La presidenta de la comisión de relaciones exteriores del Congreso de
los Estados Unidos, Ileana Ros-Lehtinen, anda como una perturbada mental
dando gritos histéricos, tanto en Miami, como en Washington.
La señora
está más que disgustada con el presidente Obama, porque éste no hace
algo que impida que Cuba, soberanamente, trate de perforar, en busca de
petróleo, en las aguas que legalmente le pertenecen.
Como es inminente
que comiencen las perforaciones por parte de un consorcio extranjero
actuando de socio de Cuba, la flamante presidente de la comisión
congresional está casi que echando espuma por la boca por la impotencia
de no poder evitarlo.
Esta mujer, como alguno que otro congresista, no
se acaba de dar cuenta que hace más de medio siglo que Cuba dejó de ser
una medio colonia de los Estados Unidos y que desde 1959 es un país
libre y soberano, en donde los norteamericanos no tienen ni la menor
influencia en las políticas que allí se llevan a cabo.
Precisamente, por
personas como la congresista, los Estados Unidos han mantenido una
posición sumamente negativa y agresiva en relación con la isla, que les
impide poseer algún tipo de influencia con el gobierno revolucionario.
Esta gente, o son brutas o se hacen los brutos, ya que, demás está
decir, es imposible tratar a un país, que bien pudiera ser amigo, como
enemigo y al mismo tiempo poder influirlo en algo.
Las relaciones entre
los países no se diferencian en nada de las relaciones entre personas.
Un amigo puede influirnos en la toma de una decisión, pero un enemigo
jamás podrá hacerlo.
Según Doña Ileana, ella está muy
preocupada de que, al perforar en aguas del Golfo, Cuba pueda provocar
un derrame que causaría enormes daños en las costas de La Florida.
Los
Estados Unidos tienen decenas de pozos petroleros en las aguas del Golfo
de México y uno de ellos provocó, hace muy poco tiempo, un verdadero
desastre ecológico en el área.
Pero la congresista no está preocupada de
que se pueda repetir lo que ya le ocurrió a una de las compañías que
perforan en la zona, solamente está preocupada por la perforación de los
cubanos.
Qué simpática la Ileanita, ¿verdad? La pobre, tan preocupada
de lo que puedan hacer esos cubanos a las aguas del Golfo de México y a
las costas de La Florida.
Si de verdad estuviera preocupada por
algún desastre que pudiera ocurrir, en vez de estar interfiriendo con
las decisiones de un país soberano, como lo es Cuba, debería estar
procurando la forma de que los Estados Unidos buscasen alguna manera de
cooperar con las autoridades de la isla, en el hipotético y eventual
caso que algún día sucediera cualquier tipo de desastre.
Pero claro, se
sabe hasta la saciedad que esta señora es una enemiga acérrima del
pueblo de Cuba y su único interés es hacerle daño al mismo.
Su
preocupación por un posible desastre en la zona no va más allá del odio
que le tiene a Cuba y a los cubanos.
No es que se pudiera o no derramar
en algún momento petróleo cubano en las aguas territoriales de Cuba,
sino es ver cómo al país no le entran divisas que puede utilizar para
comprar medicinas y alimentos en el mercado mundial.
Ileana no está en el negocio de prevenir derrames petroleros, sino en el negocio de hacer que Cuba no haga negocios.
Afortunadamente, se va a quedar con las ganas de paralizar los planes
de perforación petrolera de los cubanos, así como se quedó con las ganas
de poder limitar los viajes familiares que hacen los cubanoamericanos a
la isla para ver sus familiares.
Con lo de los viajes, no estoy muy
seguro que no lo vuelvan a intentar en el eventual caso de que llegue a
la Casa Blanca un presidente republicano.
Esta vez fue la posición del
presidente Obama lo que paralizó tan desquiciado e inhumano acto de
limitar los viajes a una vez cada tres años y la tan estrecha definición
de quién es familia o no.
Ni Ileana ni los otros anticubanos
que han sido elegidos como legisladores al Congreso de los Estados
Unidos van a bajar la guardia en relación con hacerle daño al pueblo de
Cuba.
Continuarán con la cantaleta de que es un peligro para la
seguridad nacional de este país el hecho de que el gobierno cubano
perfore en las aguas que le pertenecen en el Golfo, pero poco van a
lograr, ya que Cuba no va a renunciar a su derecho de buscar los
recursos energéticos que tanto necesita para su desarrollo económico
solo porque una bandita de anticubanos histéricos y llenos de odios den
alaridos a diestra y siniestra en este país para que no lo haga.