Hernán Cortés y otros hechos desconocidos sobre el canal de Panamá

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¿Abraham y Moisés nunca existieron? ¿El Éxodo es pura ficción?


La Sinagoga Unida del Judaísmo Conservador acaba de publicar una nueva versión del texto bíblico reinterpretado a la luz de los hallazgos de arqueólogos que vienen haciendo excavaciones en Israel y sus alrededores en los últimos 25 años. Se proponen enfrentar a las que consideran versiones "infantiles" del Antiguo Testamento. Ya vendieron más de 100.000 ejemplares


Abraham, el patriarca judío, tal vez nunca haya existido.
 
 Tampoco Moisés.
 
 Es más, la historia del éxodo tal cual se relata en la Biblia, quizá nunca ocurrió. Lo mismo es válido para la caída de los muros de Jericó.
 
 Y es muy probable que David, lejos de ser el rey intrépido que convirtió a Jerusalén en una capital poderosa, haya sido un líder provincial cuya reputación más tarde se magnificó para darle un empuje a una nación en crisis. 
 
Estas propuestas -bastante asombrosas, por cierto- son producto de los hallazgos de arqueólogos que vienen haciendo excavaciones en Israel y sus alrededores en los últimos 25 años y que ganaron una amplia aceptación entre los rabinos no ortodoxos.
 
 Claro que no hubo ningún intento por difundir estas ideas o discutirlas con los laicos. 
 
Al menos, hasta ahora.

La Sinagoga Unida del Judaísmo Conservador, que representa al millón y medio de judíos conservadores de Estados Unidos, acaba de publicar una nueva Tora (Antiguo Testamento), la primera para los conservadores en más de 60 años.
 
 Bajo el nombre de "Etz Hayim" ("Arbol de la vida" en hebreo), ofrece una interpretación que incorpora los últimos hallazgos de la arqueología, la filología, la antropología y el estudio de las culturas antiguas. 
 
Para los editores que trabajaron en el libro, representa uno de los esfuerzos más sólidos que se hayan hecho hasta el momento para introducir una visión de la Biblia, no tanto como un texto divino, sino como un documento humano.

"Cuando yo era chico, en Brooklyn, los fieles no eran demasiados", dijo el rabino Harold Kushner, uno de los editores del nuevo libro.
 
 "Hoy leen mucho sobre psicología, literatura e historia, pero siguen encerrados en una versión infantil de la Biblia". 
 
"Etz Hayim", compilada por David Lieber de la Universidad del Judaísmo en Los Angeles, intenta cambiar esta imagen: ofrece el texto hebreo estándar, una versión paralela en inglés, una exégesis página por página, comentarios periódicos sobre la práctica judía y, al final, 41 ensayos de rabinos y académicos prominentes sobre temas que van desde el rollo de la Tora y las leyes de alimentación hasta la ecología y la escatología que, seguramente, sorprenderán a muchos fieles.


 
 
Tal es el caso de un ensayo de Robert Wexler, presidente de la Universidad del Judaísmo en Los Angeles, que, sobre la base del academicismo moderno, establece que es improbable que la historia del Génesis haya tenido un origen en Palestina. Es más probable, según Wexler, que haya surgido en la Mesopotamia, cuya influencia es más evidente en la historia del diluvio, que probablemente fuera consecuencia del desborde periódico de los ríos Tigris y Eufrates.


Igualmente asombroso para muchos lectores será el ensayo "Arqueología bíblica", de Lee Levine, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén. 
 
"Las fuentes egipcias no hacen ninguna referencia a que el pueblo de Israel haya morado en ese país", escribe, "y la evidencia que sí existe es insignificante e indirecta".
 
 Y agrega que la escasa evidencia indirecta, como el uso de nombres egipcios, "dista de ser adecuada como para corroborar la historicidad del relato bíblico".

La noción de que la Biblia no es literalmente cierta "está más o menos aceptada por los rabinos más conservadores", observó David Wolpe, un rabino del Templo Sinaí en Los Angeles y colaborador en "Etz Hayim". "Pero algunos fieles se sentirán molestos". 
 
En la última Pascua, en un sermón ante 2.200 fieles en su sinagoga, el rabino Wolpe dijo que "prácticamente todos los arqueólogos modernos coinciden en que la manera en que la Biblia describe el éxodo no refleja la manera en que sucedió en realidad, si es que sucedió". 
 
El rabino ofreció, según sus palabras, una "letanía de desilusión" sobre la narrativa, incluyendo contradicciones, improbabilidades, lapsus cronológicos y la falta de evidencia comprobatoria.
 
 En realidad, dijo, los arqueólogos que excavan en el Sinaí "no encontraron ningún rastro de las tribus de Israel, ni un solo cacharro". La reacción que provocó el sermón del rabino fue mixta: muchos le manifestaron admiración por su valentía y otros tantos se mostraron indignados por su audacia.

La masa de evidencia académica que cuestiona la narrativa del éxodo se volvió tan importante que las opiniones minoritarias se volvieron mayoría.
 
  Pero no entre los judíos ortodoxos, quienes siguen considerando a la Tora como la palabra divina e incuestionable de Dios.
 
 Lawrence Schiffman, profesor de la Universidad de Nueva York y judío ortodoxo, dijo que "Etz Hayim" va demasiado lejos al aceptar el academicismo moderno que, sin darse cuenta, termina siendo "oposición nihilista" a lo que creen los judíos conservadores. 
 
Observó, sin embargo, que la mayoría de los interrogantes sobre la precisión de la Biblia se habían escondido en el patio trasero y que "el promedio de los fieles que acuden a la sinagoga nunca van a buscar allí".

Desde que se publicó, hace unos meses, "Etz Hayim" ya vendió más de 100.000 ejemplares y muchos esperan que se convierta, finalmente, en la Biblia oficial de las 760 sinagogas conservadoras de Estados Unidos. Sin embargo, la longevidad de "Etz Hayim" tal vez dependa del ritmo de los descubrimientos arqueológicos.

Michael Massing

© The New York Times

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