
Silvia Solórzano Foppa, secretaria de asuntos políticos de la mujer. |
GEOVANI MONTALVO / TERCERAINFORMACION – Guatemala vivió un
conflicto armado muy prolongado, desde 1960 hasta 1996 con la firma de
los acuerdos de paz. 36 años en los que se aplicó el terror militar y se
llegó al nivel de genocidio.
De acuerdo a Silvia Solórzano Foppa, secretaria de asuntos políticos de la mujer y del comité ejecutivo de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), las consecuencias de ese periodo siguen afectando a la sociedad guatemalteca.
“Hay una reacción de la sociedad de encerrarse, de preservarse y no manifestarse en lo político, no demostrar su pensamiento“, comentó la dirigente política en una entrevista concedida a Tercera Información.
Solórzano, de 60 años de edad, estuvo durante siete años en la montaña combatiendo con la guerrilla
y luego se encargó del trabajo político del partido en el exterior,
labor que destacó en Cuba, donde vivió 14 años hasta que retornó a su
país con la firma de la paz.
Médica de profesión, Silvia es hija de la reconocida escritora Alaída
Foppa, secuestrada y desparecida en 1980, junto a otros 45 mil que
sumaron en toda la guerra y 250 mil personas asesinadas.
“Consideramos que no se han sanado las heridas de la guerra, eso
sigue siendo un tema pendiente para las víctimas y sus familias”, relató
sentada en una oficina del partido URNG, en la ciudad de Guatemala.
Señaló que 15 años después de firmada la paz, hay preguntas a las que
-tanto sociólogos como intelectuales de izquierda- no encuentran
respuesta, por ejemplo, ¿Por qué la población sigue votando por figuras que son el símbolo del genocidio en Guatemala?.
El domingo 11 de septiembre se realizaron las elecciones generales y
al parlamento centroamericano, en medio de un ambiente de violencia e
irregularidades.
Los resultados oficiales de las votaciones determinaron
una segunda vuelta presidencial para noviembre próximo.
Los principales contendientes son Otto Pérez Molina del Partido Patriota,
reconocido general retirado vinculado a masacres durante la guerra, y
Manuel Baldizón, empresario, que anunció la contratación de dos asesores
estadounidense para aventajar a su oponente. Pérez Molina lleva la
delantera en las preferencias electorales.
“Es el terror que se vivió de las masacres, genocidio y secuestros
durante la guerra que sigue afectando a nuestra sociedad”, subrayó
Solórzano Foppa, y agregó que posiblemente eso explique que la población
vote por figuras autoritarias para gobernar a un país que actualmente
se encuentra sumergido en la violencia y la pobreza.
Retos de la izquierda
Ante esta situación, Silvia dijo que un reto muy importante de la
izquierda guatemalteca es la unidad.
La experiencia vivida en las
elecciones, en la que dejó a la izquierda en séptimo lugar de una lista
de 10 competidores a la presidencia, brindó una lección positiva.
“Por primera vez nos hemos unido las fuerzas progresistas de Guatemala,
es un primer paso pero es un reto grande consolidar esta unificación”,
expresó.
La izquierda compitió bajo la bandera del Frente Amplio
compuesto por tres partidos políticos: Movimiento Político Winaq, Alternativa Nueva Nación (ANN) y la URNG.
Asimismo, la entrevistada rechazó que a la izquierda se le vincule
con la división o la falta de unidad, pues la división también
caracteriza a la derecha, a los equipos de fútbol y a las organizaciones
campesinas, es decir, no es una característica exclusiva e inherente de
la izquierda.
En toda organización humana se encuentran confluencias y
discrepancias, “no estoy de acuerdo que ese se nos asocie a la izquierda
con la falta de unidad”, enfatizó.
Pero si, estuvo de acuerdo que un
reto en la izquierda de Guatemala es trabajar en unidad y consenso para
hacer las transformaciones que necesita el país.