
LA OPINION - Ya están en las principales ciudades de Estados
Unidos y en el corazón de Washington.Son los indignados o los llamados
“ocupas” de Wall Street.
Son personas que se cansaron de estar en sus
hogares, abandonados a su suerte y decidieron tomarse las calles hasta
que existan cambios que les den una salida a sus problemas de desempleo y
falta de recursos para sobrevivir en una economía en crisis.
Es un movimiento que comenzó apenas con algunas decenas de personas
en Nueva York a mediados de septiembre, y que ahora parecer estar
siguiendo un camino similar al recorrido por el Tea Party hace más de
dos años.
Con presencia en más de 300 ciudades como Seattle, Los Ángeles,
Houston, Dallas, Filadelfia, Chicago, Boston, el movimiento está
haciendo ruido y fuerte.
El motivo de su indignación es la falta de
empleo y, sobre todo, lo que ven como la codicia de las grandes
corporaciones, además de una distribución del ingreso injusta en el
país.
Bajo este paraguas de coraje, se han unido a ellos grupos en contra
de la guerra en Afganistán, ambientalistas, religiosos y líderes de
derechos civiles.
Con sus sacos de dormir, carteles, comida y agua, cientos de personas
llegaron a Freedom Plaza, a tan solo unas cuadras de la Casa Blanca y
de los principales edificios que aglutinan los centros de poder en el
país.
Preparados para todo y dispuestos a todo.
Así se definen y así
también lo parecen. Similar a lo que se ha visto durante los últimos
días en Nueva York, donde se ha llegado a altercados violentos con la
policía y donde incluso ayer fueron detenidos otros 23 participantes,
segú autoridades policiacas.
“Estamos en contra del corporativismo y militarismo. Queremos sacar
al dinero de la política.
El sistema está completamente corrupto,
queremos terminar las guerras y gastar ese dinero en nuestra gente acá,
en trabajos, protección ambiental, programas sociales”, explicó Lisa
Simeone, una de las líderes del movimiento local Stop the Machine.
“No estamos pidiendo ser ricos, no estamos pidiendo que alguien nos
rescate. Lo único que pedimos es vivir con dignidad y que el dinero de
todos los contribuyentes se gaste de manera efectiva. Tener acceso a
salud, a una educación decente.
En tanto, en Wall Street esos titanes
corporativos nadan en dinero”, aseguró.
Sin una fecha de salida, los organizadores esperan que esta ocupación
dure semanas, a pesar que tienen permiso para permanecer legalmente en
Freedom Plaza solo hasta este domingo.
A tono con los cantantes de rap que animan la jornada, la gente
grita, baila, se pasea, duerme y habla con la prensa. Estatuas humanas,
monjes budistas, abuelas indignadas, todos detienen el ritmo cotidiano
de Washington, llevando un poco de color y caos a una ciudad
acostumbrada al protocolo.
Consultado respecto a su visión de los manifestantes, el presidente
Barack Obama dijo en una conferencia de prensa realizada ayer que el
movimiento “expresa las frustraciones que sienten los estadounidenses”.
“Tuvimos la crisis financiera más grande desde la Gran Depresión, con
un tremendo daño a la gente y todavía ves a algunos que actuaron de
manera irresponsable, en contra de esfuerzos para terminar con prácticas
abusivas. Que fue el problema en primer lugar”, dijo Obama.
“La gente está frustrada y los manifestantes están dando una voz a
una base más amplia, que está decepcionada por cómo funciona el sistema
financiero”, agregó.
Pero la magnitud de los gritos y protestas en Washington parecían ir
mucho más allá de esto. Es una indignación con diversas causas y sin
respuestas. “Cómo no iba a venir.
Estoy preocupada por el futuro de mis
nietos. Las corporaciones nos están quitando todo, destruyendo el
planeta, se han tomado el gobierno, nuestra democracia, a menos que seas
un millonario no te puedes postular.
Es tiempo se sacar el dinero de la
política y las corporaciones fuera de nuestra vidas”, insistió Vicky
Rider, del grupo “Abuelas Indignadas”, quien viajó especialmente desde
Carolina del Norte.
Hasta ayer, Stop the Machine contaba con 5 mil personas que se habían
comprometido a participar en sus eventos, pero esperaban superar esa
cifra ampliamente.
El Pentágono, Capitolio, Casa Blanca son algunos de los objetivos
donde llevarán su indignación, en espera de la marcha del 15 de octubre a
nivel nacional.