En los últimos años algunos ciudadanos  norteamericanos han encontrado una lucrativa forma de ganar dinero en  los tribunales de ese país. Se trata de reclamaciones legales que buscan  confiscar los ingresos de Cuba, bloqueados en bancos norteamericanos.  
Más  de 1000 millones de dólares es el resultado de los fallos de tribunales  norteamericanos en contra del gobierno cubano y no cesa la búsqueda  de nuevas fuentes donde cobrar las reclamaciones.
El 19 de octubre se cumplen 44 años  de  que el Departamento del Tesoro norteamericano, ordenara el bloqueo de  los fondos que pudieran corresponder a compañías cubanas por concepto  del balance del servicio telefónico entre ambos países.
Se especificaba que los fondos que  normalmente deberían transferirse a Cuba, tendrían que depositarse en  una cuenta bloqueada en un banco de los Estados Unidos, los que estarían  bajo la custodia de la compañía ATT. Surge así la cuenta bloqueada por  concepto de telecomunicaciones.
Pasaron los años y en diciembre de 1997,  un Juez Federal de Miami (Alexander King), dictó contra el Estado  cubano y su Fuerza Aérea, el pago de 187,6 millones de dólares a favor  de los familiares de los pilotos de la organización  contrarrevolucionaria “Hermanos al Rescate” derribados en sus aviones cuando violaban el espacio aéreo de Cuba, el 24 de febrero de 1996.
Un año después, el 12 de noviembre de  1998, el juez King solicitó ante una Corte Federal de Nueva York la  ejecución de la sentencia contra los fondos bloqueados, dirigiendo  oficio contra AT&T y el Chase Manhattan Bank.
El 25 de julio del 2000, la Cámara de  Representantes de Estados Unidos aprobó el proyecto de “Ley de Justicia  para Víctimas del Terrorismo”, dirigido a permitir la ejecución de  sentencias judiciales, dictadas bajo la Ley Antiterrorismo, contra los  bienes de estados extranjeros, sus agencias e instrumentos, y contra los  dineros adeudados o pagaderos por los EE.UU. o cualquiera de sus  agencias a dicho Estado.
En esencia, se pretendía que con esta  Ley las empresas cubanas respondiesen con sus bienes por las supuestas  deudas del Estado cubano y con ello los demandantes de “Hermanos al  Rescate” en el caso llamado “Caso Alejandro”, pudieran cobrar la  sentencia dictada por el Juez King de la Florida. Quedaba pendiente su  aprobación en el Senado y Congreso.
En los inicios, el gobierno de Estados  Unidos trató de evitar que avanzara esta legislación; pero en  negociaciones posteriores con los abogados de “Hermanos al Rescate” los  congresistas llegaron al acuerdo de que se abandonara la legislación  sobre la “Ley de Justicia” y en su lugar introducir enmiendas en otro  proyecto denominado “Ley de Protección de las Víctimas del Tráfico y la  Violencia”, cuyo propósito original era sólo de combatir el tráfico de  personas, especialmente el comercio sexual y la esclavitud. 
Este  proyecto fue aprobado por la Cámara de Representantes el 6 de octubre  del 2000.
Antes de la aprobación del proyecto,  mientras sesionaba el Comité de Conferencia (sin el conocimiento de  varios miembros de este Comité) que daba los toques finales a la ley, se  insertó una nueva versión del texto en la que se compensaba a los  demandantes de “Hermanos al Rescate”.  
El gobierno norteamericano  fue débil y cedió ante las presiones de la mafia cubano norteamericana  de Miami. Finalmente, el 12 de octubre del 2000, la Ley de Protección de  Víctimas del Contrabando Humano fue aprobada y los demandantes  recibieron aproximadamente 97,6 millones de dólares, de los fondos  cubanos bloqueados en el Chase Manhattan Bank.
La enmienda aprobada constituye un  grosero acto de agresión a la economía de Cuba para recrudecer el  bloqueo, al destinar fondos cubanos arbitrariamente congelados en los  Estados Unidos a grupos terroristas radicados en ese país, culpables de  decenas de violaciones del espacio aéreo de la  Isla, llevadas a cabo  durante años,  cuyas peligrosas consecuencias fueron advertidas muchas  veces a las autoridades norteamericanas.
A estas alturas, los activos  cubanos provenientes de las comunicaciones telefónicas con Estados  Unidos, bloqueados en bancos norteamericanos, han sido completamente  saqueados, con las “indemnizaciones” decretadas por los fallos judiciales. El injusto y cruel bloqueo ha devenido también en saqueo.
