El trastoque del mundo pasa por el mal uso de las palabras. A los
mercenarios les dicen «rebeldes» y a los guerrilleros –verdaderos
rebeldes- les dicen «terroristas».
Pero ni uno ni otro cambian su
naturaleza porque los llamen de una u otra manera.
En Libia hay un
bombardeo indiscriminado de la OTAN y Estados Unidos y meten 5.000
mercenarios –soldados que pelean por la paga-para hacer crecer una
insignificante «oposición» que nunca pudo ganarse el corazón y las
mentes de los libios.
La OTAN bombardeó una gran franja de Trípoli –sin
importar si mataba niños, ancianos, mujeres, hombres, inocentes- para
que los mercenarios entraran a la capital.
Ahora lo que viene es
la fase de«consolidación» de los mercenarios, que por arte de magia los
llaman y se llaman a sí mismos «rebeldes».
Resulta que uno de esos
rebeldes sale en la TV mundial hablando y dice que«él es un civil», pero
porta un AK-47.
La guerra mediática no ha dejado de martillar en la
mente de los ciudadanos del mundo sobre el «dictador» libio,un dictador
que tenía viviendo a su pueblo con el nivel de los pueblos europeos.
Ahora llegan la OTAN y los gringos a llevarles «democracia» al pueblo
libio, la cual significará baja en su estándar de vida y carencias de
todo tipo.
Amén de crisis económicas que es lo que mueve a estos
paladines de la libertad.
Los «mercenarios-rebeldes» les va a
tocar «bailar con la más fea».
Tendrán que «consolidar» en tierra lo que
hizo la OTAN en el aire.
Y ahí si el chicharrón es mayúsculo.
Algunos
analistas dan su pronóstico reservado sobre quién al fin se impondrá en
Libia. Incluso ya están tratando de adivinar quiénes son los
«rebeldes-mercenarios».
Ojalá la cosa no les resulte como con los
Talibanes.
En Colombia hay unas guerrillas que luchan desde 1964
por un cambio de estructuras y de régimen en ese país.
Los calificativos
usados por la oligarquía nativa –arrodillada al imperio estadounidense-
han pasado de «bandidos», «comunistas come niños», a «narcotraficantes»
y últimamente a «terroristas».
Así las cosas, vemos a JM Santos hablar
en el sur de América del Sur de los «terroristas» de las FARC y el ELN,
pero ha olvidado las veces que se ha sentado a manteles con esos
«terroristas».
Y quizá lo más importante,cuántas veces más tendrá
que hacerlo si tiene «realismo político» como dicen sus propagandistas
que tiene, ya lo que se ve es que a las guerrillas no han podido
acabarlas.
Y eso que gastaron más de 15 mil millones de dólares en la
guerra y en los diez años del Plan Colombia las FARC solitas les ha
producido alrededor de 50 mil bajas en combate (un promedio de 5.000
anual multiplicado por 10 años).
Tal número de bajas no se han producido
ni en Irak y al constatarlas se entiende por qué los analistas y otras
voces autorizadas hablan del fracaso del Plan Colombia.
En ambos
casos, luchamos porque la Paz se imponga por encima delos intereses
mezquinos de los imperialistas y que los dos pueblos logren su ansiada
liberación.
Mientras, como la naturaleza de los «rebeldes» ni de
los«terroristas» cambia por la forma en que los llamen, tendremos que
acomodarnos a ese lenguaje mundial impuesto por el imperialismo y
entenderemos que un «terrorista» es un luchador popular que lucha por su
vida y por la liberación de su pueblo, y que el «mercenario-rebelde» es
un soldado que se alquila para pelear por otros y lo importante es el
sueldo que le paguen.