ERNESTO CARMONA* - Una denuncia ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos (CIDH) acusa a Naciones Unidas de negligencia y
desidia por haber permitido la llegada y difusión del cólera en Haití
desde octubre 2010 y exhibir incapacidad para contener una epidemia que
está produciendo más sufrimientos y muerte a miles de haitianos pobres.
La acusación apunta que “la ONU violó los derechos a la vida e
integridad corporal, conforme a los artículos 4 y 5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, y el Artículo Uno de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre”.
La reclamación, presentada ante la CIDH por la Facultad de Derecho de
Santa María, Brasil, y el Proyecto Brasil-Haití, denuncia la
responsabilidad de la ONU “por actos y omisiones con relación a la base
militar de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización de Haití
(Minustah) que, bajo su comando y responsabilidad, diseminó, a partir de
la base de Mirebalais, departamento de Mirebalais, Haití, excrecencias
humanas de soldados nepaleses contaminados por el vibrium cólera,
provocando contaminación en cadena, sufrimiento y muerte de decenas de
miles de personas infectadas por la bacteria”, explicó Cristine Koehler
Zanella, del Proyecto Brasil-Haiti, profesora de derecho internacional
público.
“En otras palabras, precisó una fuente diplomática acreditada en
Puerto Príncipe que pidió reserva de identidad, la desidia de la ONU
condujo a la instalación de un batallón de soldados nepaleses
contagiados con cólera a orillas del importante río Artibonite, donde
defecaron a sus anchas, sin precauciones sanitarias, e infectaron el
vergel más productivo de alimentos del país, contaminando con sus heces
esa importante fuente de agua pura”.
Denominado Latibonit en cróele y
prácticamente el único río importante del país, nace en la Cordillera
Central de República Dominicana, pero su curso de 240 km se encuentra
mayoritariamente en Haití, siendo el más largo del país y el mayor de la
isla La Española, territorio que comparten ambas naciones.
Los denunciantes estiman que este caso ofrece al Sistema
Interamericano de Derechos Humanos la oportunidad de afirmar su
competencia en el plano regional frente a la responsabilidad
internacional de organizaciones también internacionales en la comisión
de ilícitos de carácter internacional.
El Sistema actuaría contra la
omisión, la indiferencia y la impunidad ya conocidas y fortalecidas por
las deficiencias materiales del acceso a la justicia de las víctimas.
Todo este cuadro de abusos podría perpetuarse históricamente, excusado
por la mera “confluencia de circunstancias” alegada por la ONU, tesis
que los denunciantes consideran “inaceptable” porque conduciría a “la
irresponsabilidad común y a la ausencia de consecuencias jurídicas”.
Los denunciantes alegan que este caso permitiría a la CIDH “reafirmar
la vigencia de la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
territorio americano, tratado a cuyas normas debe ajustarse la
organización mundial, sea por la afinidad de propósitos, sea por no ser legibus solutus
ante el mundo”.
Es decir, la ley existe para todos. “Actuando así, la
CIDH viabilizará los estados y personas y las víctimas de ilícito
internacional para consolidar la vigencia del corpus iuris del Derecho Internacional de Derechos Humanos en el espacio americano”.
Historial de impunidad
Las tropas de la Minustah tienen un historial de 8 años de abusos y
violaciones de derechos humanos de la población haitiana que jamás han
sido reflejados adecuadamente por la gran prensa internacional.
Por
añadidura, el aparato militarizado de la ONU goza de “inmunidad” en los
países donde actúa, al igual que las tropas estadounidenses en cualquier
parte del mundo o los soldados de Pinochet bajo los 17 años de
ocupación y dictadura en su propio país, todo en el mismo estilo de los
soldados de los viejos imperios, sea el romano, el español, el
británico, etc. La ley del más fuerte logró que “inmunidad” signifique
ahora “impunidad” o hacer la vista gorda”.
Por ejemplo, en el plano político, testimonios de testigos
presenciales confirmaron matanzas indiscriminadas de las fuerzas ONU en
la comunidad de Cité Soleil de Haití, el 22 de diciembre de 2006,
reportadas como castigo colectivo contra una demostración masiva de
partidarios de Lavalas, el partido de Bertrand Aristeide. que reunió a
10.000 personas reclamando el regreso del presidente, en una clara
condena a la ocupación militar extranjera del país.
Según los
residentes, las fuerzas ONU atacaron sus domicilios de madrugada,
matando más de 30 personas, incluyendo mujeres y niños.
