El proyecto de Resistencia de los Niños Zapatistas ante la Guerra de Baja Intensidad en Chiapas, México, del colectivo Puente a la Esperanza es el proyecto de objeción fiscal colectivo propuesto por Alternativa Antimilitarista.MOC de este año.
Angélica Rico
Puente a la esperanza
SOBREVUELOS Y FUMIGACIONES.
Todos los días hay sobre vuelos militares en la Comunidad y sus alrededores, cuando hay alerta roja es común observar vuelos rasantes o piruetas de las avionetas sobre la escuela autónoma, el botiquín y las parcelas.
Cada tercer día, cerca de las 11:30am. (12:30 zapatista), a la hora del pozol “matz” [1]: la cotidianidad se ve interrumpida por los sobre vuelos de Moscamed, programa sostenido en la región por la SAGARPA, cuyo supuesto objetivo, es erradicar los brotes de la mosca del Mediterráneo, que se presentan en la zona fronteriza de Chiapas a Guatemala [2], para lo cual, fumigan las milpas, árboles frutales y arbustos silvestres, además de lanzar larvas de moscas estériles.
Sin embargo la percepción desde las familias es que dichas fumigaciones son para acabar con su autonomía y resistencia, al secar sus alimentos. Algunos habitantes nos explicaban que:
“Las parcelas que fumigan, se secan, destruyen nuestros cultivos de maíz, frijol, calabaza, chile, chayotes; además muchas especies de árboles frutales, como platanares, cocos, cacao y corozo.
Cada tercer día, cerca de las 11:30am. (12:30 zapatista), a la hora del pozol “matz” [1]: la cotidianidad se ve interrumpida por los sobre vuelos de Moscamed, programa sostenido en la región por la SAGARPA, cuyo supuesto objetivo, es erradicar los brotes de la mosca del Mediterráneo, que se presentan en la zona fronteriza de Chiapas a Guatemala [2], para lo cual, fumigan las milpas, árboles frutales y arbustos silvestres, además de lanzar larvas de moscas estériles.
Sin embargo la percepción desde las familias es que dichas fumigaciones son para acabar con su autonomía y resistencia, al secar sus alimentos. Algunos habitantes nos explicaban que:
“Las parcelas que fumigan, se secan, destruyen nuestros cultivos de maíz, frijol, calabaza, chile, chayotes; además muchas especies de árboles frutales, como platanares, cocos, cacao y corozo.
Cuando hay fumigaciones cerca, les decimos a los niños que se acuesten en el suelo para que no les toque, si hay un arroyo cerca se enjuagan en él, porque cuando estamos cerca de la fumigación empiezan fuertes dolores de cabeza y de ojos”. [3]
Una bióloga que trabaja en la zona, nos explicaba que:
“Los cultivos agrícolas y frutales que fumiga Moscamed, ni siquiera son atacados por esta mosca, además, los plaguicidas que utiliza son muy tóxicos, lo cual se manifiesta en dolores de cabeza y vómito en la población, además del amarillamiento y la muerte de árboles frutales y cultivos agrícolas, así como en los propios árboles de la selva que le sirven de sombra a los cafetales”. [4]
Lo cual nos hace pensar que dichas fumigaciones no tienen un respaldo técnico, ambiental, científico ni legal; sólo son un pretexto que busca cumplir con los objetivos de la GBI, ya denunciados en otras zonas zapatistas:
“1. Destruir la infraestructura productiva de las comunidades, ya que una huerta de café y de otros frutales requiere mínimo de cinco años para tener una producción comercial.
2. Destruir la autosuficiencia alimentaria de las propias comunidades, acabando el abastecimiento de alimentos.
3. Destruir porciones de la selva para tener claros visibles alrededor de las poblaciones, y con esto tener un mejor control militar del territorio”. [5]
Los niños más pequeños, a causa de las fumigaciones, han tenido que dejar de ir a la milpa, lugar que como ya vimos, constituye un espacio privilegiado de aprendizaje colectivo, en el que se refuerza el vínculo familiar y comunal con la Madre Tierra.
Una bióloga que trabaja en la zona, nos explicaba que:
“Los cultivos agrícolas y frutales que fumiga Moscamed, ni siquiera son atacados por esta mosca, además, los plaguicidas que utiliza son muy tóxicos, lo cual se manifiesta en dolores de cabeza y vómito en la población, además del amarillamiento y la muerte de árboles frutales y cultivos agrícolas, así como en los propios árboles de la selva que le sirven de sombra a los cafetales”. [4]
Lo cual nos hace pensar que dichas fumigaciones no tienen un respaldo técnico, ambiental, científico ni legal; sólo son un pretexto que busca cumplir con los objetivos de la GBI, ya denunciados en otras zonas zapatistas:
“1. Destruir la infraestructura productiva de las comunidades, ya que una huerta de café y de otros frutales requiere mínimo de cinco años para tener una producción comercial.
