 
Verdadera joya de  los archivos secretos del FBI, un documento de solo dos cuartillas,  rescatado recientemente por investigadores puertorriqueños, designa a  los terroristas Luis Posada Carriles, Orlando Bosch y Frank Castro como  “responsables del desastre de Cubana”.
El documento procedente  del FBI de Miami y fechado del 23 de septiembre de 1977, hace referencia  a una investigación en relación con el “interés” del Gobierno cubano  acerca de Frank Castro, connotado terrorista de origen cubano entonces  radicado en Miami. 
“Concentramos nuestros esfuerzos en él”,  indica al precisar el estatuto del criminal “como líder número dos de la  Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas” lo que lo  convierte, según especula el autor, en un “primer candidato” en el  mencionado “interés” cubano.
“Reportaremos nuestros resultados a  medida que se desarrollan”, subraya el documento al mencionar sin  embargo que las informaciones conseguidas con el Departamento de Policía  de Miami y la Oficina del Sheriff de Miami Dade “son negativas a este  respeto”.
El redactor advierte luego con una referencia abierta a  la Agencia Central de Inteligencia que “de acuerdo con la advertencia  de la CIA acerca de la diseminación, debemos manejar nuestra  investigación muy discretamente salvo aviso del Buró”. 
Y aquí  viene la oración que revela como, para el FBI, es un hecho establecido  que Posada, Bosch y Castro son los autores de la destrucción en pleno  vuelo del avion de Cubana ocurrido el año anterior, con 73 muertos,  frente a Barbados.
Aquí el párrafo, textualmente:
“Elementos  operativos de Miami han avisado que el Gobierno cubano está interesado  en estas dos personas responsables del desastre de Cubana, especialmente  Luis “Bambi” Posada, Orlando Bosch y Frank Castro”.
La  información precisa algo que, en aquel momento, está bien conocido:
 “  Los dos primeros se encuentren bajo detención militar en Venezuela y  Castro está en Miami”. 
Ya Frank Castro está informado del  referido “interés” pero “no en relación con la presente investigación”,  señala el texto, dejando entender que existe una comunicación entre el  FBI y el criminal. 
El autor del documento solicita, a su cuartel  general (FBIHQ), “determinar si es permisible contactar a Frank Castro y  la policía local”. 
Se trata lógicamente de obtener una autorización de parte de la CIA.
“Este permiso sería por supuesto manejado con máximo de discreción de manera a proteger su fuente”, subraya.
La  solicitud es más que reveladora: si se pide la luz verde a la CIA para  contactar con Castro, es que el terrorista se encuentra bajo control de  una forma u otra de la agencia y/o del FBI. 
La mencionada  Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas, CORU, fue creada  el 11 de junio de 1976, por orientación de la CIA, en una casa de  reunión secreta parte de una instalación minera canadiense, en los  bosques que rodean a Bonao, Republica Dominicana. 
Aparecen entre  los participantes en su fundación Bosch, Posada y Frank Castro. La CORU  reagrupará a partir de este día a varias organizaciones terroristas y  sembrará el terror como nunca antes un grupo cubanoamericano había  logrado. 
Frank Castro vive desde años en una mansión de un  barrio residencial de Santo Domingo donde el FBI nunca lo molestó a  pesar de considerarlo como un actor principal del “desastre de Cubana”.  Lo mismo con Orlando Bosch que, en Miami, publica sus memorias  alardeándose de sus crímenes y vive tranquilo en su bungalow de Hialeah. 
En cuanto a Posada Carriles, el terrorista sin dudas más  conocido del continente, se pasea por El Paso donde una jueza  complaciente maneja su juicio por mentir a los servicios de Inmigración.
Esto en una nación que mantiene una lista de “países patrocinadores del terrorismo”.


 
 
