Alfredo Astiz, el Ángel Rubio (segundo por la derecha), durante el juicio en Buenos Aires. |
ELAM – Los ex marinos Alfredo Astiz, “el Angel de la
Muerte” y su jefe, Jorge “Tigre” Acosta, fueron condenados a prisión
perpetua junto a otros diez acusados por los crímenes de lesa humanidad
cometidos en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) durante la
última dictadura.
Al escuchar su condena, Astiz sonrió en gesto
provocativo y se colocó una escarapela sobre la solapa del saco cruzado,
mirando de reojo al público.
Además de las doce perpetuas, el Tribunal Oral Federal 5 (TOF5) dictó
penas de 18 a 25 años de prisión a otros cuatro represores, y los dos
que fueron absueltos -Pablo García Velazco y Juan Carlos Rolón- seguirán
presos por otras causas en curso.
La resolución del tribunal fue aclamada por el público de familiares
de las víctimas y sobrevivientes que colmó la planta baja del auditorio
donde se dictó la condena que esperó que los condenados fueran retirados
esposados al grito de “asesinos” y “genocidas” y el tradicional: “30
mil desaparecidos, presentes”.
Los condenados a prisión perpetua por el homicidio de los doce
integrantes del grupo de la Iglesia de la Santa Cruz y del periodista y
escritor Rodolfo Walsh fueron: Astiz, Acosta, Ricardo Cavallo, Julio
César Coronel, Adolfo Donda, Alberto González, Oscar Montes, Antonio
Pernías, Jorge Radice, Néstor Savio, Raúl Scheller y Ernesto Weber.
A 25 años fue condenado Manuel García Tallada y Juan Carlos Fotea, a 20 Ricardo Capdevilla y a 18 el prefecto Juan Antonio Azic.
El tribunal comenzó a leer su veredicto conteniendo más de cincuenta
resoluciones dos horas después del horario anunciado de las 18 y según
explicó el presidente del TOF5, Daniel Obligado, la demora se originó en
“dificultades en la deliberación” final de los magistrados para
establecer las penas.
De ese modo, el juez aludió a la disidencia en la mayoría de los
fallos expresada por el vocal Ricardo Farías, presumiblemente con una
visión más benigna hacia los acusados aunque ello recién quedará
aclarado el 26 de diciembre a las 18, cuando se lean los fundamentos del
fallo.
En este juicio se juzgaron delitos contra 85 víctimas incluidas las
fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo –Mary Bianco Esther de Careaga
y Azucena Villaflor Devicenti-; las monjas francesas Léonie Duquet y
Alice Domon, y los activistas de derechos humanos Angela Auad, Remo
Berardo, Raquel Bulit, Horacio Ebert, Julio Fondovila, Gabriel Horane y
Patricia Oviedo
En interés por los fallos en este primer juicio por los crímenes de
la ESMA quedó de manifiesto por la presencia de la titular de las
Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que era querellante; del
secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, el presidente del
Consejo de la Magistratura, Mario Fera, y del embajador de Francia,
Jean-Pierre Asvazadourian.
En la primera fila también estaban sentados el secretario del gremio
judicial, Julio Piumato, y el periodista Horacio Verbitsky, titular del
CELS y amigo de Rodolfo Walsh, así como la compañera de éste, Lilia
Ferreyra.
Un grupo de familiares, camaradas y reivindicadores de la acción
represiva, encabezados por Cecilia Pando, fue conminado varias veces por
el tribunal de ser desalojado por su manifestaciones contrarias a cada
una de las condenas.
Pero finalmente no hubo incidentes, aunque para evitarlos el tribunal
hizo salir primero a los seguidores de los condenados y quince minutos
después a los familiares de las víctimas.