PEDRO DIAZ ARCIA – Mientras se corrían las cortinas de la Cumbre de Río+20 (más ruido que nueces) la ultraderecha latinoamericana se revolvía en su odio visceral contra los Gobiernos soberanos de la región.
El presidente constitucional de Paraguay, Fernando Lugo, era víctima de un golpe de Estado generado desde el Congreso; en tanto, elementos policíacos en Bolivia iniciaban un rosario de hechos vandálicos contra el mandatario Evo Morales en solicitud de una mejora de salarios.
¿Estará la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) detrás de los acontecimientos?
¡No es de dudar!
Se trata realmente de una “Agencia para el Desarrollo de la Insurgencia” contra gobiernos independientes y progresistas. Unas veces con los tanques en las calles, y otras operando con guantes de seda.
Golpe de Estado o parlamentario, lo cierto es que la oligarquía criolla y sus aliados internos y externos se desembarazaron de Fernando Lugo, un líder cuyo perfil político no se correspondía con el molde tradicional de los politicastros de turno.
El hecho que desencadenó el “juicio político” y llevó a su destitución “por mal desempeño de sus funciones”, a sólo nueve meses de las elecciones presidenciales, fue su presunta responsabilidad en la muerte de 17 personas durante un operativo de desocupación de tierras privadas.
Al aceptar su separación del cargo, el ex presidente afirmó sentencioso que “la historia y la democracia paraguayas fueron heridas”.
De inmediato, Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador adelantaron que no reconocerán a Federico Franco al frente del nuevo gobierno.
Aunque Franco es integrante del Partido Liberal Radical Auténtico, que formó parte de la coalición de partidos que llevó al poder a Lugo en 2008, se afirma que su ideología se encuentra en las antípodas respecto al ex mandatario, es decir en las posiciones más derechistas de la coalición.
Por su parte, el recién estrenado secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), Alí Rodríguez, no vaciló en cuestionar la polémica acción.
Se especula que la próxima reunión de la Unión podría imponer sanciones comerciales al gobierno paraguayo, incluso proceder a su expulsión de la entidad.
Expulsar a la USAID de nuestras naciones
Casi coincidente con la destitución de Lugo, y la levantisca policial contra Morales, la Alianza Bolivariana para los pueblos de América (ALBA) llamó a sus integrantes a expulsar inmediatamente de sus territorios a la USAID al constituir “un factor de perturbación que atenta contra la soberanía y estabilidad política” de estos países.
La entidad integracionista está formada por un sólido bloque: Venezuela, Cuba, Ecuador, Nicaragua, Bolivia, San Vicente y las Granadinas, Dominica y Antigua y Barbuda.
La decisión, recogida en una declaración pública, fue aprobada el pasado jueves por los cancilleres del bloque, en el contexto de la Conferencia de la ONU sobre Desarrollo Sostenible Río+20.
“Nuestros países no requieren ningún tipo de financiamiento externo para el sostenimiento de nuestras democracias que se consolida por la voluntad de los pueblos latinoamericanos y caribeños, así como tampoco necesitamos de organizaciones tuteladas por potencias extranjeras que en la práctica usurpan y debilitan la presencia de los organismos del estado”, indica la declaración.
El texto fue suscrito por los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Cuba, Bolivia, Dominica y Nicaragua.
Allí donde anida la USAID se establece la trama de la conjura, tejida desde Washington.
No existe un sólo movimiento que se alce contra los auténticos intereses de los pueblos y a favor del capital internacional y la política estadounidense, que no tenga tras bambalinas, amparada por falsas Organizaciones No Gubernamentales, el generoso financiamiento de la Agencia.
Centro de conspiraciones; teatro de subastas para la compra de genuflexos políticos corroídos por la ambición; pantalla de ocultos procesos desestabilizadores; sede de agentes secretos al servicio de la inteligencia norteamericana, la USAID cuenta con un nefasto y amplio expediente de “descarada intromisión en los procesos políticos internos de cada nación”, según el Consejo Político de la ALBA.
Por lo pronto, las fuerzas de derecha descontaron un gobierno de las filas de la integración latinoamericana.
Sin dudas, un golpe para el difícil, acosado y controvertido proceso.
Si no existen hasta ahora pruebas directas acerca de las acciones de la USAID en los recientes acontecimientos: no hay dudas de que el virus contaminante de la insurgencia se encuentra infiltrado en el tejido social de nuestros países.
De ahí, el drástico llamado de la la Alianza Bolivariana para los pueblos de América: botar sin la menor consideración, ni pérdida de tiempo, al enemigo que llevamos dentro.