El EPP se atribuye la caída del luguismo al cual califica de social-democracia aliada al fascismo
A través de un reciente operativo de prensa orquestado por los seguidores del ex presidente paraguayo Fernando Lugo, destituido por mal desempeño de sus funciones, se dio a publicidad una foto de su sucesor Federico Franco realizando el saludo nazi, como signo inequívoco de su filiación política.
Como en Paraguay hace tiempo el debate político se parece a un torneo interno entre la Falange, los camisas negras y la Gestapo, el mismo Fernando Lugo es señalado también por sus adversarios de la izquierda marxista como fiel aliado del fascismo.
En tanto el luguismo sigue intentando cabalgar sobre la campaña montada para propiciar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, con la cual Hugo Chávez logró humillar a la derecha paraguaya y a sus voceros principales como Aldo Zucolillo y Humberto Rubin, otras voces se levantan desde las selvas paraguayas.
En tanto el luguismo sigue intentando cabalgar sobre la campaña montada para propiciar el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, con la cual Hugo Chávez logró humillar a la derecha paraguaya y a sus voceros principales como Aldo Zucolillo y Humberto Rubin, otras voces se levantan desde las selvas paraguayas.
En recientes comunicaciones difundidas a través de redes sociales, el EPP se jacta de haber acabado de manera contundente con las ilusiones de la socialdemocracia aliada al fascismo que encarnaba Fernando Lugo.
A través de las redes sociales, miembros del Ejército Popular Paraguayo (EPP) anuncian que pronto acabarán también con las “fantasías” de los liberales y sus represores multicolores.
A través de las redes sociales, miembros del Ejército Popular Paraguayo (EPP) anuncian que pronto acabarán también con las “fantasías” de los liberales y sus represores multicolores.
Recuerdan a los guerrilleros ejecutados extrajudicialmente bajo el gobierno de Lugo, sentenciando que aunque quieran destrozar “sus caras y sus cuerpos, machacar sus carnes, romper sus huesos” no podrán derrotarlos ni hacerlos desaparecer “porque aquellos valientes guerrilleros ya son inmortales”.
El EPP dirige sus dardos sobre todo hacia el ministro del interior de Federico Franco, Carmelo Caballero, de quien dice “Desde niño quiso ser un rubito de ojos azules como muchos de sus admirados yankees. Se siente un impuro. Un norteamericano adoptado, con complejo de inferioridad, sin pelo rubio, sin ojos azules y de segunda categoría”
Se hacen también eco del rumor de que el ministro, a quien endilgan el mote de “Narciso Cabellera”, “es hijo de una antigua funcionaria de la Embajada yanqui de Asunción”, y que además “creció allí. Es un hijo adoptado de los yankees y estos fueron quienes lo nombraron como Ministro”. Sin embargo, afirma el EPP, detrás del tono de su piel y sus rasgos amerindios subyacen la frustración y complejo de inferioridad de no verse como sus amos.
El EPP denuncia que Narciso(Carmelo Caballero), su nuevo jefe local (Federico Franco) y sus jefes norteamericanos nombraron como Comandante de Policía al "héroe " Aldo Pastore (un héroe cuyo único mérito fue mentir a la prensa desmintiendo la autoría de las acciones epepistas y castigar a sus subordinados que dijeran lo contrario), conocido agente de la CIA y la DEA.
El EPP estima que “el fácil desalojo de los claudicantes luguistas envalentonó a sus socios que se quedaron con las riendas del poder. Afirmaban que en unos días acabarían con el EPP”. Sin embargo, la impotencia para derrotar a los insurgentes ya empezó a ser aprovechada por el mismo Fernando Lugo, quien buscando el favor de la derecha represora y los medios reaccionarios, criticó a Franco por no haber podido “agarrar” al EPP.
Ante estas críticas, observa el EPP, “Narciso (Carmelo Caballero) no tiene más salida que admitir ante la prensa que el grupo subversivo (EPP) genera un impacto muy fuerte a nivel departamental y nacional”.
El EPP cita como pruebas de la creciente preocupación en filas del gobierno por la presencia insurgente a los múltiples programas asistencialistas que despliegan los uniformados en su zona de influencia, “Reparto de medicamentos, promesas de construcción de escuelas, puestos de salud, instalación de agua corriente, salones multiusos en comunidades como Hugua Ñandu. Pasó Tuja, Arroyito,kuruzu de Hierro”.
Califican a estos esfuerzos como “desesperados intentos de engañar a la masa popular con algunos interesados y forzosos "trabajos sociales " ante la ineficacia de la ley del plomo y el terror para cortar el apoyo popular al EPP”.
