Rayen Hormazábal (especial para ARGENPRESS.info)
Sudáfrica es la potencia económica más grande del continente africano, pero no por eso deja de ser un país pobre. Un papel importante en su economía es desempeñado por la minería, cuenta con la extracción de carbón, oro, platino y diamantes preciosos que la convierten en la primera economía africana. Es uno de los países con mayores reservas y diversidad de riquezas mineras del mundo entero. Además de esto, Sudáfrica cuenta también con una importante industria de turismo que ha explotado y vendido sus paisajes naturales a turistas de todo el planeta.
Paradójicamente, en la lista de países por índice de desarrollo humano incluida en el informe de desarrollo humano de la ONU 2008/2009 que contempla a 179 de los Estados miembros de las naciones unidas, Sudáfrica se encuentra ubicada en el lugar 129.
El principal objetivo de este trabajo es dar a conocer los abusos cometidos en Sudáfrica por parte de las clases dominantes y potencias económicas hacia una mayoría dominada y maltratada. Abusos que aun hoy, persisten.
El factor detonante para realizar este análisis nace de la ignorancia generalizada sobre el continente africano, además de lo difícil que se torna encontrar información histórica que dé a conocer quienes fueron y siguen siendo los actores principales de las problemáticas de poder y democracia en Sudáfrica, que ha traído consigo el enriquecimiento de unos pocos.
Gran Bretaña, Estados Unidos, Israel y la elite Sudafricana entre otras potencias económicas, han sido quienes dirigiendo guerras y transacciones económicas en Sudáfrica, han dejado secuelas irreparables en la historia del pueblo y atropellan vilmente los derechos humanos de estos para satisfacer la economía del mercado neoliberal.
Ocupación europea de Sudáfrica
Durante el siglo XV, navegantes europeos pasaron por costas sudafricanas. Pero es en el año 1652 cuando la Compañía Holandesa de las Indias Orientales estableció un asentamiento en el Cabo de Buena Esperanza, lo que más tarde se convertiría en Ciudad del Cabo. Llegaron a estos territorios holandeses, alemanes y franceses, quienes escapando de la pobreza y de procesos judiciales en sus países, se establecieron en la zona, dejando atrás lo poco y nada que tenían en Europa, para habitar extensas sabanas y praderas de Sudáfrica constituyendo el pueblo bóer.
Existen diferencias entre los distintos emigrantes que van más allá de la lengua que hablan. Entre estas diferencias se destacan, sobre todo, la posición social y el capital cultural. Según Joseph Ki-Zembro (1972), los franceses llegaron más tarde a Sudáfrica; la gran mayoría de ellos son miembros de la burguesía, son comerciantes, artesanos y tienen en común con los boérs, la fe calvinista por la cual en Francia fueron expulsados, así como también tenían en común la idea de ser refugiados del fin del mundo, teniendo como tarea crear un mundo nuevo para ellos. Estos últimos elevan el nivel cultural de los boérs que en su mayoría eran campesinos sin educación.
Muy rápidamente estos refugiados se consideran elegidos de Dios para dominar las hermosas tierras prometidas y a sus habitantes negros. Jamás les intentan conocer o comprender, si no muy por el contrario, utilizan la ruda violencia para dominarlos.
Los bóers se organizan en territorios autónomos con una comisión representativa electa por los jefes de familia (Ki-Zembro 1972, página 430). Usan grandes extensiones de tierras para su agricultura y se van estableciendo progresivamente. Se dedican también a la ganadería.
Pero en esa época Sudáfrica no estaba deshabitada, sino que estaba habitada por los pueblos Suazi, los Zulos, los Pondos y los Xhosas, pueblos que tenían una noción de propiedad muy diferente a la de los invasores europeos. Para los pueblos originarios de las tierras de África austral, el ganado por ejemplo, era de propiedad pública, por lo tanto, el que necesitara de ellos tenia todo el derecho a cazarlo. Esto trajo múltiples conflictos con los bóers, quienes a su llegada imponen una nueva forma de propiedad que los pueblos aborígenes sólo comienzan a entender cuando son perseguidos y muertos con armas de fuego tras “robar” el ganado de los boérs.
