Cuba, a pesar que para ello tendrían que realizar un verdadero baño de sangre. 
Era tal la decisión de los cubanos por defender su revolución, que no había dudas de que esta invasión costaría muchas vidas a los cubanos y a los norteamericanos.

La única forma de evitar tal derramamiento de sangre y la perdida de la soberanía de los cubanos, era generar tal reforzamiento de la capacidad defensiva de Cuba, que hiciera de la invasión al país, un acto demasiado costoso para el agresor.

Es por ello que a instancia de la parte soviética el 29 de mayo de 1962, llega a Cuba una delegación presidida por Sharaf Rashídov, secretario general del PCUS en Uzbekistán junto a A. Alexeev, quien poco después ocuparía el cargo de embajador de la URSS en Cuba.

Dentro del grupo figuraban además el mariscal Serguéi Biriuzov, viceministro de Defensa y jefe de las Fuerzas Coheteriles Estratégicas de la URSS, quien junto a los generales Sergei Ushakov, subjefe del Estado Mayor Central de la Fuerza Aérea Soviética y Pyotr Ageyev, de la dirección de Operaciones del EMC de las Fuerzas Armadas de la URSS tenían la encomienda de Nikita Jruschov de proponer personalmente a la alta dirección cubana, el interés de instalar cohetes nucleares en su territorio para frenar las intenciones norteamericanas de una agresión militar directa.

La parte cubana tuvo siempre sus reservas en cuanto a la instalación del armamento nuclear y así se lo hizo saber a los dirigentes soviéticos, incluso había discrepancias en la forma de realización. Fue la percepción soviética, de que con solo un reforzamiento del armamento convencional no se garantizaba la seguridad de Cuba, la que genero la insistencia de Jrushov en su propuesta.

No hay dudas de que la dirección cubana se encontró en ese momento en una difícil encrucijada, por un lado la inminente invasión de EE.UU y la constante agresividad para desestabilizar el país, por otro la difícil propuesta hecha por los soviéticos, que en ese momento eran el apoyo fundamental para la pequeña y joven nación y por otro el evidente daño que la aceptación de esta propuesta generaría en las muy importantes relaciones de Cuba con Latinoamérica.

Ante tal disyuntiva a la dirección de la revolución cubana no le quedo otra alternativa que aceptar la propuesta de los amigos, so pena de ser destruida y el país convertido en un rio de sangre.

No es menos cierto que para la dirección soviética la instalación de los misiles en Cuba tenia un doble objetivo, defender a la revolución cubana de una inminente invasión y posible destrucción y responder en algo a la creciente amenaza que EE.UU ejercía sobre la Unión Soviética y el campo socialista con la instalación de los cohetes en Turquía, Gran Bretaña e Italia, hecho este que se había producido de forma unilateral por parte de los EE.UU.

Pero evidentemente esta no fue la razón principal de la acción soviética, de haber sido esta la razón principal, los soviéticos entonces hubieran aceptado la propuesta cubana de hacer público el acuerdo antes de que este se ejecutara y de esta forma los pondría en condiciones de negociar con EE.UU las instalaciones circundantes a la URSS.

Aunque se han tratado de manipular los hechos acaecidos durante la “Crisis”, con el objetivo de justificar acciones, lo cierto es que las causas fundamentales que originaron el acontecimiento, estaban determinadas por la actitud agresiva y evidentemente intervencionista que los Gobiernos de los EE.UU de América estaban teniendo contra Cuba y la Unión Soviética. 
Los misiles no fueron la causa, sino la consecuencia de esta actitud.

Si analizamos con detenimiento los documentos ahora desclasificados de la época, nos podremos percatar de lo siguiente:

En el documento que establece las bases de la Operación “Mangosta” aprobado por el Presidente de EE.UU y bajo la supervisión general del entonces Secretario de Justicia Robert Kennedy, uno de los puntos a desarrollar en las acciones contra Cuba es precisamente la invasión armada por parte del Ejercito Norteamericano.

El 7 de marzo de 1962, la Junta de Jefes de Estado Mayor propuso “fabricar una provocación que justificara una acción militar norteamericana” y solo dos días después, la oficina del Secretario de Defensa sometió a la consideración de la Junta de Jefes de Estado Mayor un paquete de medidas que podían servir de pretexto para justificar la intervención militar en Cuba.

EE.UU no consideraba la instalación de los cohetes como un cambio significativo en la correlación de fuerzas de la época. El 16 de octubre de 1962, en reunión confidencial extraordinaria del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional (EX-COMM), el Secretario de Defensa de EE.UU Robert McNamara a la pregunta del Consejero Presidencial para la Seguridad George Bundy de que “¿Qué tan gravemente cambia esto el balance estratégico?” respondió: “Mac yo le pregunté a los Jefes esta tarde, en efecto. Y dijeron, sustancialmente. Mi visión personal es que no mucho”. 
En reunión del mismo Comité realizada el día 19 de octubre del 62 el Presidente de EE.UU JFK dijo: “El razonamiento lógico es que no es imprescindible invadir Cuba. Es simplemente el tipo de problema con el que debemos aprender a convivir en la vida, como convivimos con la Unión Soviética y China. 
Pienso que la existencia de esos misiles no crea peligros nuevos”.

En el documento aprobado por el Departamento de Estado que establecía las acciones a realizar contra Cuba y fechado el 24 de enero de 1963, o sea, 3 meses posterior a la “Crisis de Octubre” el Gobierno de EE.UU establece como prioridades para Cuba las siguientes: “Nuestro objetivo final con respecto a Cuba es el derrocamiento del régimen de Castro y su sustitución por otro compatible con los objetivos de los EE.UU.
 Para lograr este objetivo, el Gobierno de los EE.UU. aplicará en grado creciente las presiones políticas, económicas, psicológicas y militares, cuando las oportunidades apropiadas se presenten o se pueden crear, hasta que el régimen de Castro sea derrocado”. 
“Debemos estar en condiciones de responder con el apoyo militar abierto (que incluye apoyo con artículos tales como material, asesores, capacitación y apoyo a las Fuerzas Especiales y, si es necesario, hasta la gama completa de las fuerzas militares), a una solicitud de asistencia de cualquier grupo anti-Castro en Cuba que demuestren la capacidad de sobrevivir y que amenace al régimen actual, y cuyos objetivos sean compatibles con los de EE.UU”.

Como podemos concluir de los documentos mencionados y las acciones realizadas por las partes, la causa fundamental de los acontecimientos acaecidos durante el mes de octubre de 1962 en Cuba fue “la inminencia de una invasión a gran escala por parte de las Fuerzas Armadas de EE.UU a territorio cubano”. 
A nuestro entender la dirección soviética actuó en un inicio sinceramente preocupada por la posibilidad de una agresión y empleo la única variante que tenia en ese momento para evitarla.

Los medios de desinformación y propaganda de EE.UU han tratado de tergiversar los hechos y reescribir la historia, por ello con marcada intención nombran los acontecimientos como la “Crisis de los misiles”, lo que pretende resaltar como causa de los hechos.

Es por ello que consideramos que nombrar los acontecimientos como “Crisis de Octubre” es además de mas exacto, menos tendencioso.

Los hechos además demostraron que las posiciones de principios terminan imponiéndose y a pesar de que la agresividad norteamericana a continuado durante mas de 50 años, la “Crisis” en si, les demostró a los EE.UU que el peligro de guerra también podía tocar a sus puertas.

DAVID URRA / CONTRAINJERENCIA – 

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