El EPP dirige sus dardos sobre todo hacia el ministro del interior de Federico Franco, Carmelo Caballero, de quien dice “Desde niño quiso ser un rubito de ojos azules como muchos de sus admirados yankees. Se siente un impuro. Un norteamericano adoptado, con complejo de inferioridad, sin pelo rubio, sin ojos azules y de segunda categoría”
Se hacen también eco del rumor de que el ministro, a quien endilgan el mote de “Narciso Cabellera”, “es hijo de una antigua funcionaria de la Embajada yanqui de Asunción”, y que además “creció allí. Es un hijo adoptado de los yankees y estos fueron quienes lo nombraron como Ministro”. Sin embargo, afirma el EPP, detrás del tono de su piel y sus rasgos amerindios subyacen la frustración y complejo de inferioridad de no verse como sus amos.
El EPP denuncia que Narciso(Carmelo Caballero), su nuevo jefe local (Federico Franco) y sus jefes norteamericanos nombraron como Comandante de Policía al "héroe " Aldo Pastore (un héroe cuyo único mérito fue mentir a la prensa desmintiendo la autoría de las acciones epepistas y castigar a sus subordinados que dijeran lo contrario), conocido agente de la CIA y la DEA.
El EPP estima que “el fácil desalojo de los claudicantes luguistas envalentonó a sus socios que se quedaron con las riendas del poder. Afirmaban que en unos días acabarían con el EPP”. Sin embargo, la impotencia para derrotar a los insurgentes ya empezó a ser aprovechada por el mismo Fernando Lugo, quien buscando el favor de la derecha represora y los medios reaccionarios, criticó a Franco por no haber podido “agarrar” al EPP.
Ante estas críticas, observa el EPP, “Narciso (Carmelo Caballero) no tiene más salida que admitir ante la prensa que el grupo subversivo (EPP) genera un impacto muy fuerte a nivel departamental y nacional”.
El EPP cita como pruebas de la creciente preocupación en filas del gobierno por la presencia insurgente a los múltiples programas asistencialistas que despliegan los uniformados en su zona de influencia, “Reparto de medicamentos, promesas de construcción de escuelas, puestos de salud, instalación de agua corriente, salones multiusos en comunidades como Hugua Ñandu. Pasó Tuja, Arroyito,kuruzu de Hierro”.
Califican a estos esfuerzos como “desesperados intentos de engañar a la masa popular con algunos interesados y forzosos "trabajos sociales " ante la ineficacia de la ley del plomo y el terror para cortar el apoyo popular al EPP”.
“La anterior ley no desaparece pero lo que pretende el gobierno es dar balas y palos al pueblo pobre y ofrecerle medicina para curar las heridas provocadas por el mismo” afirman.
Paralelamente, se sigue reforzando el aparato represivo, hace notar el EPP, citando como datos que la policía de Concepción fue dotada recientemente con equipo digital especializado, seis repetidoras, 400 equipos portátiles, 60 radios móviles para patrulleras y 80 radiobases para puestos policiales, así como nueve vehículos más, infraestructura de torres y enlaces, casetas, alimentación eléctrica y protección. El EPP puntualiza que las repetidoras se encuentran instaladas en Concepción, Itacua, Yby Ya ú, Pasó Barreto, Kurusu de Hierro y San Miguel.
Pero si la primera víctima de la guerra es siempre la verdad, en el combate al EPP también ha sido derrotada la mentira. La mentira de negar su existencia, y la mentira de calificarlo como simple grupo criminal.
Ambas hoy tienen perdida la partida, por más entusiasmo que pongan nazis o social demócratas aliados a fascistas, y por más “cabelleras” de pieles rojas que exhiban como trofeo tras sus ejecuciones extrajudiciales.
Paralelamente, se sigue reforzando el aparato represivo, hace notar el EPP, citando como datos que la policía de Concepción fue dotada recientemente con equipo digital especializado, seis repetidoras, 400 equipos portátiles, 60 radios móviles para patrulleras y 80 radiobases para puestos policiales, así como nueve vehículos más, infraestructura de torres y enlaces, casetas, alimentación eléctrica y protección. El EPP puntualiza que las repetidoras se encuentran instaladas en Concepción, Itacua, Yby Ya ú, Pasó Barreto, Kurusu de Hierro y San Miguel.
Pero si la primera víctima de la guerra es siempre la verdad, en el combate al EPP también ha sido derrotada la mentira. La mentira de negar su existencia, y la mentira de calificarlo como simple grupo criminal.
Ambas hoy tienen perdida la partida, por más entusiasmo que pongan nazis o social demócratas aliados a fascistas, y por más “cabelleras” de pieles rojas que exhiban como trofeo tras sus ejecuciones extrajudiciales.
Y lo advirtió el poeta Zorrilla de San Martín, hay triunfos que empobrecen al vencido sin enriquecer al vencedor.