Los Colonizadores asumen una total superioridad sobre todos los pueblos aborígenes, se autodefinen civilizados y declaran salvaje e irracional a todo aquel que pertenezca a una cultura diferente a la de ellos. De esta manera imponen su cultura, sobre las otras. Se ignoran por completo todas las diferencias que hay entre los distintos pueblos, dando importancia solamente a dos nuevas categorizaciones: blancos y negros.
Más tarde, en el año 1806, la Ciudad del Cabo se convirtió en colonia británica. Durante este período, la doctrina de Aristóteles, de la esclavitud como algo natural, está muy presente en los colonizadores, quienes asumen que los negros son inferiores por naturaleza. Aristóteles afirma que hay seres que por naturaleza son destinados a ser esclavos, lo que desemboca en la idea de que hay quienes deben hacer el trabajo forzado necesario en una sociedad cualquiera, mientras otros el trabajo intelectual. Según Aristóteles, los esclavos son un medio necesario para el buen funcionamiento de cualquier ciudad, es más, describe a los esclavos como instrumentos indispensables en la sociedad (Hanke 1959).
De esta forma, británicos y bóers justifican toda su práctica brutal en lo que ellos llaman el Nuevo Mundo. Justifican el genocidio cultural, y la violencia física hacia mujeres, hombres y niños que habitaban las tierras en las cuales habían enfocado sus nuevos intereses comerciales.
Los colonizadores asumen entonces una posición de control y dominación cultural, intentan exterminar todas las expresiones culturales pertenecientes a los pueblos aborígenes, imponiendo así una nueva religión, una nueva lengua y una nueva concepción del mundo, considerando inferior y salvaje la cultura de los negros. Como bien sabemos, el uso de la violencia es una cuestión concreta durante la época de la esta invasión, la violencia se institucionaliza. Violencia y colonización son dos conceptos inseparables, los cuales se apoyan y se refuerzan mutuamente.
La violencia es usada entonces en toda su dimensión como el mejor método de dominación de los aborígenes, medio para conseguir su total sumisión. La esclavitud es, durante el primer periodo de la invasión, una práctica legal y totalmente justificada, ya que aquel que no se sometía era declarado rebelde, y recaía en ellos todo el peso del yugo dominante que los privó de todas aquellas libertades de las que habían gozado hasta entonces, teniendo que renunciar a sus tradiciones y a asumir trabajo forzado para aumentar las riquezas de los conquistadores.
La tierra prometida
Es el descubrimiento de recursos minerales lo que llevó a la colonia británica a enfrentarse en sangrientas guerras contra colonos holandeses que habitaban las tierras del Cabo de Buena Esperanza, (primera guerra bóer 1880-1881). La motivación principal que ambas partes tenían por apropiarse de las tierras en cuestión, fue de carácter económico. Se puede suponer que por parte de los bóers existía algún otro tipo de apego a la tierra, ya que ellos ya ocupaban aquella parte de África desde los siglos XVII y XVIII. Una ocupación que había ido aumentando progresivamente con el paso del tiempo y la que produjo conflictos con sus habitantes autóctonos, entre los que se destacaban los pueblos Xhosa y Zulú, quienes se veían afectados con la ocupación europea, principalmente por la posesión de terreno y por razones de existencia (víveres, alimentación, caza, etc.) como se mencionaba anteriormente.
Los Afrikáans o Bóers se ven obligados a emigrar de los territorios que habitaban por la persecución efectuada por el imperio británico y motivados por la religión, además por el interés de construir una especie de casta elitista, habían viajado para conquistar nuevas tierras y resisten al yugo británico que pretendía dominarlos e integrarlos en su colonia.
A fines de los 1800, existían 4 Estados en Sudáfrica, dos colonizados por ingleses, Cabo y Natal, y Transvaal y Orange colonizados por bóers. Alentados por la posición estratégica en el cono sur, y por la mano de obra de muy bajos costos que hacía posible la explotación de los recursos naturales que allí existían, no sólo los minerales preciosos que son descubiertos por los británicos en 1867 (Joseph Ki-Zembro 1976 página 436) sino también, por la fertilidad de la tierra que hace posible una excelente agricultura, británicos y bóers se resisten a abandonar las tierras que no les pertenecen e insisten en arrebatárselas unos a otros, ignorando por completo a sus habitantes milenarios.
