El fusilamiento de Nicolás II, el último zar ruso, y de su familia a manos de los bolcheviques en 1918, no fue ordenado directamente por el Kremlin, según la investigación oficial.
Vladímir Soloviov, investigador del Comité de Instrucción (CI) de
Rusia, asegura que no se ha encontrado ningún documento escrito que
demuestre que la muerte del emperador, de su esposa y de sus cinco hijos
en Ekaterimburgo fue ordenada por Vladímir Lenin, fundador de la URSS, o por miembros de su gobierno. Según la investigación, la orden procedía de las autoridades locales.
Los descendientes de la dinastía Románov dudan de la credibilidad de
está versión.
Según su portavoz, Alexandr Zakátov, aunque no hay
pruebas escritas, sí hay indicios indirectos de que los jefes del estado
soviético sabían lo que pasaba, y no se excluye que ordenaran el
asesinato de la familia.
Nicolás II,
la zarina, sus hijos y cuatro sirvientes fueron fusilados sin juicio la
noche del 17 de julio de 1918 en el sótano de una casa en el centro de
Ekaterimburgo. Después, sus cuerpos fueron trasladados a un bosque
cercano y enterrados.
En agosto de 1991 cerca de la ciudad fueron encontrados los restos de
Nicolás, su esposa Alejandra y sus allegados (según demostraron las
ruebas de ADN).
El príncipe Alexéi, de 14 años y la princesa Anastasía,
de 17 años fueron enterrados en otra fosa distinta: sus restos fueron
hallados en 2007 cerca de una carretera