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Bolivia: La CIA sabía de planes terroristas para atacar brigadas humanitarias de Cuba y Venezuela

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Jean-Guy Allard

El agente de la CIA Istvan Belovai, quien asesoraba la conspiración del paramilitar Eduardo Rosza para asesinar a Evo Morales, en abril del 2009, estaba informado además de planes asesinos del mercenario para provocar atentados contra brigadas humanitarias de médicos cubanos y de ingenieros venezolanos que desarrollan obras comunitarias en los municipios más pobres del oriente boliviano.

Lo confirma la correspondencia electrónica entre Rosza y Belovai, que es estudiada meticulosamente desde su descubrimiento, por el centro de investigación boliviano Datos & Análisis, de Cochabamba, dirigido por el conocido antropólogo y comunicador Wilson García Mérida.

“Rosza le propone a Belovai atacar blancos precisos mediante sendos atentados que ya se planifican entre ambos mediante estos e-mails”, explica el investigador.

“Se habla de hacer explotar el puente Pailón -el más grande de Bolivia, de más de un kilómetro, que había sido inaugurado por Evo Morales en una zona azucarera de Santa Cruz- así como los puntos minuciosamente identificados -mediante mapas del Google- donde operan las brigadas de ingenieros militares venezolanos de los comandos binacionales que apoyan con obras comunitarias en los municipios rurales más pobres del oriente amazónico, junto a las brigadas de médicos cubanos que se desplazan en las mismas zonas”.

El ex oficial húngaro de inteligencia Istvan Belovai, quien sirvió de enlace entre el húngaro-croata Eduardo Rosza Flores, jefe del grupo paramilitar encargado del magnicidio, y la inteligencia norteamericana, falleció el 6 de noviembre, en Denver, Estados Unidos, donde radicaba desde su salida apresurada de su país en 1990.

Las circunstancias de la muerte de Belovai, quien orientaba a los conspiradores, siguen en el misterio.

A mediados de los años 80, el entonces teniente coronel Istvan Belovai (el agente “Escorpión-B”) de los servicios de inteligencia militar de Hungría hizo los titulares por haber filtrado a la CIA los nombres de oficiales norteamericanos que informaban a la inteligencia húngara. En los años 90, Belovai emigró a Estados Unidos y se incorporó a la CIA.

El fallecimiento de Belovai ocurrió justo cuando en Bolivia se revisaba minuciosamente el contenido de una de las computadoras laptops de Rosza Flores. En una carpeta de archivos llamada Bel - Norte, los peritos bolivianos encontraron varios correos electrónicos que Rosza Flores intercambió con el agente Belovai.

Detrás de Achá, el cubanoamericano Valladres

En esa correspondencia entre el terrorista y el espía de origen húngaro, se hace referencia al representante de la Human Rigths Foundation en Bolivia, Hugo Achá Melgar, quien hoy se halla prófugo en Estados Unidos tras haber sido denunciado por la policía boliviana como uno de los principales financistas de la guerra terrorista que se quiso armar en Bolivia.

Achá Melgar estaba entonces en contacto constante con quien dirigía desde Nueva York las actividades de esta fundación fachada de la CIA, el terrorista cubanoamericano Armando Valladares.

“La relación entre Hugo Achá Melgar y Valladares es directa, pues este abogado se jactaba públicamente de ello -era co-conductor de un programa de televisión muy visto en Santa Cruz, donde solía referirse a Valladares como su "dilecto amigo personal". De hecho a partir del nexo directo entre Achá Melgar y Valladares se produjo la llegada de ‘observadores internacionales’ (agentes anti-castristas) a Santa cruz durante el referéndum de enero 2009 y por lo visto entre esos ‘observadores’ estuvo también Belovai”, explica Wilson García Mérida.

Valladares, el terrorista de origen cubano arrestado en La Habana con Carlos Alberto Montaner en diciembre de 1960 mientras dirigían atentados en las tiendas y cines de la capital, por cuenta de la CIA, manejaba su organización subversiva desde el propio Empire Stae Building, de Nueva York, sin la menor interferencia del FBI. Poco después de los eventos de Santa Cruz, Valladares renunció a la presidencia de esa organización fachada conocida por sus campañas injerencistas contra Bolivia, Ecuador y Venezuela.

Entre octubre y noviembre del 2008, cuando ocurre la citada correspondencia, Rosza Flores “había comenzado a tomar distancia de sus padrinos separatistas de la oligarquía cruceña debido a que éstos se negaron a entregarle los ingentes recursos financieros que exigía para comprar armas de destrucción masiva como misiles y tanques”, y buscó entonces el contacto directo con la CIA y su apoyo financiero a través de Belovai y Valladares.

El objetivo del complot desarticulado el 16 de abril de 2009 en el Hotel Las Américas de Santa Cruz planeaba asesinar al presidente Evo Morales, a su vice Alvaro García Linera y al ministro de Gobierno, Juan Ramón Quintana.
Todos refugiados en Estados Unidos

Entre los cabecillas del Consejo Supremo que dirigió la conspiración para asesinar a Evo Morales se encontraba un influyente empresario de Santa Cruz, Branko Marinkovic, croata de origen.

Marinkovic se fugó de Bolivia al ser denunciado por la Fiscalía y encontró refugio en territorio de Estados Unidos.

Tras la desarticulación del comando, el gerente del Centro de Arbitraje y Conciliación de Santa Cruz, Alejandro Melgar Pereira, cómplice del complot, huyó de inmediato de Bolivia a Estados Unidos.

También se comprobó que Rosza Flores estuvo en contacto con UnoAmérica, organización fascista de América Latina encabezada por Alejandro Peña Esclusa, que luego apareció al lado de los golpistas hondureños.

Peña Esclusa tiene múltiples vínculos con la mafia cubanoamericana de Miami y dispone en esta ciudad de dos grupos antichavistas afiliados a su organización.

Peña Esclusa fue detenido el 5 de julio último por funcionarios del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), tras un operativo realizado en su residencia de Caracas. Se le decomisó entonces un kilogramo de explosivo C4 y 100 detonadores.

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