Un video grabado
por camarógrafos del Proyecto de Información de Haití (Haiti
Information Project, HIP) mostró a civiles desarmados agonizando bajo el
intenso fuego de las fuerzas “pacificadoras” de la Minustah.
Esta
noticia censurada y ocultada por los grandes medios fue reportada por
Proyecto Censurado 2008 de California (1).
En el plano estricto de los delitos más ordinarios, a fines de
octubre de 2007 se descubrió que 108 soldados y 3 oficiales de los 950
“cascos azules” del batallón Sri Lanka estaban involucrados en tráfico
de niños, prostitución, violación, etcétera.
Los abusos se conocieron
por una fundada denuncia de varias organizaciones de Haití, entre otras,
Plateforme haïtienne de Plaidoyer pour un Développement Alternatif,
Plate-forme Interaméricaine des Droits humains, Démocratie et
Développement, Solidarité des Femmes Haïtiennes y Tét Kole Ti Peyizan
Ayisyen, quienes expresaron su “indignación frente al silencio del
gobierno haitiano sobre los casos de abusos sexuales perpetrados en
contra de mujeres y menores de nuestro país” por 108 soldados y 3
oficiales de la Minustah, originarios de Sri Lanka.
Como los malhechores
gozaban de inmunidad, se les envió a su país de origen para ser
juzgados allá, algo que obviamente jamás ocurrió.
En una de las últimas fechorías de la soldadesca internacional que
azota a Haití, en septiembre 2011 marinos uruguayos fueron acusados de
atacar sexualmente a un ciudadano haitiano y dejar un registro en video
“como recuerdo”, tal como suelen hacerlos las tropas estadounidenses en
los países ocupados.
La víctima era colaborador de la marinería uruguaya
y la evidencia del video de 1 minuto fue retirada de YouTube (2)
aduciendo “principios éticos”, en tanto se impuso la tesis del relevo de
las tropas involucradas para que los autores de la violación homosexual
colectiva “sean juzgados en su país”.
Naturalmente, Uruguay seguirá
manteniendo tropas porque “no estamos en Haití para jubilarnos”, sino
para “dar una mano para que se pueda constituir un cuerpo de haitianos
que se haga cargo de la seguridad interna”, explicó el presidente José
Mujica.
Según cifras oficiales de la ONU, al 8 de diciembre de 2011, la
presencia militar extranjera en Haití –que no es una zona de guerra–
ascendía a 12.552 efectivos, el 12,5% de todas las tropas ONU regadas
por el mundo, que superan los 100.000 hombres en armas, siendo la
tercera – en tamaño– de las 16 misiones ONU “en resguardo de la paz”.
El
empobrecido gobierno haitiano está obligado a financiar la mitad de los
gastos operacionales anuales de estas tropas de diversa procedencia que
absorben el 10,7% de su Producto Interno Bruto.
Sólo desde el terremoto
de enero 2010, los gastos de la Minustah costaron 1.556,5 millones de
dólares.
Las grandes potencias que invadieron Haití para derrocar a Bertrand
Aristide, en 2004 prometieron ayuda internacional por varios miles de
millones de dólares para hacer “viable” este país del que sólo les
interesa su estratégica condición de portaviones natural, porque todas
sus riquezas ya fueron arrancadas de la faz de la tierra y el subsuelo.
Tras el terremoto de 2010, se renovaron las promesas de
“reconstrucción”, pero el escaso dinero recibido sólo sirve para
mantener a la fuerza de ocupación, mientras los haitianos mueren de
hambre y ahora de cólera.
Papel de Chile en esta historia
El poder pareciera que efectivamente nace del fusil y en los hechos,
con sus tropas de ocupación, la Minustah ejerce el poder real en Haití
en una suerte de cogobierno internacional de facto con las autoridades
haitianas que resultan elegidas en comicios usualmente cuestionados
. Las
tropas ONU, que han incurrido en masacres y delitos con absoluta
impunidad, “legitimaron” en los primeros días de marzo de 2004 la
invasión de Francia, EEUU y Canadá del bisiesto 29 febrero.
Los comando
especiales de esas potencias secuestraron y llevaron por la fuerza a la
ex colonia francesa República Centro Africana al Presidente Jean
Bertrand Aristide, quien obtuvo el 91,69% de los votos en la última
elección presidencial libre realizada en 2000.