En 1910 se construye lo que se llamo la Unión Sudafricana, en esta unión cabían los Estados de europeos que realmente poco se diferenciaban entre si, tanto en sus orígenes como en ideologías. En rasgos generales hablamos de invasores blancos que ocupan tierras por ellos usurpadas y que construyen en un corto periodo una identidad nacional fuertemente resista y discriminatoria contra los negros que habitaban las tierras que ellos declaraban como propias. Nace así una unificación política que busca una reconciliación de los bóer o afrikaners y los blancos angloparlantes, ve la luz publica el Partido Nacional que llega al poder en el año 1948. Pero durante la segunda guerra mundial surgen nuevas contradicciones entre éstos, ya que el imperio británico entra en dicho conflicto bélico al mismo tiempo que importante parte de la elite nacionalista de la unión sudafricana simpatizaba con la Alemania Nazi.
Resistencia sudafricana
Con la derecha ultra conservadora y racista en el poder, se comienzan a aplicar políticas sociales y económicas que perduraran por un largo período. El año 1960 está marcado en la historia de Sudáfrica. Es en ese año que la masacre de Sharpeville tiene lugar. La policía abrió fuego en contra de una demostración en la cual los participantes manifestaban su repudio hacia el partido nacional, que continuaba siendo ultra conservador y racista y que estaba llevando a cabo políticas de discriminación y segregación contra la población negra mayoritaria. Esta política, conocida como Apartheid es el sistema de discriminación racial más burdo del siglo XX. Este sistema tuvo como objetivo exterminar la dignidad y la capacidad de competir en el mercado laboral de la mayoría negra. Se diseña para regular la vida de estos y mantener en el poder a la minoría blanca. En dicha matanza son asesinados 67 manifestantes y otros 186 quedan heridos; a muchos de los muertos se les disparó por la espalda mientras intentaban huir. (Davidson 1991) A partir de esta masacre se hace conocida a nivel internacional la lucha por la dignidad que se estaba llevando a cabo en África por parte de la población segregada.
Cabe destacar que la elite sudafricana además de contar con innumerables beneficios cívicos y sociales, era dueña del monopolio comercial y toda la economía del país pasaba por sus manos.
Aproximadamente una década antes de aquel acontecimiento se estaban canalizando luchas en contra del régimen del Apartheid, siendo encabezadas principalmente, por el Congreso Nacional Africano (ANC) y por el Congreso Panafricano (PAN), movimientos que fueron prohibidos después de la masacre de Sharpeville y cuyos miembros son perseguidos, encarcelados, torturados, desterrados y asesinados.
No se puede hablar de la resistencia y la lucha por la reivindicación de los derechos humanos sin mencionar a la figura más simbólica y emblemática del continente Africano: Nelson Mandela. El hombre que se destaca por su constante perseverancia y su espíritu combativo. Mandela comienza su carrera política a temprana edad y junto con William Nkomo, Walter Sisulu, Oliver R. Tambo, Ashby P. Mda, se proponen la tarea de transformar al ANC en un movimiento de masas. Enfocan su política en educar políticamente a campesinos y pobladores negros de Sudáfrica, quienes los respaldan y apoyan en su lucha contra el Apartheid, boicoteando el sistema con huelgas y manifestaciones organizadas. (Anthony Sampson 1999).
Mandela se convierte en un líder reconocido por el pueblo y, a su vez, por sus enemigos. Viaja a lo largo y ancho de su país organizando luchas de resistencia a la discriminación racial, enfatizando la educación de los pueblos reprimidos y marcando la atención en las problemáticas de la explotación laboral, que constituían un serio problema en Sudáfrica, así como también, la segregación en la educación en todos los niveles.
