El secretario de Defensa de Estados Unidos, León Panetta, "cree que hay una gran posibilidad de que Israel ataque a Irán en abril, mayo o junio, antes de que Irán entre en lo que los israelís describen como una zona de inmunidad para comenzar a construir una bomba nuclear".
La afirmación, publicada por The Washington Post
y firmada por un periodista, David Ignatius, muy comprometido con la
agenda belicista de Israel, no cita fuentes, pero señala que los
israelíes creen que a partir del momento en que Irán disponga de
suficiente uranio enriquecido en sus fábricas subterráneas, "sólo
Estados Unidos podría detener el proceso militarmente".
Mientras
en Estados Unidos la amenaza militar contra Irán, reafirmada
recientemente por el Presidente, Barack Obama, puede formar parte de una
gesticulación enérgica clásica de épocas electorales, en Europa el
escenario se descarta, pese a la intensa campaña desplegada por Israel.
El ministro de defensa alemán, Thomas de Maiziere, rechazó un escenario
militar por considerar sus consecuencias "incalculables".
Un ataque
contra Irán, "abriría procesos que no se pueden controlar", dijo el
ministro en la Conferencia de Seguridad iniciada ayer en Munich.
De
Maiziere, partidario de la vía de las sanciones, respondía así a una
requisitoria que le hizo el viceministro de exteriores israelí, Daniel
Ayalón, para que Alemania, "como principal potencia europea" apoye el
escenario militar.
"Nos tomamos muy en serio las preocupaciones de
Israel, pero advertimos a Israel de aventuras ", dijo el ministro.
Irán,
un país rodeado de ejércitos hostiles, Turquía al norte, Estados Unidos
al sur, este y oeste con sus ejércitos en Iraq, el Golfo Pérsico y
Afganistán, y de vecinos nuclearizados, Israel, Paquistán e India, es
acusado de ambicionar la bomba nuclear, lo que incluye sanciones que
comprometen el nivel de vida de su población y una campaña de terrorismo
en su territorio, con media docena de atentados mortales conocidos
contra técnicos supuestamente vinculados al programa nuclear.
La
situación en Siria, el vecino y aliado de Irán, aun añade más tensión a
esa situación, con indicios de que Estados Unidos está armando por lo
menos a uno de los grupos, el Ejército Libre de Siria, que luchan contra
el régimen de Bashir al Asad, en lo que cada vez se parece más a una
guerra civil.
Informes de prensa han mencionado también la llegada a
Turquía de aviones de la OTAN sin distintivos que llevan voluntarios
libios, así como entrenamiento de esa oposición a cargo de fuerzas
especiales francesas y británicas.
Irán, que a diferencia de sus
adversarios israelís y estadounidenses no ha invadido ningún país en
los últimos cincuenta años, ni con el Sha ni con los ayatollahs,
advirtió el 27 de diciembre por boca de su presidente, Mohamad Reza
Rajimi, que respondería a más sanciones bloqueando el estrecho de Ormuz,
por el que circula una quinta parte del petróleo consumido en el mundo.
Desde la época del presidente Jimmy Carter, ese escenario se contempla
en Washington como motivo de guerra.
Una guerra en el estrecho
crearía tal desorden que, "acabaría con cualquier perspectiva de
recuperación económica en Estados Unidos y en Europa, y, probablemente,
sumiría al mundo en una nueva gran recesión", dice el especialista
americano Michael T. Klare.