Los países miembros de la OTAN han logrado ponerse de acuerdo sobre la participación de la Alianza en la operación internacional Amanecer de la Odisea en Libia.
Mientras tanto, los combates entre los opositores de Muammar Gaddafi y las fuerzas gubernamentales continúan, acompañados por los bombardeos de la coalición internacional.
Un jefe militar estadounidense ha reconocido que los ataques de los aliados pueden haber causado alguna víctima civil.
La situación humanitaria también va empeorando y el número de refugiados ya supera las 335.000 personas.
La OTAN puede asumir el mando de la operación ya en los próximos días. Sin embargo, la dirección política de la misión la ejercerá conjuntamente con la coalición internacional liderada actualmente por EE. UU.
Los miembros de la OTAN han tardado casi una semana en llegar a este acuerdo.
Los países que no apoyan la intervención se dedicarán al control de la zona de exclusión aérea prevista por la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, mientras que los demás podrán participar directamente en operaciones militares.
Por su parte, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, acusó al Gobierno de Gaddafi de no mantener el alto el fuego.
Tras su viaje a Egipto y Túnez, Ban informó que “las autoridades libias aseguraban que cumplían las exigencias de la comunidad mundial”, pero “no hay pruebas de que lo hagan”.
De hecho los combates entre los rebeldes y los leales de Gaddafi continúan alrededor de las ciudades de Misrata, Ajdabiya y Zitan.
Al mismo tiempo la coalición occidental reanudó los ataques sobre la capital libia, Trípoli, y una base militar en sus cercanías. La televisión estatal del país afirma que los bombardeos dejaron decenas de muertos.
Oficialmente los aliados no confirman las víctimas civiles, pero el jefe del Mando Unificado estadounidense para África, el general Carter F. Ham, comentó que no puede excluir que se hayan producido víctimas colaterales en la operación de los aliados, cuyo objetivo establecido por la resolución 1973 es la protección de la población civil.
La situación humanitaria también es cada vez más grave. Según un informe presentado por Ban Ki-moon tras su gira por Egipto y Túnez, más de 335.000 personas ya han abandonado Libia, mientras que unas 9.000 se encuentran en las zonas fronterizas del país.
La segunda ola de refugiados puede alcanzar hasta 250.000 personas. También se ha registrado un aumento de precios de los alimentos.
El tema de la ayuda humanitaria para Libia ha sido uno de los discutidos en la cumbre de la Unión Europea, que antes se limitó sólo a aprobar sanciones contra el régimen de Gaddafi.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución que autoriza la intervención de fuerzas internacionales, aunque cinco de los miembros, Rusia entre ellos, se abstuvieron en la votación.