Desde que comenzó la “misión estabilizadora”, el Chile gobernado por
Ricardo Lagos secundó fielmente a sus aliados del primer mundo y fue el
primero en enviar tropas en “misión humanitaria”, en el plazo de 48
horas, para lavar la imagen de intervención militar extranjera de las
tres potencias involucradas.
Casi premonitoriamente, el 5 de marzo de
2004, el editorial de la revista chilena Punto Final preguntaba ¿qué
hace Chile en Haití? (4) y aseguraba “el presidente Lagos ha tomado una
decisión grotesca y peligrosa. Coloca a Chile en la senda de un
lastimoso seguidismo de las acciones intervencionistas norteamericanas.
En EEUU gobernaba George W, Bush, que ya había lanzado las invasiones a
Afganistán e Irak; en Francia gobernaba el oscuro y reaccionario Jacques
Chirac; y el primer ministro de Canadá era el “liberal” Paul Martin.
“No se aclaraba todavía lo que estaba sucediendo en Haití, de donde
había salido al exilio el presidente Jean-Bertrand Aristide, cuando el
presidente Ricardo Lagos anunció que en 48 horas efectivos militares
chilenos llegarían a Puerto Príncipe, para integrarse a la “Fuerza de
Paz” que normalizaría la situación. Se sumarían a tropas
norteamericanas, canadienses y francesas.
Detrás de la iniciativa presidencial, mostrada como ejemplo de
eficacia y preocupación humanitaria, se ocultan, sin embargo, realidades
oscuras.
El propio ex presidente Aristide denuncia en la República
Centroafricana, satélite de Francia, que no había renunciado
voluntariamente y que fue sacado del palacio presidencial y luego del
país bajo la amenaza armada de soldados norteamericanos.
Por otra parte,
la decisión de Naciones Unidas para la creación de la “Fuerza de Paz”
no fue más que una operación cosmética para legitimar lo que ya habían
hecho Estados Unidos y Francia.
Marines norteamericanos desembarcaron en
Puerto Príncipe horas antes de sacar del mando a Aristide.
También
llegaron fuerzas francesas. Ambas potencias -Estados Unidos y Francia,
que disfrutan de una amistad rediviva en esta aventura colonial-,
actuaron sin pedir permiso de nadie.
Ni a Naciones Unidas y menos a la
OEA, cuyo penoso papel ha quedado de nuevo al descubierto. La caída de
Aristide y el desarrollo de la crisis haitiana ha sido consecuencia de
la actuación imperial que manipuló un verdadero golpe de Estado.
Ahora Chile se adelanta a los demás países latinoamericanos enviando
tropas.
Y eso es motivo de orgullo para el gobierno, que se apresuró a
tomar una decisión que indica la voluntad de hacer cuanto sea necesario
para agradar a George W. Bush y acompañarlo en lo que considere
conveniente.
La “Fuerza de Paz” cohonestará lo que decida hacer (y deshacer)
Estados Unidos y por lo mismo, su actuación se convertirá en complicidad
y motivo de agravio para el pueblo haitiano.
Y por eso no resulta sorprendente que de vez en cuando un diplomático
chileno haya sido nombrado jefe civil de la Minustah. Primero lo fue el
ex canciller Juan Gabriel Valdés (PS) y hoy ocupa ese cargo otro
burócrata de la diplomacia chilena y también ex canciller, Mariano
Fernández (DC), virtual “emperador” de Haití, en tanto el comando
militar recae en el general brasileño Luiz Eduardo Ramos Pereira.
Fernández, que en algún momento quiso la candidatura presidencial
chilena, comparte “el poder” que el 12 de mayo 2011 le asignó el
Secretario General de la ONU, con Kevin Kennedy, casualmente de Estados
Unidos, y con Nigel Fisher, de Canadá, también designados por el
surcoreano Ban Ki-moon.
Las personas que deseen apoyar la acusación ante la CDIH de la
Facultad de Derecho de Santa María, Brasil y el Proyecto Brasil-Haití
contra la ONU pueden hacer clic en http://www.fadisma.com.br/ acaopelohaiti/ y también leer el libelo en http://www.fadisma.com.br/ acaopelohaiti/peticaohaiti/ 2011.10.17%20-%20Denuncia%20a% 20CIDH%20-%20versao% 20portugues-oficial-final%20% 5Btexto%2Bdocs%5D%20%5BA%5D. pdf
*) Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno.
Notas: