
Una unidad de espionaje de EE.UU., la División de Amenazas
Asimétricas del Comando Conjunto de Fuerzas de Inteligencia (JFIC, por
sus siglas en inglés), detectó antes del 11/9 la posibilidad de que Al
Qaida atacara las Torres Gemelas y el edificio del Pentágono.
La
información fue de- sechada y casi 3000 civiles perdieron la vida en un
atentado terrorista que, por alguna razón, no se pudo o no se quiso
evitar.
En general se ha hablado de las fallas
de la CIA y del FBI en esta materia.
Pero el sitio independiente
Truthout dio a conocer documentos del Organismo de Inteligencia de
Defensa filtrados por un ex miembro de aquella División, conocida por el
acrónimo DO5, que algo de luz arrojan sobre un tema que ninguna
comisión investigadora supo escrutar a fondo.
La documentación fue
acercada y comentada por Iron Man, alias o seudónimo o nombre de guerra
de quien fuera jefe de esa unidad desde fines del 2000 hasta junio del
2001.
“Hombre de hierro” eligió guardar el anonimato para proteger a su
familia de posibles represalias.
Las revelaciones no son de poca monta.
La DO5 fue creada en 1999 y su tarea consistió en descubrir la
existencia de planes terroristas preparados en el exterior o localmente
que podrían llevarse a cabo en territorio estadounidense.
Era una rama
del JFIC y, en ese marco, prestó una atención muy prolija a Osama bin
Laden y acólitos que radicaban entonces en Afganistán.
Presentó
“numerosos informes en los que se determinaban los probables y posibles
movimientos de Usama bin Ladin (sic) y Mullah Omar”, incluida “la
verosímil identificación de la casa en la que Khalid Sheikh Mohammed
presuntamente había planeado los ataques”, y reunió información que
apuntaba a la viabilidad de que Al Qaida intentara un golpe contra las
Torres, el edificio del Pentágono y aun otros objetivos
(www.truth-out.org, 13/6/11).
Entre fines del 2000 y junio del 2001, altos jefes del Pentágono se
reunieron para evaluar los datos aportados por la DO5.
Iron Man registra
que se llegó a sugerir que se advirtiera al personal de seguridad y a
la plana de ingenieros del World Trade Center del eventual ataque, pero
la idea se de- sechó por “la renuencia de los mandos a contactar a la
comunidad civil”.
Curiosa omisión.
“En otras palabras: la administración
Bush tenía pleno conocimiento, antes del 11/9, de que la organización
terrorista se había fijado esos objetivos y, aparentemente, los
funcionarios del gobierno no actuaron en función de tales advertencias.”
El por qué fue así es todavía habitante de la oscuridad.
Iron Man y los agentes de la DO5 y del JFIC “estaban cerca de
capturar a Bin Laden”, pero el vicealmirante Martin J. Meyer, subjefe
del Comando Conjunto de las Fuerzas de EE.UU. que asistía a esas
reuniones de evaluación, manifestó al mayor general Larry Arnold y demás
colegas que “su preocupación por Osama bin Laden como una posible
amenaza para EE.UU. era infundada”.
Lo dijo dos semanas antes del 11/9 y
parece que se equivocaba. Mayer pasó a retiro en 2003 y fue contratado
inmediatamente por la Lockheed Martin, una de las megaempresas que más
lucran con las guerras de Irak y Afganistán merced a los contratos del
Pentágono (www.lockheedmartin.com, 8/4/03).
Uno de los documentos cuya desclasificación logró Iron Man es un
informe del inspector general del Ministerio de Defensa fechado el 23 de
septiembre de 2008, en el que se señala que la jefa del JFIC,
identificada más adelante como capitana Janice Dundas, había ordenado
que cesara el seguimiento de Bin Laden “porque no era de competencia de
la misión del JFIC”.
Con un argumento parecido se cortó el examen de los
“campos terroristas de entrenamiento” en Afganistán: “Esas cuestiones
no se encuentran en la línea de natación del JFIC”.
(www.scribd.com/doc/28486103/FOIA-Review-of-Joint-Forces-Response-911
5-3-10).
¿Tendría la capitana, con una graduación relativamente menor en
cualquier fuerza armada, tanto poder como para tomar por su exclusiva
cuenta decisiones de semejante importancia?
¿O las órdenes venían de
arriba, de muy arriba?
Las revelaciones de Iron Man exhiben que la información fue ocultada a
la Comisión Nacional sobre los ataques terroristas en EE.UU.,
establecida por una ley del Congreso el 27 de noviembre del 2002 –más de
un año después de los atentados– con la misión de conocer las
circunstancias que los rodearon, así como el estado de preparación y la
respuesta a los ataques.
La integraban cinco legisladores republicanos y
cinco demócratas.
Los apéndices del informe del inspector general del Pentágono
muestran que se introdujeron cambios significativos en las respuestas
que los analistas del JFIC proporcionaron a los investigadores del
Congreso sobre su trabajo de Inteligencia en torno de Bin Laden, Al
Qaida y los talibán (www.truth out. org, 23-5-11). Una capa de silencio
más.
W. Bush participó, desde luego, en la ceremonia del décimo
aniversario del 11/9.
Se lo ve en la foto muy serio y compungido.
Tal
vez Dios le dictaba algo en ese instante.
Porque a él, Dios le habla,
según dijo.
Juan Gelman
(Tomado de Página 12)
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