La posibilidad de que alguien con carrera militar se encargue del
Ministerio de Seguridad incomoda tanto a algunos mandos policiales que
incluso se reunieron para planificar una renuncia colectiva si el
presidente de la República, Mauricio Funes, da ese paso.
En las últimas semanas, un grupo de comisionados policiales
provenientes de la guerrilla se reunió para consensuar su renuncia a la
institución que algunos de ellos vieron nacer en el caso de que el
general retirado David Munguía Payés, ministro de Defensa, sea el
elegido por el presidente como sustituto del destituido Manuel Melgar.
“Al menos tres subdirectores, de los cinco existentes, están claros
de que si llega Munguía Payés al Ministerio de Seguridad implicaría
dejar la mesa limpia”, dice un alto dirigente policial que se ha estado
reuniendo con sus compañeros para planificar cómo reaccionar.
El nombre de Munguía Payés es uno de un puñado que el presidente ha
estado valorando como posibles relevos de Melgar, pero ha sido ese el
que ha causado reacciones negativas no solo en la Policía Nacional
Civil, sino también en el partido FMLN, que llevó a Funes a la
presidencia.
El vocero del FMLN, el diputado Roberto Lorenzana, dijo esta semana
en la radio Maya Visión que Funes ya decidió nombrar a Munguía Payés, y
que lo único incierto era cuándo lo anunciaría. Antes de Lorenzana se
habían pronunciado varios dirigentes expresando su rechazo a la
posibilidad de que el ministro de Defensa conduzca la seguridad pública.
El presidente de la Asamblea Legislativa, Sigfrido Reyes, y los
dirigentes Norma Guevara y José Luis Merino dijeron a diversos medios de
comunicación que el FMLN tenía derecho a poner al sustituto de Melgar,
advirtieron al presidente Funes que objetarían a un militar en el cargo,
y dijeron que un militar dirigiendo la seguridad pública atentaría al
menos contra el espíritu de los acuerdos de paz. Funes respondió que en
ninguna parte de los acuerdos se rechaza la posibilidad de que un
militar en retiro pueda conducir la Seguridad Pública de El Salvador.
En la PNC hay quienes dicen saber que el presidente también ha
decidido relevar al director, el comisionado Carlos Ascencio, pero todas
las fuentes coinciden en que su problema no son tanto las
destituciones, sino los relevos. Según explicaron algunas de las fuentes
policiales, ya incluso tuvieron oportunidad de expresar a Funes sus
inquietudes.
“Nosotros ya expusimos al presidente y al FMLN nuestra
postura: no estamos peleando porque queremos a (Manuel) Melgar o al
director (de la PNC, Carlos) Ascencio; ya sabemos, uno ya salió, y el
otro va para afuera. Nuestra postura es que no queremos a un militar
porque tememos que esto implique cambiar el modelo de trabajo. Ya lo
decidimos, dejaríamos la mesa limpia para que nombren a otra gente”,
dijo uno de los oficiales que han acordado dejar sus puestos.
Algunos hablan directamente de renunciar, mientras que otros lo
matizan diciendo que más se trata de dejar la mesa limpia, o sea ponerse
en régimen de disponibilidad, algo que si bien los aleja de sus
funciones policiales, les deja la puerta abierta de seguir siendo parte
inactiva de la institución y luego reincorporarse.
En la PNC hay cerca de 90 comisionados. Ellos ocupan cargos de
jefaturas regionales, departamentales, municipales, así como puestos de
dirección en las unidades especializadas como la División
Antinarcóticos, Tránsito o Seguridad Pública.
Desde el 2 de junio de este año, el ministro de Defensa pasó a ser un militar en condición de retiro,
es decir, a estar de baja. Esto significó también abrir la puerta legal
para poder competir por la presidencia en 2014: "No es una posibilidad
descabellada", dijo a este medio cuando se le preguntó al respecto.
Munguía Payés ha llegado a ser actor importante en el tema de seguridad
porque el presidente decidió darle mayor participación a la Fuerza
Armada en tareas de seguridad pública y control de penales.