En 1946 los mineros de yacimientos de oro de Transvaal realizan una huelga para exigir una alza en sus minúsculos sueldos, pero la respuesta que reciben son represalias violentas que dejan a 13 obreros muertos y muchos quedan heridos. La policía los obliga a desistir y continuar trabajando (Davison 1991 página 171)
Durante los años 50, Mandela es víctima de fuertes represalias por parte del Estado burgués y, si bien durante toda la primera parte de su actividad política, Nelson Mandela fue promotor de la liberación pacifica del pueblo oprimido, es después de la masacre de Sharpeville que la ANC decide enfrentarse en una lucha armada contra del yugo opresor. Esto porque después de numerosos intentos de ser escuchados pacíficamente, el gobierno siempre respondió con extrema violencia, la que tornaba muy difícil e ineficaz una resistencia pacífica. (Anthony Sampson 1999)
Segregación institucionalizada
En 1960 la elite blanca sudafricana consigue la independencia de los británicos y continua con la misma política de segregación hacia la población negra, es más, dicha segregación va tomando más fuerza y se convierte en un elemento característico de la nueva república.
La institucionalización de la segregación racial en Sudáfrica abarca todos los aspectos de la vida social y política de sus habitantes y se trataba fundamentalmente de la negación absoluta de los derechos de los negros. Prohibición de matrimonios interraciales e incluso de relaciones sexuales, prohibición a cualquier negro de participar en la vida pública, educación deliberadamente inferior a la entregada a los blancos, además de una fuerte represión policial y de establecerse una delimitación geográfica en zonas territoriales habitadas según los grupos raciales reconocidos.
A raíz de esta medida se expulsó a negros que habitaban zonas “blancas” para que habitasen lo que se llamó “Homelands”. Estos eran Estados independientes al que eran asignados los africanos de acuerdo a su ficha de origen, la que muchas veces era incorrecta. De esa manera, todo acto político, especialmente el voto, fue restringido a la esfera del Homeland al que fuera asignado, perdiendo la ciudadanía sudafricana y todo derecho a verse involucrado en actividades parlamentarias sudafricanas pese a que el Parlamento mantenía una completa hegemonía sobre los Homelands. Se crearon cinco de estos pseudo Estados: Transkei, Ciskei, Venda, Zululand y Bophuthatswana. Todas las personas negras fueron obligadas a llevar el “pass book”, una suerte de documento de identidad que especificaba su clasificación racial, impresión dactilar e información sobre su autorización para acceder a determinadas áreas blancas, las que se hacían efectivas generalmente por causas laborales. Las administraciones de los Homelands se negaron a admitir la independencia manteniendo la presión por los derechos políticos de la mayoría negra dentro de una Sudáfrica única (Davidson 1999, página 172).
Los estrategas del Partido Nacionalista inventaron el apartheid como una manera de asegurarse el control sobre el sistema político, social y económico de la nación. El objetivo inicial era mantener la dominación blanca y extender la separación racial, es decir, la dominación de la burguesía blanca.
Hacia 1950 la Ley de Registro Poblacional (Population Registration Act) requirió que todos los sudafricanos fuesen clasificados racialmente dentro de una de las tres categorías siguientes: blanco, negro o 'coloreado' (de ascendencia mixta). La categoría de 'coloreados' incluía mayores subgrupos que abarcaban a indios (de India), asiáticos chinos y malayos del cabo, de los cuales muchos fueron llevados a Sudáfrica como esclavos.
La clasificación se basaba en la apariencia, aceptación social y ascendencia. Esa determinación tomaba en cuenta sus hábitos, educación, discurso, conducta social y actitud y nunca sería considerado blanco si alguno de sus ascendientes no lo era. Una persona negra debía ser miembro de una tribu africana y una persona “coloreada” era aquel que no encuadraba en las dos categorías anteriores.
El Departamento de Asuntos Internos (Department of Home Affairs) era responsable de esta clasificación a través del Ente de Clasificación Racial (Race Classification Board). No cumplir con las leyes raciales implicaba ser tratado con la máxima dureza legal.
