TELAM – El editor en temas de defensa y seguridad del diario The Guardian, Richard Norton-Taylor, sostuvo que “las reivindicaciones de Gran Bretaña sobre las Malvinas no son tan sólidas como sucesivos gobiernos británicos han sugerido”.
En el blog que tiene en la edición digital del tradicional diario inglés, el periodista explicó que “es tiempo de romper los vínculos anacrónicos” que unen al Reino Unido con las Malvinas y también con Gibraltar, para negociar la soberanía “preservando los derechos fundamentales” de sus habitantes.
Sobre el archipiélago en el Atlántico Sur comentó que “las reivindicaciones de Gran Bretaña no son tan sólidas como los sucesivos gobiernos británicos han sugerido”.
En ese sentido recordó que ya en 1927 un funcionario de la Cancillería británica sentenció: “Nuestros derechos de posesión no son tan indiscutibles”.
Además citó a Lawrence Freedman, responsable de escribir la historia oficial británica de la Guerra de Malvinas, quien reveló que el gobierno de Margaret Thatcher ofreció entregar la soberanía dos años antes del conflicto, para luego arrendar las islas por 99 años.
“Las banderas británicas y argentinas se iban a izar una al lado de la otra en los edificios públicos en las islas”, comentó Norton-Taylor, quien ganó premios a la libertad de información en 1986 por revelar secretos del MI5, uno de los servicios de seguridad del Reino Unido.
El periodista llamó a “abandonar ideas anacrónicas de status y falso orgullo” y “romper los vínculos” con las Malvinas, aclarando que se deben “preservar los derechos fundamentales” de sus habitantes.
También hizo un llamamiento similar para “cortar el cordón umbilical” con Gibraltar, el peñón ubicado al sur de la península ibérica que España le reclama a Gran Bretaña.
Y aclaró que las reivindicaciones británicas sobre Gibraltar son más fuertes que en el caso de las Malvinas “porque la Roca fue cedida a perpetuidad a la Corona británica en 1713 por el Tratado de Utrecht”.
En su artículo, el periodista también menciona el caso de Diego García, la isla más grande del archipiélago de Chagos, donde el gobierno británico expulsó a la población originaria con el objetivo de alquilarle el lugar por 50 años a Estados Unidos, para que tenga una base militar en el Océano Indico.
“A sus habitantes no se les dio otra opción y fueron deportados a la isla Mauricio y las Seychelles. Archivos desclasificados muestran que Gran Bretaña engañó deliberadamente a Naciones Unidas (ONU) sugiriendo que la gente que vivía allí no eran más que trabajadores contratados y no indígenas”, apuntó Norton-Taylor.
“A diferencia de los habitantes de las Malvinas o el Peñón de Gibraltar, los isleños de Chagos no son blancos”, agregó.
El periodista comenzó su nota sosteniendo que estando a distancia del Reino Unidos se “mejora la perspectiva sobre los verdaderos intereses nacionales del país y su papel en el mundo”.
Por eso, expresó que trabajando en Bruselas observó “cómo los sucesivos gobiernos británicos encontraron difícil ajustarse a un papel post-imperial y post Segunda Guerra Mundial”.
Como ejemplos recientes mencionó el cruce entre el primer ministro David Cameron y la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en el G-20, cuando la jefa de Estado le intentó dar un sobre con las resoluciones de la ONU que instan al diálogo por Malvinas.
También señaló la cancelación de la reina Sofía de España a las celebraciones por los 60 años en el trono de la reina Isabel de Inglaterra, en señal de protesta de la visita a Gibraltar del hijo más joven de la monarca británica.
En el blog que tiene en la edición digital del tradicional diario inglés, el periodista explicó que “es tiempo de romper los vínculos anacrónicos” que unen al Reino Unido con las Malvinas y también con Gibraltar, para negociar la soberanía “preservando los derechos fundamentales” de sus habitantes.
Sobre el archipiélago en el Atlántico Sur comentó que “las reivindicaciones de Gran Bretaña no son tan sólidas como los sucesivos gobiernos británicos han sugerido”.
En ese sentido recordó que ya en 1927 un funcionario de la Cancillería británica sentenció: “Nuestros derechos de posesión no son tan indiscutibles”.
Además citó a Lawrence Freedman, responsable de escribir la historia oficial británica de la Guerra de Malvinas, quien reveló que el gobierno de Margaret Thatcher ofreció entregar la soberanía dos años antes del conflicto, para luego arrendar las islas por 99 años.
“Las banderas británicas y argentinas se iban a izar una al lado de la otra en los edificios públicos en las islas”, comentó Norton-Taylor, quien ganó premios a la libertad de información en 1986 por revelar secretos del MI5, uno de los servicios de seguridad del Reino Unido.
El periodista llamó a “abandonar ideas anacrónicas de status y falso orgullo” y “romper los vínculos” con las Malvinas, aclarando que se deben “preservar los derechos fundamentales” de sus habitantes.
También hizo un llamamiento similar para “cortar el cordón umbilical” con Gibraltar, el peñón ubicado al sur de la península ibérica que España le reclama a Gran Bretaña.
Y aclaró que las reivindicaciones británicas sobre Gibraltar son más fuertes que en el caso de las Malvinas “porque la Roca fue cedida a perpetuidad a la Corona británica en 1713 por el Tratado de Utrecht”.
En su artículo, el periodista también menciona el caso de Diego García, la isla más grande del archipiélago de Chagos, donde el gobierno británico expulsó a la población originaria con el objetivo de alquilarle el lugar por 50 años a Estados Unidos, para que tenga una base militar en el Océano Indico.
“A sus habitantes no se les dio otra opción y fueron deportados a la isla Mauricio y las Seychelles. Archivos desclasificados muestran que Gran Bretaña engañó deliberadamente a Naciones Unidas (ONU) sugiriendo que la gente que vivía allí no eran más que trabajadores contratados y no indígenas”, apuntó Norton-Taylor.
“A diferencia de los habitantes de las Malvinas o el Peñón de Gibraltar, los isleños de Chagos no son blancos”, agregó.
El periodista comenzó su nota sosteniendo que estando a distancia del Reino Unidos se “mejora la perspectiva sobre los verdaderos intereses nacionales del país y su papel en el mundo”.
Por eso, expresó que trabajando en Bruselas observó “cómo los sucesivos gobiernos británicos encontraron difícil ajustarse a un papel post-imperial y post Segunda Guerra Mundial”.
Como ejemplos recientes mencionó el cruce entre el primer ministro David Cameron y la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner en el G-20, cuando la jefa de Estado le intentó dar un sobre con las resoluciones de la ONU que instan al diálogo por Malvinas.
También señaló la cancelación de la reina Sofía de España a las celebraciones por los 60 años en el trono de la reina Isabel de Inglaterra, en señal de protesta de la visita a Gibraltar del hijo más joven de la monarca británica.