En la PNC, desde su nacimiento, ha habido personal policial que tiene
un pasado por su participación en el ejército o en los antiguos cuerpos
de seguridad pública, o que tuvo participación en la guerrilla. Aunque
el régimen de cuotas para ambos sectores formalmente ya no existe, hay
una marcada frontera de celos y suspicacias entre agentes y oficiales
orientados a uno u otro bando que persiste a pesar del paso de los años.
El malestar de los comisionados de izquierda que rechazan la posible
llegada de Munguía Payés tiene mucho que ver con símbolos.
“Un militar
es un militar, haya ayudado a la guerrilla, haya sido ministro de un
partido de izquierda, sea lo que sea, sigue siendo militar y pensando
como militar”, contestó un comisionado que, a pesar de no haber
participado en las reuniones, asegura que renunciará si Munguía Payés
llega a ser el ministro de Seguridad Pública. O sea, a ponerse por
encima del director de la PNC y, por lo tanto, a convertirse en el
máximo jefe.
Según este comisionado, la PNC se fundó hace 19 años teniendo como
pilar fundamental de su creación "el no parecerse a los militares, el
antagonismo con ellos y sus procedimientos". Cuando dice eso se refiere a
que los acuerdos de paz dispusieron que la Fuerza Armada ya no iba a
ser más la estructura del gobierno que iba a manejar la seguridad
pública debido a los abusos de derechos humanos y a su rol político.
La integración original de la Policía se dispuso en los acuerdos de
paz de la siguiente manera: un 60% por ciento de plazas serían para
civiles, otro 20% para militares y otro porcentaje igual para ex
guerrilleros. La idea tenía como finalidad que la institución mantuviera
independencia de la Fuerza Armada y de los partidos políticos.
Nadie ha
planteado en la actualidad modificar este balance, pero el solo asomo
de un militar en un alto cargo de Seguridad Pública crispa a muchos
jefes policiales que incluso han llegado a argüir que esto viola el
pacto que hizo que la guerra terminara.
Para pocos es un secreto que al interior de la PNC hay dos bandos muy
definidos. Unos, como dice este último comisionado, son “orgánicos del
partido (FMLN)”. Y se anima a calcular: “Un 20% de los casi 90
comisionados están en ese grupo.
Otros muchos combatimos con la
guerrilla y somos de izquierda, pero no tenemos vínculos con el partido,
lo que no quiere decir que no renunciaríamos como decisión personal”.
El otro bando, que todos definen como menor que el de los
exguerrilleros, es el de los militares en retiro que luego de la guerra
se incorporaron a la PNC y ahora son comisionados.
Uno de los comisionados con los que se habló definió la situación de
la institución como un sube y baja: “Cuando la derecha manda, un 60% de
los cargos más importantes estará en manos de los exmilitares; ahora que
ganó el FMLN, es al revés”.
Para los exguerrilleros con los que se
conversó, la situación es de gravedad extrema, un peligro nunca antes
visto de militarización del aparato de seguridad pública, dicen algunos.
Hablan con decepción e incluso con rabia sobre la posibilidad de la
llegada de Munguía Payés.
El Faro conversó también, bajo condición de anonimato, con uno de los
actuales responsables policiales que formaba parte de las fuerzas de
seguridad del Estado antes de los acuerdos de paz. Uno del otro bando.
Consultado sobre la posibilidad de que un militar en retiro se convierta
en ministro de Seguridad, respondió que no le ve mayor problema, y
recordó una obviedad en la que pocos parecen haber reparado: que la
Policía Nacional Civil ya tiene en sus filas a cientos de militares, los
que se incorporaron cuando se creó la institución.
Este comisionado dijo desconocer si se está gestando algún movimiento
de oposición a la idea de que Munguía Payés se convierta en ministro,
pero lamentó que ese asunto sea algo prioritario para algunos de sus
colegas al interior de la PNC, mientras sigue sin ponerse freno a la
situación de violencia que cada día se cobra la vida de 12 salvadoreños.