Mandela se ve obligado a huir de la justicia, justicia que poco tenía de justa, esta justicia había ilegitimado la reivindicación de un pueblo entero a la igualad de derechos y deberes ciudadanos. Justicia que se oponía a mejorar condiciones laborales, las cuales poco se diferenciaban con la de la esclavitud y a dar la libertad que cualquier ser humano debería tener en su propia tierra, pero que lamentablemente, ésta no estuvo presente en el caso de Sudáfrica y sigue estando ausente para la gran mayoría de las clases dominadas del mundo, las cuales no necesariamente pertenecen a una minoría en las sociedades, como es el caso de los negros sudafricanos.
Nelson Mandela es encarcelado en 1962. Según declaraciones de William Blum, ex funcionario del ministerio de relaciones exteriores de Estados Unidos, fue la propia CIA que apoyó a las fuerzas represivas sudafricanas a encontrar a Mandela, quién estaba clandestino desde algún tiempo. Esto se hace como un intento de apagar el grito de miles de hombres y mujeres oprimidos dueños de nada más que sus manos para trabajar, siendo condenados por unos pocos dueños de todo y con ambiciones más grandes que la brutal violencia que ejercían a diario para asegurar su propio bienestar, aunque éste tuviera que costar la vida de muchos.
Sudáfrica y el mundo
En 1960 Sudáfrica fue excluída de la Commonwealth. En la ONU se planteó la demanda de sanciones por los crímenes contra la humanidad que se cometían en Sudáfrica. Luego en 1972, Sudáfrica quedó excluida de los Juegos Olímpicos de Munich, ante la amenaza de boicot general de los países africanos. Finalmente, en 1977, el régimen sudafricano fue oficialmente condenado por la comunidad occidental y fue sometido a un embargo de armas y material militar, y en 1985, el Consejo de Seguridad de la ONU llamó a los Estados miembros a adoptar sanciones económicas en contra de Sudáfrica. Lo que nos lleva a entender que el resto del mundo no se quedó al margen de lo que estaba aconteciendo.
Pero si miramos un poco más de cerca podemos percibir que en todas estas condenas internacionales hubo una cierta hipocresía. En el marco de la guerra fría, el régimen racista fue visto por Europa y en los Estados Unidos, como un muro de contención a la expansión del comunismo en África. Moscú, por el contrario, animó la lucha contra el Apartheid armando a Angola y Mozambique, países cuyos gobiernos pro-soviéticos se enfrentaban a guerrillas subvencionadas por Occidente y apoyadas por Sudáfrica. En el marco de ese conflicto, el ejército sudafricano hizo diversas incursiones en el territorio de sus países vecinos.
A pesar de que Estados Unidos se une a la comunidad internacional que sanciona económicamente a Sudáfrica, sus intereses estuvieron siempre en reducir la influencia soviética en cualquier lugar del mundo. Estados unidos continua siendo el segundo socio comercial más importante de Sudáfrica durante el periodo de las supuestas represalias con exportaciones e importaciones avaluadas en US1.6 billones anuales. (Byrnes 1996)
Israel por su parte, le ofrece vender a Sudáfrica durante este periodo, ocho misiles dotados con bombas nucleares. (Jalife-Rahme 2010). Esto, mientras a contrapartida a pesar que en el mundo entero se promovía un bloqueo a Sudáfrica. Pero hechos como estos nos revelan que existían grupos a los que por una razón o por otra, les convenía el conflicto que existía en África austral y que ellos no estaban dispuestos a desistir de sus intereses económicos, no importándoles lo que su accionar pudiera costar en términos humanos.
Durante la década del 70, los países vecinos (colonias portuguesas), estaban enfrentándose en lo que se conoce como guerras coloniales, llevadas a cabo para obtener su independencia. Angola es la última colonia en alcanzar la independencia, en 1975 las nuevas republicas pro-soviéticas que contaron también con el apoyo de Cuba, especialmente Angola, cambian el ambiente político africano y se convierten en una amenaza para el capitalismo mundial, por lo que los primeros defensores de este, los Estados Unidos, conjuntamente con la Sudáfrica blanca, reaccionan enviando tropas sudafricanas para detener el socialismo que se expandía en Angola. Gracias a la ayuda de Cuba, que contaba con guerrilleros de alto nivel y con una fresca experiencia en combates de guerra, Angola resiste y Sudáfrica se retira (Ramonet 2002).
