España, Felipe González: La impudicia de un político indecente

España, Felipe González: La impudicia de un político indecente

E.E.U.U lleva 107 años experimentando con los Puertorriqueños

 La prensa internacional destacaba el pasado miércoles la noticia de que un equipo de abogados presentará una demanda contra Estados Unidos por haber realizado en Guatemala experimentos médicos en los que infectaron a decenas de personas con sífilis en la década de 1940.

Con títulos como, “Cobayas humanos”, “La oscura historia de la experimentación médica” y hasta “El experimento del diablo”, son algunas de las reseñas que ocuparon las primeras páginas de los periódicos desde la China hasta la Patagonia.

Mientras tanto, aquí en Puerto Rico dos de los periódicos de mayor circulación en la Isla apenas le dedicaron 5 líneas copiadas de la Agencia EFE.

Pero a nadie debe extrañar.

La falta de interés por parte de los medios de comunicación en Puerto Rico por la discusión y análisis del tema de la experimentación humana es el producto del buen trabajo de desinformación sobre el uso de los puertorriqueños como Conejillos de Indias que ha realizado el gobierno de los Estados Unidos por más de 100 años.

En Puerto Rico el primer experimento se realizó en 1904, (California State Journal of Medicine, November, 1905, p. 341), y el más reciente se lleva a cabo HOY. Cientos de miles de puertorriqueños durante 107 años han sido usados para los más degradantes y criminales experimentos que alguien pueda imaginar. 

Desde el estudio de nuestras características fisiológicas por considerarnos defectuosos, (“unfit”), pasando por los experimentos con radiación, insectos, enfermedades, vacunas, armas para la guerra química y biológica, entre otros, hasta el día de hoy que somos los favoritos de la industria farmacéutica con un total de 1,158 experimentos humanos citados en la página oficial del Instituto Nacional de la Salud, Clinical Trials.gov.

Documentos desclasificados y revistas científicas disponibles en Internet cuentan la historia criminal de los Estados Unidos en Puerto Rico. 

Aún así, (aunque resulte absurdo), casi el 90% de nuestra población “atesora pertenecer a” la nación que nos tortura.

Y la negación de esa tortura, la conozco de buena tinta…

Para mayo de 2007, decidí publicar una investigación sobre el uso de 2,000 soldados puertorriqueños en la segunda guerra mundial para observar los efectos tóxicos del gas mostaza sobre la piel humana. (Ver artículo, http://myweb.ecomplanet.com/eldt6383/mycustompage0368.htm )

Como es costumbre, envié una copia del artículo a un querido amigo periodista para su análisis preliminar. Éste, a su vez, lo compartió con un amigo suyo, entonces un alto oficial militar.

La respuesta no se hizo esperar: ¡Ay!, chico coño, no publiques esa información. Total…, toda esa gente ya está muerta.

De más está decir que mi amigo la publicó. “A ver si el gas pela”, me dijo.

El caso guatemalteco que esta semana le ha dado la vuelta al mundo surge por primera vez en la prensa internacional en octubre de 2010. 

En ese momento y en un acto de contrición, la Sra. Hillary Clinton aseguró estar “indignada” por el simple hecho de que semejante proyecto fuera auspiciado por el sistema público de salud de Estados Unidos.

“El estudio llevado a cabo en Guatemala para inocular enfermedades de transmisión sexual carecía claramente de ética”, indicó Clinton. 

“Lamentamos profundamente que esto sucediera y pedimos perdón a todas las personas que fueron afectadas por tan horrendas prácticas”, concluyó la funcionaria.

Tras 107 años de experimentación humana en Puerto Rico, ¿cuándo Estados Unidos le pedirá perdón a los puertorriqueños?

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