Tan prioritario es para algunos el asunto que incluso el conato de
revuelta ha llegado a oídos del presidente. Un funcionario cercano a las
reuniones del gabinete de seguridad a las que asisten Funes y Munguía
Payés, entre otros, asegura que eso ya ocurrió desde hace una semana.
Esto último no es de extrañar, pues incluso los policías de nivel medio o
bajo con los que se conversó contestaron, antes de saber acerca de qué
se les preguntaría, con frases como: “¿Del huracán interno quiere
hablar?” o “está todo revuelto aquí adentro”.
En declaraciones públicas del lunes, el presidente Funes rechazó la
posibilidad de que se estuviera militarizando el sistema de seguridad
pública con la posible llegada de Munguía Payés al Ministerio.
El
presidente recordó que ningún artículo de la Constitución ni ningún
apartado de los acuerdos de paz prohíbe que un militar ocupe ese cargo
político.
A la hora de buscar las razones del malestar, algunos comisionados
dispuestos a renunciar contestan con una mezcla de razones simbólicas y
experiencias recientes.
El comisionado que asegura que renunciaría a
pesar de no ser de los orgánicos del FMLN explica que la participación
de gente con carrera militar en cualquier parte del aparato de seguridad
pública es un error.
“Lo comprobamos en el trabajo de patrullas
conjuntas (tres policías y dos militares que patrullan zonas de riesgo),
no tienen idea de seguridad pública, tienden a privilegiar su
pensamiento militar, se sienten extraños, quieren agarrar a todo el que
ven tatuado o medio desordenado. Incluso son una carga, nos ha tocado
capacitarlos”.
Los dos comisionados policiales y el funcionario cercano al gabinete
de seguridad con los que se conversó ven casi como un hecho el que
Munguía Payés sea el sustituto del ex comandante guerrillero Manuel
Melgar. Dentro del FMLN incluso hay voces más contundentes. Benito Lara,
miembro de la Comisión Política efemelenista, incluso habló de
repercusiones para Funes.
El miércoles dijo ante un grupo de
periodistas, sin dar más detalles, que el nombramiento de Munguía Payés
implicaría “un distanciamiento” entre el FMLN y el presidente. Cuando El
Faro le preguntó este jueves qué significaba "un distanciamiento",
respondió:
"Sería continuar con la politíca de gobiernos anteriores y no
atender la que ofrece el Programa del Cambio.
Eso significa que no nos
podemos hacer cargo de los resultados de esas políticas."
Para Lara, quien fue mencionado como carta del FMLN para asumir la
cartera de Seguridad tras el triunfo electoral de 2009, la PNC está en
una especie de zozobra ante la posibilidad de que un militar asuma las
riendas del Ministerio de Seguridad.
Para uno de los comisionados que hablaron, el problema no es el
posible nombramiento de Munguía Payés nada más, sino que se trata de “un
proceso de alzar a los militares”, que para algunos en la PNC ya es
intolerable que siga avanzando.
“La derecha siempre quiere militarizar, y
como Funes a saber qué es, todo parece llevar ese rumbo.
Lleve la
cuenta: ya teníamos listo el batallón presidencial que iba a cuidar al
presidente y a su familia, y llevarle la agenda, desde que tomó
posesión.
Por fin íbamos a sustituir a los militares que se habían
logrado quedar ahí. ¿Qué pasó? Que a última hora le doblaron el brazo y
mandaron a los policías que estaban listos a sus unidades, y los
militares se quedaron ese batallón.
Luego la prolongación del trabajo
conjunto con militares en seguridad pública, el perímetro de las
cárceles y ahora esto”.
A este comisionado no le queda ninguna duda de que si Munguía Payés
es nombrado ministro de Seguridad, habría “una sacudida fuerte”.
“Ninguno de los comisionados que proviene de la izquierda se traga lo
del trabajo conjunto con los militares, estamos hartos, lo hacemos por
pura subordinación, pero ya no más”, dice.
http://www.elfaro.net/es/201111/noticias/6645/