Pero, a pesar de esto, los hostigamientos y los ataques por parte de Sudáfrica hacia Angola y Mozambique continuaron. Se atacaron hospitales, escuelas y aldeas sometiendo al terror y al miedo a la población. Alrededor de la mitad de las escuelas de Mozambique se ven obligadas a cerrar, muchos profesores son asesinados (Davidson 1991).
Davidson afirma que según la ONU, en 1989 la violencia incitada por la política en Mozambique dejó un saldo de 494.000 niños (menores de 5 años) muertos y alrededor de un millón de mozambiqueños se ven obligados a huir (Davidson 1991). Estados Unidos temía a la expansión del comunismo, y no vaciló en apagar sus expresiones con fuego a través de apoyo a las fuerzas Sudafricanas.
Democracia
Nelson Mandela fue liberado en 1990. Su liberación es el resultado de una ardua lucha que otros combatientes por la libertad y por las reivindicaciones sobre la diferencia racial y social, luchas que continuaron llevando a cabo durante el tiempo que Mandela estuvo en prisión. El apartheid es declarado ilegal y en 1994 Nelson Mandela es elegido presidente de la republica Sudafricana.
Hasta el día de hoy Sudáfrica mantiene un gobierno democrático para todos sus ciudadanos, hecho que le ha valido el reconocimiento internacional tanto a nivel político, económico y en materia de derechos humanos. Pero la realidad actual de Sudáfrica sigue siendo delicada en estas materias. Según lo que afirma la ONU a fines del 2009 el 40% de la población se encontraba sin trabajo.
Las secuelas que dejaron el largo y sangriento régimen del Apartheid en el pueblo que fue víctima de abusos y persecuciones son incalculables y hoy las vemos reflejadas en el racismo latente que existe en este país. En el año 1994 cerca del 51% de la población vivía en la pobreza. Cuando se realizaron las primeras elecciones democráticas y para el año 2007 la pobreza disminuyó sólo al 41% de la población. Este indicador de la ONU nos muestra que los avances han sido menores de lo que se podía esperar para el inmenso cambio social y económico que suponía el fin del Apartheid.
Es evidente que en Sudáfrica aun existen problemas sociales y económicos que son urgentes de resolver, pero el gobierno y los grupos económicos poderosos tanto nacionales como internacionales tienen otros intereses para sus inversiones.
Uno de los tantos problemas en el país es la trata de personas, las victimas son en su totalidad personas pobres que son explotadas con fines de prostitución, pornografía, servicio doméstico, actividades delictivas, entre otros trabajos forzados, que poco se diferencian con los abusos cometidos durante el tiempo en que el Apartheid era practicado legalmente. La falta de datos y la poca colaboración del gobierno hacen muy difícil el trabajo de organizaciones que se intentan indagar sobre estos crímenes. La policía registra los casos sobre trata de personas como si fueran uno más entre otros delitos, desde secuestro hasta violación (Jabulani Sikhakhane 2010).
La llegada de unas 350.000 personas para presenciar el mundial de fútbol de la FIFA que se llevó a cabo en Sudáfrica, agravó la trata de personas, en donde, por ejemplo, la prostitución aumentó por su demanda. Este torneo deportivo de disciplina única es el más importante a nivel mundial por toda la atención con que cuenta, lo que lo convierte en un instrumento para que las grandes empresas transnacionales hagan negocios millonarios. Empresas transnacionales como Coca-cola & Company, NIKE, Addidas, Puma y Brooks entre otras.
Esta claro que detrás de este evento deportivo se mueven intereses económicos de las grandes potencias mundiales, si tomamos en cuenta que más de la mitad de los jugadores del mundial de Sudáfrica, juegan en tan sólo 5 países de Europa, (Inglaterra, Alemania, Italia, Francia, y en España). Son estos los países que tienen el monopolio futbolístico, no hace falta ir más allá y ver que es lo que ocurre dentro de cada país. Sabemos que tras los mejores equipos del mundo como son el Real Madrid, el Barcelona, y el Inter de Milán se encuentran gigantescas mafias lideradas por grandes empresarios y políticos como son Florentino Pérez y Silvio Berlusconni. El resto de los aficionados por el balonpié, vemos y constatamos como se compran a los mejores jugadores del planeta para convertirlos en figuras mitificadas e idolatradas por los pueblos, pagamos mucho dinero para ver jugar a nuestro equipo, nos pintamos la cara con la bandera de nuestros amores y resaltamos el patriotismo bebiendo Heineken y Coca-cola.
