RT – Históricamente Estados Unidos ha utilizado la lucha
contra el narcotráfico como una de sus herramientas para intervenir
dentro de las políticas públicas, sociales y económicas en los países de
América Latina.
Motivo por el que en la actualidad las naciones
Latinoamericanas tratan de combatir y reemplazar la tradicional política
antidroga estadounidense por otra en beneficio común, según algunos
expertos.
“La política norteamericana de lucha contra las drogas siempre ha
tenido una serie de carencias, por la impostura, por la violencia con la
que se ha operado en nuestros países.
Una de las constataciones después
de 40 años de lucha antidroga y guiada por los pasos que ha marcado EE.
UU., es que ha fracasado”, opina Boris Miranda, periodista de la
revista boliviana ‘Página Siete’.
Este viernes se esperaba la firma de un acuerdo antidroga entre
Bolivia, Brasil y Estados Unidos, con la ONU como observador, pero fue
aplazada por segunda vez en 24 horas, sin explicaciones y luego de
varias suspensiones similares desde marzo pasado.
Por su parte, Miranda sostiene que EE. UU. “siempre va a tener una
segunda intención, va a tener una motivación buscando otra clase de
fines”.
Según este convenio, se permitirá implementar un nuevo método de
evaluación de las plantaciones excedentarias y las erradicadas de hoja
de coca.
Según el documento, el monitoreo se hará a diario y no de
manera anual, como sucede actualmente.
El acuerdo trilateral para controlar en Bolivia la producción de la
hoja de coca, base para fabricar cocaína, fue anunciado en marzo pasado,
y tras reiteradas suspensiones, los tres países pretendieron aprovechar
una reunión del Consejo Suramericano sobre el Problema Mundial de
Drogas, organismo de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur),
celebrada este jueves y viernes en La Paz, para suscribir el documento,
pero fallaron nuevamente.
En este convenio, EE. UU. jugará un rol de cooperación de
equipamiento a este proyecto piloto y Brasil aportará en la capacitación
de los efectivos bolivianos. Incluye también el equipamiento y
modernización de las instituciones estatales vinculadas a la lucha
contra el narcotráfico.
De acuerdo con la oficina antidroga de la ONU, Bolivia es el tercer
productor mundial de coca y cocaína, tras Colombia y Perú, y el
principal proveedor del alcaloide para los países de Suramérica.