

No, no es una broma. Es cierto.
Como he indicado en todos mis artículos
sobre Libia, nadie flotando en el aire puede apoderarse de un país.
La
estrategia de Muammar al-Ghaddafi ganará.
Es que hoy la guerra mediática
va a favor del mejor postor.
Con esta realidad en mente, la OTAN ha
asegurado que tiene garantizado una cobertura mediática favorable cada
vez que bombardea una ciudad.
De esa manera nadie menciona la
destrucción de los servicios básicos (agua, gas, electricidad alimentos
básicos) que, a todas luces, es un crimen de guerra.
El
nuevo discurso, que dice que la OTAN quedará en Libia mientras Muammar
al-Ghaddafi sigue vivo, es el principal error de los dirigentes de la
OTAN.
Esto ha sido claro desde el inicio del conflicto cuando el
dirigente libio quiso negociar. Ahora, hablan como si eso fuera algo
falso, una trampa. Bueno pues, lo clave de este conflicto no es Muammar
al-Ghaddafi, sino el pueblo libio.
Desafortunadamente, mientras el menú
libio se ve muy sabroso, hay que poner atención a los ingredientes.
Al
salir a pelear en su frente sur, los países miembros de la OTAN se
hundieron desde el inicio, por haberse basado en prejuicios con fecha
vencida, malabarismos engañosos y su sed del petróleo.
Los
faros de los límites del horizonte mental de los individuos mentalmente
enfermos que llevaron la guerra a Libia, todos señalan al-Ghaddafi,
al-Ghaddafi, al-Ghaddafi.
Si eso es el programa de los dirigentes de la
OTAN deben de volver a leer los textos clásicos que nunca lograron
asimilar.
Hoy, sus apresurados gritos de la victoria se ven como
fanfarronería. Sin embargo, uno escucha a los periodistas en la
televisión anunciar con toda seriedad que el último bastión de Muamamar
al-Ghaddafi ya va a caer y la guerra se acabará.
Se trata de una
ignorancia categórica o de pura propaganda.
Mientras
la OTAN asesina a civiles, bombardeando a toda velocidad, los medios
corporativos no dicen nada. Estos crímenes contra la humanidad se
esconden, notablemente lo de Zliten, donde fueron masacrados 85 civiles.
¿Es necesario recordar a aquellos que lanzaron sus gritos al cielo por
el asalto del gobierno libio a Zawiya, que la OTAN deliberadamente
asesinaron el hijo de Muammar al-Ghaddafi, su nuera y tres de sus
nietos? ¿Y qué decían aquellos periodistas de eso?
En Sky News, los
reporteros lamentaron las bajas civiles.
¿De quién? Aquellos de los
pendencieros renegados armados.
Lo que la OTAN
no logró prever, y de allí su terquedad, fue la resistencia del pueblo
libio y de Muammar al-Ghaddafi. Después de siete meses, la coalición
militar más poderosa del mundo no ha logrado vencer una población de 6
millones.
Los pronunciamientos confusos de Luis Moreno Campo, jefe de la
Corte Internacional Penal, no tienen peso.
Para ser creíble, Moreno
Campo habría debido de ir a Estados Unidos para detener a George W. Bush
y sus compinches. Qué investigue Moreno Campo cómo aclarar la
culpabilidad de la OTAN por sus crímenes de lesa humanidad en Libia y
los de sus contratistas de Benghazi.
La OTAN ha
perdido la guerra porque no es capaz de facilitar una resolución
pacífica. La pacificación de Libia resultará solo por medio de un
diálogo que incluye a la gente de Muammar al-Ghaddafi en algún arreglo
democrático.
No se requiere un doctorado en ciencias para entender eso.
Lastimosamente, los brujos aprendices de la OTAN se han engañado en
pensar que, al matar o capturar a Muammar al-Ghaddafi, todo cambiará.
Por insistir en forzar el asunto con su poderío militar, descubrirán muy
pronto que Muammar al-Ghaddafi ya tiene instalado su plan de una guerra
de guerrilla sin fin.
Hay que tomar en cuenta
que los renegados de Benghazi son combatientes oportunistas. ¿La OTAN ha
definido quién garantizará la seguridad en Libia?
Una vez que los
“médicos” “profesores” y “estudiantes” vuelven a sus vidas normales, que
harán los demás?
La gran mayoría no han experimentado el combate
verdadero. Esencialmente tomaron un paseo para ocupar blancos
presentados a ellos en bandeja por los bombardeos asesinos de la OTAN.
Entonces,
está claro que nada ha terminado. Todo es para iniciar.
Como explicó
ayer Muammar al-Ghaddafi, a pesar del esfuerzo multinacional de la OTAN,
no es una organización capaz de sostener otra guerra prolongada dado la
crisis de usura que amenaza las economías de sus países integrantes.
Cuando
se añade a eso la discordia dentro de la CNT, el conflicto en Benghazi
entre los rebeldes y las fuerzas de la OTAN, sobre que los medios
corporativos se han callado, es obvio que la mañana no amanecerá
despejada.
La OTAN valoró mal a su contraparte, esa misma CNT que puso
en ridículo al Occidente alimentándolo con las más burdas mentiras,
notoriamente lo de los 6000 inexistentes muertos atribuidos a Muammar
al-Ghaddafi, además de otras mentiras, ya que llegó ser difícil vender
el primero.
Todo esto ahora va a costar caro a la OTAN.
Anhelan imponer su visión de la sociedad en el mundo entero.
No
tienen ninguna idea del pantano en que se han metido.
Su deseo de crear
en Libia una democracia que excluye el pueblo los descalifica desde un
inicio.
De hecho, su objetivo verdadero ha sido sencillamente de
eliminar un obstáculo comercial, el hombre que se opuso al pillaje de
las riquezas de Libia. En fin, la ONU es un organismo siniestro y
pérfido.
La OTAN es una organización terrorista.
Punto.