Según datos de la FIFA, el 75% de los jugadores juegan en algún país europeo, mientras que el 3,6 % juega en África. Podemos preguntarnos, ¿que ganó Sudáfrica con ser sede del mundial, después de las inversiones millonarias que se hicieron en la preparación para tal evento, en construcciones de estadios que jamás serán usados por el pueblo africano? Por otro lado, hoy en los tiempos de democracia, la guerra sigue siendo un importante negocio, la compañía militar privada británica Global Risk Strategies, cuenta con una oficinas en Johannesburgo, además de otras ciudades del mundo, reclutan ex-soldados del apartheid para llevar a cabo sus negocios de guerra donde sean solicitados, en donde la única bandera de lucha es el dinero, tanto para ellos como para la empresa Sudafricana Meteoric Tactical Solutions, que cuenta con su sede central en Pretoria y que según afirma, recibió 270.000 libras esterlinas recientemente por parte de la Institución británica de ayuda al desarrollo Department for International Development (DFID) para instalar guardaespaldas y chóferes para el pequeño equipo del DFID en Irak (Azzelini 2006).
La democracia continúa siendo excluyente y se sigue construyendo a favor de los mismos que antaño. La diferencia está, quizás, en la Hipocrecía de los líderes mundiales, que tras condenar abusos contra la humanidad, se afilian a empresas que se dedican a matar, ya sea con fuego o por la espalda, comparados con sueldos de hambre que se paga al o la que cose las pelotas de fútbol.
Sudáfrica seguirá sumergida en la pobreza y marginalización, mientras el sistema neoliberal imperante se ocupe de explotar al pueblo y llenarle los bolsillos a la minoría de la clase dominante y dueña del capital; mientras el gobierno no se haga cargo de solucionar los problemas reales del pueblo y siga siendo corrompido por el dinero.
El país continúa siendo usado por empresarios ricos que explotan no tan solo sus recursos, sino también a sus habitantes, y no dejan nada más que sueldos de hambre, miseria y pobreza. Es decir, la política excluyente sigue siendo la misma que en el siglo XV, cuando los conquistadores de riquezas europeos se apropiaron de tierras y materias primas que no les pertenecía.
El problema está, en que la explotación desenfrenada del continente africano parece nunca acabar. El saqueo, la usurpación, el robo y la violación a los Derechos Humanos, reinan en África, y el oro en los bolsillos de ladrones y terroristas que visten terno y corbata y que hacen inversiones en la bolsa, inversiones millonarias que están machadas de sangre negra. Pues, ha sido a costa de asesinatos, torturas y abusos como han conseguido la apropiación de tierras de las que afloran los recursos naturales y han forzado a sus habitantes a trabajar la vida entera en la construcción de un sistema excluyente y asesino por excelencia.
Referencias:
• Azzelini Dario 2010 “De empresarios, mercenarios y servicios bélicos (II) El lado privado de la guerra y el ejemplo de Irak”
• Blumi Wiliam 2000 “Rogue State: A guid to the world´s only super power”
• Byrnes Rita M. 1996 “South Africa: A coutry study”
• Davidson Basil 1999 “Afrika i det tjugonde seklet”
• Hanke, Lewis 1959 “Aristotle and the American Indians: a study in race prejudice in the modern world”
• Ki-Zembro Joseph 1972 “Historia da Africa Negra I, II”
• Ramonet Ignacio 2002 “Cien Horas con Fidel”
• Sampso Anthony 1999 “The Authorised biografi”
• Sikhakhane Jabulani 2010 “Sudáfrica: Inerme ante el tráfico humano”
Foto: Rayen Hormazábal en Sudáfrica.
Rayen Hormazabal es estudiante en la Universidad de Estocolmo.