2. Destruir la autosuficiencia alimentaria de las propias comunidades, acabando el abastecimiento de alimentos.
3. Destruir porciones de la selva para tener claros visibles alrededor de las poblaciones, y con esto tener un mejor control militar del territorio”. [5]
Los niños más pequeños, a causa de las fumigaciones, han tenido que dejar de ir a la milpa, lugar que como ya vimos, constituye un espacio privilegiado de aprendizaje colectivo, en el que se refuerza el vínculo familiar y comunal con la Madre Tierra.
Por lo que podemos decir que este proyecto de gobierno no sólo acaba con los dulces de los niños tseltales, es decir, las naranjas, pomarrosas, mandarinas, granadías, guineos, piñas, papayas, sino con sus paseos, experiencias e incluso las relaciones con sus padres y aprendizajes que sólo son posibles en este espacio.
“Cuando pasan los aviones las naranjas se secan, mi papá dice que mejor no comamos, a mí me da tristeza porque me gusta su jugo” José 9 años.
“Las frutas, son los dulces de la tierra para nosotros, los aviones los acaban” Victoria 11 años.
“Mi papá ya no me deja ir con él a la milpa ni a la montaña con él, dice que cuando sea grande voy a poder ir de nuevo” Panchito 9 años.
“Cuando fumigan tenemos que tirarnos al suelo, igual que si echaran bomba” Beto 9 años.
“Mi papá me lava los ojos en el río, dice que avientan veneno para la tierra.
“Cuando pasan los aviones las naranjas se secan, mi papá dice que mejor no comamos, a mí me da tristeza porque me gusta su jugo” José 9 años.
“Las frutas, son los dulces de la tierra para nosotros, los aviones los acaban” Victoria 11 años.
“Mi papá ya no me deja ir con él a la milpa ni a la montaña con él, dice que cuando sea grande voy a poder ir de nuevo” Panchito 9 años.
“Cuando fumigan tenemos que tirarnos al suelo, igual que si echaran bomba” Beto 9 años.
“Mi papá me lava los ojos en el río, dice que avientan veneno para la tierra.
Si secan las frutas, qué nos pasará en nosotros por dentro” Jorge 11 años.
Cuando le preguntamos a Beto, 9 años:
- ¿Qué pasaba en su dibujo?- dijo que:
- “Están unos niños zapatistas con su papá, trabajan en la milpa”.
- ¿Que hace el avión ahí?
- “Mata”...
- ¿Te da miedo el avión?
- Si,- contestó y se fue-.
[1] Bebida hecha con nixtamal y agua, preparado con cacao y azúcar o con sal y chile.
[2] Para realizar este plan se impulsa un gran despliegue de actividades de campo para atrapar las moscas, por lo cual se ha construido un Laboratorio para reproducir y criar moscas estériles para que dicha especie algún día desaparezca.
- ¿Qué pasaba en su dibujo?- dijo que:
- “Están unos niños zapatistas con su papá, trabajan en la milpa”.
- ¿Que hace el avión ahí?
- “Mata”...
- ¿Te da miedo el avión?
- Si,- contestó y se fue-.
[1] Bebida hecha con nixtamal y agua, preparado con cacao y azúcar o con sal y chile.
[2] Para realizar este plan se impulsa un gran despliegue de actividades de campo para atrapar las moscas, por lo cual se ha construido un Laboratorio para reproducir y criar moscas estériles para que dicha especie algún día desaparezca.
La misión del Programa Moscamed es, proteger la fruticultura y horticultura nacional de los catastróficos efectos que significa la presencia de la mosca del Mediterráneo.
[3] Entrevistas a varios hombres de la comunidad.
[4] Entrevista a Adriana Gómez, bióloga egresada de la facultad de Ciencias de la UNAM.
[5] La jornada, “Ojarasca” septiembre del 2002. México, DF
[3] Entrevistas a varios hombres de la comunidad.
[4] Entrevista a Adriana Gómez, bióloga egresada de la facultad de Ciencias de la UNAM.
[5] La jornada, “Ojarasca” septiembre del 2002. México, DF